Pensamiento y responsabilidad

miércoles, 3 de julio de 2013

En Valdemorillo



UN CONCEJAL EN VALDEMORILLO PONE AL DESCUBIERTO OTRA IRREGULARIDAD.
¿Se puede representar a una sociedad que ha sido voluntariamente engañada?.  El Partido Popular, que gobierna el pueblo, no se pronuncia.
Existen muchas maneras de ver la vida. Tantas que podemos llegar a pensar que no hay criterios objetivos para todos, que cada quien escoge, desde gustos o preferencias subjetivas, su modo de afrontar la propia existencia y los parámetros que se ha marcado sobre aquello que dignifica al hombre, o por el contrario lo que el conjunto de la sociedad y la propia casuística moral considera fuera de la concepción ética de la vida.
Unos trabajan por la justicia y otros practican la usura. Unos ayudan a los más necesitados y otros proponen su rápida eliminación. Unos buscan superar el racismo y otros lo promueven incluso con ayuda de teorías pseudo científicas. Unos pagan sus impuestos y otros los usan para su complacencia personal, sin tener en cuenta que están cometiendo una lamentable falta social. Podríamos estar enumerando antitesis indefinidamente y cada cual estaría mentalmente situándose en aquel la que más favorece a su autocomplacencia. El editorial de este blog me obliga a ejercer desde la utopía, la critica social de todos aquellos ya sean hombres o mujeres que utilizan el poder para su enriquecimiento personal, cuando su florecimiento proviene de los intereses y derechos de otros.
Una parte del poder, el mas desprestigiado socialmente, proviene del político que practica como nadie bordear lo ético y lo estético a beneficio de inventario personal. No se puede, al menos estéticamente no es correcto, ocupar un puesto público en un ayuntamiento, si la sociedad le condenó por la insolidaridad de evasión de impuestos. Si Hacienda somos todos, todos hemos sido engañados por quien nos intento falsear. Esto de facto, inhabilita a cualquiera a representar un puesto social cuando su engaño perjudica precisamente a la sociedad en su conjunto y menos para ocupar un cargo público. Por ello, es justo, que el colectivo social debe hacerlo dimitir.
La experiencia vivida con este concejal en Valdemorillo pone al descubierto una situación irregular que se viene labrando desde hace tiempo en este mismo ayuntamiento, desde que  lleva la actual alcaldesa. De momento el tocado PP de la Comunidad de Madrid con Esperanza Aguirre al frente, por el momento, se limita a mirar para otro lado. Todo vale mientras el ciudadano siga tragando si salir a la calle para decir ¡¡Basta ya, la ciudadanía tiene un límite que ha sido sobradamente rebasado en Valdemorillo¡¡.
Tampoco el resto de los políticos mueve ficha para intentar lavar un poco la concepción general que el ciudadano tiene de los políticos. Todo el mundo tiene miedo a salir movido en la foto y lo que es peor los políticos que sustentan el poder, callan mayoritariamente de manera inexplicable dentro de un estado de derecho.
Ante tantas preferencias, ¿podemos encontrar parámetros objetivos? ¿Hay un hilo de reflexiones que nos permita descubrir cómo distinguir entre modos de vivir correctos y modos de vivir equivocados? Una primera respuesta se encontraría en los resultados inmediatos, si bien no es definitiva ni puede serlo. Quien escoge como norma de su vida el placer sin límites y opta por abusar de bebidas alcohólicas y de drogas, se encontrará enfermo, destruido física y psicológicamente. Existen, sin embargo, modos de vivir que no conllevan a resultados inmediatos dramáticos y que son, sin embargo, negativos, para con uno mismo y para otros
Pensemos, por ejemplo, en un hombre o una mujer que optan por la codicia, que viven para el dinero, que triunfan, que ascienden, que compran y compran, que invierten, que gozan al ver cómo las cuentas están llenas de números. Quien así vive y "triunfa", no siente en qué esté equivocado. Actúa y piensa como un borracho continuo, encantado por sus logros, incapaz de romper el espejismo de su fracaso profundo como humano.
Hay un horizonte de resultados que va más allá de lo inmediato y más allá de lo que aparece como un triunfo a largo plazo. Es el horizonte que se abre con los valores del espíritu. Sólo en esa perspectiva se descubre que hay modos de vivir que llevan al engaño y la injusticia, en donde el tiempo adormece las conciencias, justificándolo todo, absolutamente todo, para instalarse en un nirvana de injusticia envidiada por una parte del colectivo social que perdió hace tiempo las coordenadas de la ética y del estado de derecho.

2 comentarios:

  1. Anasrasio Rodriguez de Rivera y Martinez de Tejada3 de julio de 2013, 22:07

    Fíjense que no digo SU corrupción, sino LA corrupción. Es importante el matiz, porque aunque la principal atención de los medios de comunicación sea estos días el encarcelamiento de Bárcenas y todo lo que eso conlleva o puede conllevar, lo cierto es que se trata de un caso más, muy importante, eso sí, dentro de lo que para los ciudadanos es ya un clima generalizado de corrupción. Ayer nos sorprendía la juez Alaya en Andalucía imputando nada menos que a la ex ministra de Fomento Magdalena Álvarez por el caso de los ERE, un hecho grave teniendo en cuenta que Álvarez ocupa un puesto de vital importancia para España en el seno del Banco Europeo de Inversiones.
    los corruptos son unos pocos y que la mayoría de los políticos son personas honradas y decentes, pero resulta muy difícil mantener ese argumento cuando las portadas de los periódicos y los informativos de la radio y la televisión dedican casi la totalidad de su espacio a hablar de casos de corrupción de un lado y del otro. Ningún partido es ajeno a ella, pero el partido que gobierna tiene una cuota añadida de responsabilidad a la hora de poner coto a lo que ya empieza a ser un clima muy desagradable.
    Es lógico que la gente esté hasta la coronilla de todo lo que está pasando: Bárcenas, Gürtel, los ERE, Urdangarin, Campeón, Mercasevilla, Palau, Pujol… Podemos seguir hasta casi el infinito. Es lógico el malestar, el cabreo ciudadano alimentado por la crisis económica, pero que ya trasciende a esta. Esa impresión generalizada de que “todos los políticos son iguales” que se ha instalado en el subconsciente colectivo va a ser muy difícil de combatir, incluso aun cuando se supere la situación de crisis, y eso es así porque el ciudadano percibe una apatía casi unánime en la clase política a la hora de luchar contra la corrupción.

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  2. Prof. González, soy asidua lectora de su blog, ciudadana del pueblo de Valdemorillo y conocedora del caso que usted referencia en su artículo. Desgraciadamente en España y después de todos los escándalos vividos últimamente, parece que la sensibilidad ciudadana continúa dormida. En cualquier país de nuestro entorno cualquier político que defrauda a Hacienda no es merecedor que continúe con responsabilidades públicas, su gestión política se inhabilita de facto.
    Esta Alcaldesa, también salpicada por algún escándalo prefiere mirar para otro lado y no hacer caso a su partido.

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