La Política Como Medio de Subsistencia: El Desastre de Valdemorillo

Nueva carta a D. Santiago:

Lo que voy a relatarte es el núcleo del fracaso político que ha convertido el problema de las catorce urbanizaciones en un auténtico enigma sin resolver. Pero no se engañe, el verdadero problema no son las urbanizaciones: el problema es que la política en Valdemorillo ha dejado de ser un servicio público y se ha transformado en una mera vía para ganar pan.

Vivimos en una época donde el desencanto con las instituciones es tan profundo que ya no nos sorprende ver a individuos que entran en política no por vocación, sino por necesidad económica. En Valdemorillo, esa necesidad ha dado lugar a un fenómeno interesante: la política se ha convertido en una ocupación, no en una responsabilidad. Y si uno de esos "políticos" sale de la nada, de un desempleo crónico, ¿cómo no preguntarse si su único interés es sobrevivir a través del poder?

¿Y qué pasa cuando, en lugar de un compromiso genuino con la comunidad, el interés primordial de un político es asegurar su propio sustento? Pues que el pueblo pasa a un segundo plano, y lo que empieza como un problema estructural se convierte en una cuestión personal. El resultado: promesas vacías, discursos huecos y una gestión pública que, por no saber qué hacer, prefiere no hacer nada. Las intervenciones en los plenos son un claro reflejo de esta falta de preparación: mucho ruido y pocas nueces.

La política debería ser un arte complejo, donde las decisiones estén basadas en análisis profundos y soluciones duraderas. Sin embargo, cuando el político sólo busca "ganarse la vida", lo único que logra es diluir esa distinción fundamental entre la política como vocación y la política como ocupación. Y en el proceso, la gestión pública se convierte en una excusa para perpetuar intereses personales y, si se me permite, pequeños círculos de poder que no hacen más que beneficiarse de la falta de escrutinio.

Pero lo peor de todo es que esto no es solo culpa del concejal de turno. Los votantes, a menudo cegados por un discurso simplista y promesas de soluciones inmediatas, permiten que la política se reduzca a una mera transacción: el político ofrece palabras vacías, el votante da su apoyo. Y al final, la única ganancia es el sueldo del político. ¿Y el pueblo? El pueblo sigue atrapado en sus problemas sin solución alguna.

Así es como la política se convierte en una herramienta de supervivencia personal. Y es que, al final, la mayor ironía de todas es que el político, en su afán por "ganarse el pan", acaba alimentando la desconfianza y el cinismo que, a largo plazo, arrastran a la comunidad a la mediocridad y la inacción.

Es hora de que los ciudadanos de Valdemorillo reflexionen: ¿realmente queremos una política de escapatoria económica, o buscamos un compromiso real con el futuro de nuestro municipio? Porque, en este ritmo de transacciones vacías, lo único que se pierde es la política misma, y con ella, la esperanza de un futuro mejor.

 

Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo , de pa a pa

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  2. Manuel Moreno Villar16 de mayo de 2025, 11:46

    Con tu colaboración Jesús ,el problema de Valdemorillo debería empezar a ser un problema de todos los pueblos de Madrid que tienen políticos incapaces de gobernar Lo único que pretenden es un buen sueldo fijo todos los meses.
    Querido compañero, si te pones analizar en profundidad este problema, te darás cuenta que los verdaderos responsables son los partidos políticos y que el votante vota siglas y es incapaz de saber quién está detrás de una lista del PP o del PSOE.

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