No se puede seguir tolerando insultos y descalificaciones entre partidos políticos.
Los partidos políticos se han convertido en instituciones para defender intereses particulares
Un ciudadano con inquietudes, que no busque un cargo público, no tiene nada que hacer en el PP, PSOE…. En las reuniones casi todos los militantes que asisten tienen un cargo público o han conseguido su trabajo gracias al partido.
El espectáculo que ofrecen los políticos parlamentarios, de uno y otro bando, es deplorable cuando la democracia se basa en diálogo, debate y búsqueda de consensos.
Los ciudadanos tenemos derecho a una clase política que esté a la altura de las circunstancias. No se puede seguir tolerando un comportamiento irrespetuoso, con insultos y descalificaciones constantes, que no solo crea un ambiente hostil y poco edificante para la ciudadanía, sino que dificulta la búsqueda de soluciones a los problemas reales.
Los partidos políticos se han convertido en instituciones para la defensa de intereses particulares e incapaces de articular una salida creíble a los problemas que nos afectan desde hace años. La democracia española se ha degradado tanto que lo único importante que se dirime en las elecciones es quién gestionará la licitación pública, las subvenciones y la regulación. Es decir, las elecciones deciden a los amigos de quién irán a parar los despojos de la acción política.
Otras cuestiones como, por ejemplo, qué hacer con los parados, cómo mejorar la enseñanza, cómo acabar con la corrupción… acaban siendo irrelevantes porque los principales partidos no tienen propuestas diferenciadas sobre cómo resolver estos problemas.. Los programas electorales acaban siendo o sartas de ocurrencias o propuestas destinadas a no cumplirse.
Es necesario un cambio de actitud por parte de todos los actores políticos. Se debe recuperar el espíritu de consenso y diálogo que caracterizó a la Transición española. Solo así se podrá construir un futuro mejor para el país y establecer un código de conducta que debería incluir normas de comportamiento y comunicación que fomenten el respeto, la tolerancia y que las nuevas generaciones aprendan desde pequeños la importancia de la convivencia pacífica y el respeto a las diferentes ideas.
La democracia española es un bien preciado que debemos cuidar entre todos. Es responsabilidad de los políticos, pero también de la ciudadanía, trabajar para mejorar el clima político y construir un país más justo, próspero y tolerante.
Actualmente los partidos mayoritarios españoles, no son canales de participación política. Un ciudadano con inquietudes, que no busque un cargo público sino un marco de discusión política de sus ideas e iniciativas y una canalización de su tiempo hacia actividades socialmente útiles, no tiene nada que hacer en una agrupación del PP, del PSOE. En las reuniones casi todos los militantes que asisten tienen un cargo público o han conseguido su trabajo gracias al partido. No se entendería que alguien fuese a las reuniones con objetivos distintos a los de conseguir un cargo o un puesto de trabajo. ¿A qué viene? ¿A espiar? ¿Quién lo envía?... En el diseño español, la única participación política que se espera de la ciudadanía es que acuda a las urnas cuando se convocan elecciones.
La clase política española no es capaz de articular respuestas creíbles que requieran visión del futuro para saber tirar de la sociedad hacia ese futuro verdaderamente democrático. Ya que hasta ahora el precio que se ha pagado en términos de corrupción, ineficiencia y desmoralización de la sociedad haya sido muy alto. Pero en la agenda de los tiempos está el cambio, no la estabilidad. Para conseguirlo tiene que ser la sociedad civil la que, movilizándose, tome el protagonismo y exija los cambios necesarios. Si no lo hace, las cosas seguirán empeorando.
Descalifican al contrario político, al ciudadano,se ríen de él (incluso lo expulsan cuando va a exponer sus quejas en los plenos)y solo buscan intereses partidistas y particulares hacia sus ambiciones políticas y de ascenso en sus respectivos partidos y me refiero a los políticos de los partidos nacionales.Estos representantes publicos son representantes de sus partidos y meros exponentes "matketingnianos"de ellos.
ResponderEliminarNo tienen autonomía y si se saltan las directrices no saldrán en la foto,somos una partitocracia.