martes, 27 de mayo de 2014

VALDEMORILLO


LA MALA GESTIÓN Y... LA NECESARIA TRANSPARENCIA
Con una deuda acumulada que pudiera ser superior a los 30 millones de euros. A finales del 2011 tenía una deuda bancaria de 4.780.000 euros. Dos años después ha crecido un 70%, pasando a ser de 8.126.341,29 euros.
Es muy posible que las cifras estén maquilladas, por lo que ahora, la deuda municipal superaría los 18 millones de euros. Si añadimos algo más de 6,5 millones que debe a una inmobiliaria, por la construcción de la biblioteca municipal y 1,5 millones que se adeuda a los propietarios del área San Juan, llegamos a 26 millones…. Y si añadimos los 3,34 millones de incremento de la deuda bancaria nos aproximamos a los 30 millones. Es claro que negar al pueblo las verdaderas cuentas hace aflorar todo tipo de especulación innecesaria. Esta opacidad en las cuentas es una constante desde que la alcaldesa está en el gobierno desde hace más de cuatro lustros.
Por otro lado, el partido que durante algún tiempo era la “bestia negra” del gobierno municipal en la oposición y que engañó vilmente al electorado con promesas después incumplidas. Ahora está coaligado con el partido que gobierna y se ha sumado a este silencio tan injusto como antidemocrático. En esta misma línea sombría por escasa luz, se intuye que los ingresos por impuestos y tasas no cubren los gastos ordinarios. Por tanto mucho menos aún se cubrirán los extraordinarios.
En Valdemorillo como en otros pueblos próximos a Madrid, los terrenos convertidos en promociones inmobiliarias eran tramoyas especulativas de fabricar billetes, que atraía a las más voraces inmobiliarias de la zona. Valdemorillo, multiplicó los ingresos de su municipio gracias a las licencias urbanísticas, recalificaciones y ventas de parcelas municipales. En Valdemorillo también se crearon estructuras de gastos sobredimensionadas y se ofrecieron servicios públicos que en condiciones normales no se podían costear…. Y en 2008, cuando el catacrak financiero pinchó la burbuja inmobiliaria, Valdemorillo se quedó con las cajas vacías y una abultada factura. Amén de promesas inmobiliarias incumplidas sujetas a un PLAN GENERAL HECHO A LA CARTA. Inviable ahora y siempre, por albergar dimensiones especulativas de proporciones inasumibles.
Sin embargo, otros ayuntamientos de Madrid que habían planificado bien han podido salir adelante. Valdemorillo tenía otros intereses y lo hizo rematadamente mal. La mayor parte de los ingresos de Valdemorillo procederían del impuesto sobre bienes inmuebles (IBI), un tributo que es ajeno al ciclo económico. Tras el pinchazo del ladrillo, Valdemorillo ha tenido que subir desproporcionalmente este impuesto para compensar la caída de la recaudación de los tributos vinculados al ladrillo y no ha logrado equilibrar la deuda. Los ingresos por el IBI han crecido un 40% desde 2008. El ajuste realizado por el ayuntamiento para sanear sus finanzas ha dejado una ristra de estampas tristes para el pueblo. Algunos de estos ajustes se han producido simplemente porque lo único que sonaba en las arcas municipales era el eco de una realidad negada a sus vecinos. Sin embargo, LOS POLÍTICOS NO SE AJUSTAN EL SUELDO y los acuerdos políticos, como en otros casos, se solucionan con el dinero del contribuyente.
¿Qué fue del préstamo que en condiciones ventajosas la Administración central puso a disposición de los ayuntamientos en 2012 y 2013 para aliviar las maltrechas finanzas locales? Unos 3.000 municipios se adhirieron a este fondo estatal a cambio de presentar un riguroso plan de ajuste. El 80% del fondo fue absorbido por solo una treintena de municipios.
Como se indicó anteriormente, Valdemorillo está llevando con aparente opacidad este argumento. Es posible, y no desearíamos que ocurriera, que esté asunto se esté injertando por caminos tortuosos contrarios al Ordenamiento Jurídico. Que esta transgresión pueda afligir a políticas y funcionarios y, lo que es más importante, directamente a la población en su conjunto
Desde el comienzo de la crisis cuatro de cada diez Ayuntamientos de España aumentaron su deuda pública. De los 8.117 municipios, 3.306 elevaron sus obligaciones de pago en 11.334 millones entre 2008 y 2013. A pesar de todo, el pasivo municipal (incluidas las diputaciones y entidades locales menores) representa un 4,1% del producto interior bruto (PIB). Una migaja comparada con el nivel total de deuda pública de España que se ha duplicado durante estos años hasta el 96,5% del PIB.
Pedimos a los gobernantes municipales y a los funcionarios públicos que innecesariamente se mantienen en una absurda penumbra: TRANSPARENCIA PARA ELIMINAR PREOCUPACIONES  INNECESARIAS Y ESPECULACIONES REDUNDANTES.





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