UNA REVOLUCIÓN MORAL Y ÉTICA ANTES QUE POLÍTICA
Carta abierta a los consejeros y directivos de Caja Madrid
y Bankia. También, porque no, a la alcaldesa de mi pueblo: Pilar López Partida.
Si auditáramos
España, pocos se salvarían de haber participado en asuntos de corrupción,
mangoneo, clientelismo, Esto no tiene solución, solo poco a poco, con mucho
tiempo, denuncia tras denuncia, pueden ir cambiando las cosas.
La
corrupción ha empezado a brotar cuando los asuntos económicos se han torcido. En
épocas de vacas gordas no pasaba nada, todos participaban en la desidia: alcaldesas,
concejales, obreros, empresarios, estudiantes, banqueros, funcionarios,
políticos, periodistas,…. etc., ha sido cuando algunos, bastantes, se han
quedado sin parte de la tarta cuando las sirenas han empezado a aullar.
Pero
de las decenas de miles de corrupciones acaecidas en España durante los últimos
años, ésta es la que más irritación y frustración provoca. ¡Y mira que los ha
habido gordas y sonadas! Pero ésta es especialmente ofensiva por producirse al
tiempo que los obligados o engañados clientes eran desahuciados de sus viviendas o desposeídos de sus ahorros con
participaciones que llamaban preferentes.
La cúpula de Caja Madrid y de Bankia
gozó de tarjetas de con las que cargaron sobre la entidad 15,5 millones de
euros falsamente contabilizados para pagarse viajes, restaurantes y otros
bienes y servicios dignos de su encumbrada posición. También extrajeron dinero en efectivo de cajeros
automáticos, por lo menos de 2,1 millones de euros. Estas tarjetas fueron
otorgadas al margen de los gastos de representación que tenían los directivos
quienes aparte cobraban como sueldo una media de más de 2,5 millones de euros
anuales. Entre los directivos, además de Blesa y Rato, figuran los consejeros
nombrados por PP, PSOE, IU y CCOO, 22 de los cuales siguieron usando las
tarjetas meses después de cesar en sus cargos. Estos nutridos
ciudadanos merecen la marginación social
y la implacabilidad de la justicia por apropiación indebida, delito contra la
sociedad y cuantos se deriven. No bastaría con que devolviesen el dinero es
necesario el reproche penal, y por supuesto la prisión. El descrédito de
política y finanzas ha sido difícilmente reversible.