LA MUJER USA MÁS CEREBRO PARA RAZONAR
ME SIENTO,
CONVENCIDO DEFENSOR ACTIVO DE LA MUJER.
No temo
reconocer su madurez y mayor capacidad
para afrontar lo cotidiano. Estoy de acuerdo con su trabajo de todos estos últimos
años y considero que YA ES HORA de reconocer que están donde LAS PERTENECE.
Nadie es más ni menos que nadie. Por una población de
hombres que generamos discusiones sobre que las mujeres eran todo lo malo, que
todo lo hacían mal, y el hombre todo lo bueno, todo lo hacíamos bien. Bajo esta
grotesca manera de pensar, surgieron las frases y demás eslóganes de la
población masculina para ensalzar la imagen del hombre e intentar dañar la de
la mujer. Cuando está científicamente
comprobado, y hemos de reconocer, que la mujer usa más cerebro para almacenar y
razonar información, mientras que el espacio cerebral del hombre para los
mismos fines es sólo de la mitad.
Las mujeres sufren además menos accidentes, al tener
un mejor sentido de la orientación, más reflejos y más velocidad para procesar
información, por no hablar de que las mujeres tienen un más gusto artístico,
son más receptivas y sienten más que los hombres, de ahí por ejemplo la
precognición de las mujeres, siguiendo el instinto de las arañas, para prever
hechos muy cercanos y decisivos, como un accidente de algún familiar o cuando
otra mujer cercana piensa en ellas, además de más agilidad y velocidad corporal
que los hombres.
Tanto el hombre como la mujer valemos lo mismo, ¿o
acaso los dos sexos no son de la misma especie? Este último razonamiento deja
claro que ni uno ni otro es mejor, los dos sexos tienemos diferencias, sus
virtudes y sus defectos, y cada individuo es distinto, piensa distinto y actúa
distinto, con lo que se hace imposible denominar con una frase a todo un género
o grupo. Más sencillo de lo que parece, aunque el humano niega lo sencillo y
cosas tan lógicas tiende a intentar complicarlas.
Hoy en día sigue siendo machista y desigual. Y eso es
un hecho. Desde entornos laborales hasta videos eróticos pasando por la
integración de la mujer en el trabajo, la publicidad en algunos medios y
anuncios publicitarios, videojuegos, el poder, la religión, el
propio lenguaje en sí, cine y series, publicidad, leyes de igualdades de
derechos y manifestaciones feministas. ¿Todo para qué? Para dejar claro que la
mujer es el género débil. Primero se le oprime, se le adjudican tareas
domésticas, se le limita la educación y el acceso a la cultura, se la restringe
a la educación y crianza de los niños y después, al concienciarse el hombre, y cuando
digo “hombre”, me refiero no a un plural que engloba a toda la humidad, y dicho
sea de paso, que en sí es también machista, sino al hombre en general, sí, el
género dominante y macho que conocemos, pues una vez reconocido su error dice
sí, es verdad, pobre mujer, hay que tratarla mejor, y en el vano intento de
ponerla al nivel del género masculino lo que consigue es admitir abiertamente
que es débil y hay que protegerla y respetarla, pero el concepto es equivocado.
No hay que “subir la mujer al nivel del hombre”, el hombre también ha de bajar
de nivel (y no hablo de rebajarse), para que ambos se encuentren a la misma
altura. Con esto quiero decir que no sólo mujeres puedan desempeñar trabajos de
hombres, sino que hombres desempeñemos también trabajos típicos de mujeres. Pero estamos aún lejos de que esto se cumpla. Sin ir
más lejos, ahora es todo un logro que hombres sepamos cocinar por nosotros mismos,
planchar y lavar su ropa sin la presencia de una mujer en la casa claro. Aún sigue
siendo difícil ver mujeres ejerciendo profesiones como bombera, policía, jueza
o política. La mayoría sigue siendo hombres.
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