lunes, 18 de febrero de 2019

Las ideologías.


Una forma de sostener un ideario que esclaviza a los militantes.
Los partidos políticos se han convertido en una entidad de beneficios privados focalizados en sus dirigentes, alejándose cada vez más de lo que deberia de ser, una entidad de intereses públicos para sus miembros de base.
Nadie, que yo sepa, ha hecho un sondeo para saber lo que los jóvenes piensan de la política. Podría haber sorpresas porque en una gran mayoría, se sienten apolíticos ya que no confían en los partidos. Los consideran anticuados, lo que no significa que aborrezcan la democracia. Mal distinguen ya entre izquierdas y derechas. Son pragmáticos y no ven excesiva diferencia entre progresistas y conservadores. Para ellos son todos iguales, o casi. Y, sobre todo, no les tienen miedo.
Las ideologías de hoy son una forma de sostener un supuesto ideario, algo que dé soporte a una pertenencia que esclaviza a los militantes: el militante, el que “es” de un partido como quien profesa una religión, es incapaz de todo punto de cuestionarse una decisión determinada de su partido, de su líder, y llega a alambicar de modos completamente risibles sus “razonamientos” para evitarlo. Pensar que alguien pueda, efectivamente, vivir al margen de ese sistema es algo imposible: si se opone a mí, si cuestiona mis planteamientos, es que “es del otro partido”.
Cada vez resulta más difícil “abanderar” a los jóvenes porque para ellos la política clásica hace tiempo que ha dejado de interesarles. Oscilan entre la indiferencia y el rechazo al sistema. A los jóvenes les gusta cambiar las cosas, son dinámicos, mientras que a la política la ven estática. No en vano, los creadores de internet cambian continuamente de aplicaciones. Se entusiasmaron con Twitter, después con Facebook, ahora con WhatsApp, mañana se cansarán e inventarán otro modo de comunicarse. Ya lo están haciendo. Ellos se conectan mejor con la antigua filosofía de los sabios griegos que decían “todo se mueve, nada está parado”. La inmovilidad no está en los intereses del joven, que acepta cada vez menos a los líderes, a los capos, a los jefes.
Desde luego que el ansia por etiquetar cualquier opinión o razonamiento político como de “izquierdas” o “derechas, desvía la atención de los problemas y en vez de discutir el beneficio social y económico del tema en cuestión la discusión deriva a calificar y juzgar moralmente a la persona por “alinearse” con una determinada ideología. A partir de ahí hay que combatir al del bando enemigo como sea, da igual a qué coste. siendo tan simple esa forma sectaria de pensar sobre las cosas si los políticos verdaderamente se la creen o se suscriben a ella porque la consideran una herramienta eficaz para manipular la opinión pública, asumiendo probablemente que la mayoría de la población tiene graves problemas para pensar de una manera objetiva y abierta y se le da mejor el alinearse a capa y espada con uno de los bandos.
Confío en la sensatez de la “masa” y que con la difusión adecuada estos cambios en la forma de debatir las cosas pueden llegar a calar en la población en general que por desgracia creo que sigue aún demasiado en el juego de los bandos. A ver si hay suerte, esto cambia con el tiempo y obliga a medio plazo a los políticos a que se dejen de memeces y trabajen en las cosas como debe ser.

martes, 8 de enero de 2019

Tirar la piedra y esconder la mano.


Los anónimos en las redes sociales se han convertido en acosadores a desenmascarar.  
Fundamentalmente los que practican sólo la descalificación, como furtivo, en las redes sociales. Es cierto que así se cubre el derecho a no identificarse, o crear su identidad mediante un distintivo, conectado o no con su identificación real. Pero descalificar sin argumentos no deberia ser permisible en ningún caso y menos tapándose la cara.
También usando apodos de diversos tipos que permitan manejar su relación como quieran. Pero resulta imprescindible, por operatividad de opinión, que la apreciación anónima se realice siempre desde el respeto.
En este blog tenemos varios ejemplos de personas que practican, desde una visión crítica su punto de vista y que llevan años opinando con absoluta corrección y respeto. Cualquiera puede escoger libremente identificarse o ser conocido con un alias. Pero desde luego, deberíamos entender que el uso del anónimo representa una manera de esconderse para pronunciarse por medio de connotaciones negativas, sería una manera injusta de juzgar a muchos por el comportamiento de unos pocos. En muchos casos resulta imprescindible utilizar a la justicia para desenmascarar al acosador, ejerciendo todos los argumentos que la Ley te ofrece para poner las cosas en el lugar que corresponde  
El uso del anonimato para insultar o “trolear”, deberia ser siempre controlable. En esta página puedes comentar con tu nombre y apellido, con el nombre que quieras ponerte, con tu “login” como Twitter, Google o Facebook, o de manera completamente anónima sin firmar ni rellenar ninguno de los campos. No es obligatorio que pongas tu correo electrónico, siempre y cuando los “trol” mantengan una porfía razonablemente educada, sin insultos ni descalificaciones gruesas, por el solo hecho de no opinar de la misma manera y amparados por el anónimo.
Durante años este blog se ha mantenido abierto a todo tipo de opiniones y lamentablemente muchas veces en contra de las personas que firman con su nombre.  El anónimo es y debe ser un derecho en la red, al existir razones por las que una persona puede querer escoger ser desconocido. Esas razones pueden deberse a cuestiones generales o a situaciones completamente coyunturales, pero forman parte de las opciones que todos debemos tener a la hora de participar en la red.
Afortunadamente, la mecánica operativa de las redes sociales impide, de manera natural, que la opinión descalificadora de un anónimo sea tenida en cuenta de la misma manera que los pseudónimos, y estos últimos también menos que los que firman con su nombre incluso con su referente de Google. Sin embargo, los políticos de manera mayoritaria opinan amparándose en el anónimo y mostrando unas opiniones sencillamente identificables. Las redes sociales impiden en gran medida la participación de un anónimo: nadie escucha lo que un anónimo tiene que decir, sencillamente porque nadie acepta a un desconocido en su red, esta es una realidad que se amplifica cuando el anónimo se dedica a descalificar, a unos y otros, sin aportar argumento alguno.
Personalmente, nunca utilizo seudónimo, jamás. Me proporciona muchísima libertad para exponer mis ideas de forma más convincente, tampoco me importa restituir siempre que tengo el conocimiento de haberme confundido en algo, y dejaré automáticamente de trabajar el día que no sea así. Pero que yo no haga uso de ese derecho no quiere decir que no lo considere importante.  Debo recalcar nuevamente que muchos comentarios anónimos son, por lo general, buenas e interesante aportaciones, en muchas ocasiones proporcionan información y opiniones del tema objeto de debate y que si no es así no participarían por miedo a ser identificadas y cuyos comentarios suponen posiciones que no podrían exponer libremente debido a esa identificación personal.
La política que se marque con respecto a la identidad en una red social puede imprimir en gran medida su uso, y afectar a cuestiones como su percepción de seguridad o su amigabilidad para muchos. Pero es preciso proteger aquello que realmente debe ser protegido: el derecho a la gestión razonable de esa identidad personal. En Facebook, por ejemplo, cualquiera puede abrir un perfil personal con un pseudónimo, pero este desaparece sin explicación alguna en cuanto es denunciado por unos pocos usuarios, además de existir una clara limitación a que alguien decida libremente como llamarse (el sistema presenta utomáticamente nombre y apellido, eliminando la posibilidad de presentarse con un pseudónimo determinado). La política al respecto en el caso de Google+ está todavía definiéndose, y muy probablemente tarde algo de tiempo en estar completamente definida. Por eso desde aquí y ahora quiero llamar la atención a diferentes anónimos, que cambie de sintonía para no perjudicar, más de lo que ha dañado, al partido político que defiende en sus escritos. O se presente dando la cara como corresponde a un representante político que tenga la dignidad suficiente para vivir del entorno político que representa y tendré la ocasión de saludarle sin rencor alguno. Un partido de ámbito estatal va a plantear al resto de grupos del Congreso la necesidad de estudiar cambios en la actual legislación para acabar con las cuentas o perfiles anónimos en las redes sociales. Una medida que busca combatir situaciones de amenaza y acoso.
Actualmente por diferentes conductos se está denunciando que el anonimato en las redes sociales se haya convertido en "un elemento de acoso" a las personas de forma "absolutamente deleznable". "que es la barrera en la que algunos se escudan para actuar de manera cobarde. Detrás de los seudónimos tiene que haber una identidad clara porque de esta forma no sólo se acabará con los acosadores anónimos, sino también se frenará la utilización de robots "que pretenden dar la apariencia de una gran presencia de opiniones de la gente y luego derivan en la propagación de falsedades, mentiras y acosos a las personas".


sábado, 8 de diciembre de 2018

En las redes sociales

Nos hemos vuelto adictos a insultar, pensando que no pasa nada.
Los prodigios de las redes sociales han revolucionado nuestro concepto de correspondencia social e inversión en tiempo libre. En ellas buscamos relaciones con aquellos con los que perdimos trato, mantenemos amistades, nos ponemos al día de la vida de los demás, conocemos a gente nueva o incluso encontramos trabajo, informamos y somos informados
Sin embargo, las redes sociales despiertan un debate en torno a la privacidad, la injuria, los atentados al honor, la adicción a estar interconectado con cientos de amigos, el descenso de la productividad en el trabajo, etc.
Pero además si las redes sociales se usan poniendo por delante una buena dosis de ignorancia, se pueden tornar peligrosas. España pertenece al llamado primer mundo, la vieja Europa fue cuna del desarrollo cultural, fuente de cultura durante siglos. Nuestro país, durante algún tiempo, estuvo aislado del resto del continente europeo donde se producían las relaciones culturales del mundo democrático.
El tiempo que llevamos en connivencia con la vieja Europa, nos hemos dado cuenta de nuestras carencias educativas de nuestra IGNORANCIA. Si hemos de ser pesimistas por algo, tendríamos que serlo por el obscurantismo, empezando, eso sí, por los propios medios de comunicación, por mí mismo, y acabando por la propia sociedad, con el estamento superior de la clase dirigente.
Tal vez por eso los insultos en redes sociales son el pan de cada día. Creo que nos hemos vuelto adictos a insultar porque pensamos que por este camino nos hacemos más importantes, sin embargo, lo que hacemos es devaluar nuestra opinión, además el consumidor apenas se da por enterado. Es una opinión muy generalizada la de creer que en las redes sociales se puede actuar con total impunidad AMPARADOS EN EL ANONIMATO y nada más lejos de la verdad.
Se tiende a creer que gracias a la libertad de expresión podemos decir libremente todo lo que queramos, olvidando que, frente a ese derecho, a la libertad de expresión, prevalece siempre el derecho al honor, como derecho fundamental protegido por nuestra Constitución. Con frecuencia vemos que en algunas redes sociales se profieren injurias, mentiras, acciones que son constitutivas de delito y que deben ser objeto de persecución penal, en función de las circunstancias que concurran. Muchos políticos se comen el marrón. Pero las personas jurídicas al margen de la política no actuamos de la misma manera.
Los delitos de injurias sólo pueden perseguirse por denuncia de la persona agraviada, aportando el documento digital. Una vez denunciados los hechos se abre en el juzgado de instrucción un proceso para el enjuiciamiento de delitos en el que se citarán a juicio a las partes. El Juez, tras practicar las pruebas (es importante conservar digitalmente los documentos), dictará sentencia contra la que cabe recurrir en apelación ante un magistrado de la Audiencia Provincial.
El proceso se inicia con una investigación por parte del cuerpo especializados de la Guardia Civil, que llegarán sin ninguna dificultad a nuestra dirección de correo y mucho más fácil si se realiza a través de un servidor. La Guardia Civil cuentan con Brigadas especializadas en delitos tecnológicos que son capaces de averiguar la ubicación física del dispositivo telemático empleado para cometer el delito, averiguar quién es su titular y reclamar una indemnización por los daños y perjuicios que entendemos que se nos ha causado, por la lesión a nuestro derecho al honor, amparando nuestra reclamación en la vulneración de la Ley 1/82 de 5 de mayo de Protección Jurisdiccional civil del derecho al honor, intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
Es verdad. Cuando no tenemos memoria de los errores cometidos, cuando no se posee ese pretérito amontonado de nuestra propia existencia, no queda más que ignorancia. Es como un eterno volver a empezar en el que nada se resuelve. Y es ahí donde los demagogos levantan cada día su tienda ante la muchedumbre, con la certeza de que no serán reconocidos por aquellos a los que defraudaron ayer. También advertía sobre todo esto Ortega: “Los demagogos han sido los grandes estranguladores de civilizaciones. La griega y la romana cayeron a manos de esta fauna repugnante. La demagogia es una forma de degeneración intelectual”.
Antonio Machado dejó versos que no deberíamos olvidar los españoles: “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos Españas ha de helarte el corazón.” Esas infatuaciones despectivas se repiten hoy cada día, porque “la ignorancia es muy osada”.

martes, 27 de noviembre de 2018

Crítica y vigilancia al poder.

DIVORCIO ENTRE POLÍTICOS Y CIUDADANOS.
Nos sentimos avergonzados de la clase política, oprimidos por el desempleo, el avance de la pobreza, la desigualdad. El enchufismo, la arbitrariedad, el despilfarro público, el avance de la corrupción, el rechazo ciudadano a la clase política… y toda una lista de males capaces de arruinar la convivencia.
Tenemos un problema de líderes políticos. Algunos que son amantes de quedarse con parte del dinero público, demasiados ineptos o irresponsables y algunos están tocados e igualmente combinan estos defectos. Pero por si poco también tenemos un problema de seguidores y las democracias están siendo sacudidas por los votos de ciudadanos indolentes, desinformados o de una ingenuidad solo superada por su irresponsabilidad.
No cabe la menor duda de que hay que esforzarse en buscar mejores líderes y mejorar la calidad de los seguidores. Es indiscutible, que ciudadanos mal informados o políticamente apáticos los ha habido siempre y que no saben por quién están votando: lo cierto es que los votos de los indolentes, los desinformados y los confundidos nos amenazan a todos.
Muchos españoles nos sentimos avergonzados de la clase política, España es hoy un país mal gobernado y dominado por el desempleo, el avance de la pobreza, la desigualdad, el desprestigio, la desconfianza en el liderazgo, el divorcio entre políticos y ciudadanos, la degeneración de la democracia y otros muchos males que han un crecimiento de la inseguridad, enchufismo, arbitrariedad, despilfarro público, avance de la corrupción, rechazo ciudadano a la clase política y toda una lista de males y dramas capaces de arruinar la convivencia y de hundir a la nación
Las encuestas señalan, cada vez con más contundencia, a la clase política como el tercer gran problema de España y consideramos a los políticos como culpables de todos los males, lo que representa un rechazo insoportable que crea una situación insostenible en la política española. algunos medios cuestionan ya abiertamente la falta de preparación y de exigencias a los políticos para que ocupen cargos públicos de relevancia. La lucha por la regeneración exige plantar cara a los políticos y no permitir nunca más sus abusos, chanchullos y mentiras sociedad en su conjunto, pide limpieza y acierto a sus dirigentes políticos.
Si España estuviera poblada por ciudadanos responsables en lugar de borregos sometidos, la presencia de un político corrupto en cualquier espacio público debería provocar el abandono inmediato del local por parte de los ciudadanos presentes, un gesto de protesta democrática destinado a hacer ver al corrupto que su comportamiento merece el desprecio de la comunidad ciudadana.
El tradicional trato de respeto y consideración hacia los cargos públicos empieza a carecer de sentido y, a partir de ahora, debe ser selectivo y dispensarse solo a los que lo merezcan, pero nunca a los que intentan destruir nuestros intereses ciudadanos, a los que viven en la corrupción, a los que conviven con corruptos sin denunciarlos, a los que militan en partidos minados por la corrupción y con las cárceles llenas de dirigentes, a los que despilfarran, a los que disfrutan de privilegios inmerecidos y a los que causan dolor y sufrimiento a los ciudadanos, tras haber traicionado el concepto de servicio en la política y la obligada defensa del bien común.
La crítica y la vigilancia ciudadana al poder son actitudes propias de la democracia, mientras que el sometimiento a los que mandan es el más típico rasgo de las dictaduras. Oponerse a los desmanes honra a los que lo hacen y los convierten en vanguardia de la sociedad. En España, donde estamos padeciendo con dureza los errores, abusos y corrupciones de la clase dirigente, algún día se reconocerá a los que hoy se oponen al poder político con la crítica, el descrédito y otros recursos pacíficos, el mérito que hoy se les niega.
Permitir que una clase política tan inepta, arbitraria, injusta y arrogante como el actual desmonte servicios y derechos básicos, además de aplastar al ciudadano con los impuestos más altos y abusivos, sin que antes hayan cerrado una sola televisión pública o hayan suprimido las odiadas subvenciones a los partidos políticos y sindicatos es de una cobardía suprema y significaría bendecir la opresión y el derecho de la clase política a sojuzgar a sus ciudadanos.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Ante el pesimismo antropológico de los españoles

España, mejor país europeo en esperanza de vida.
El prestigioso periódico The Economist considera a nuestro País, el mejor del mundo para nacer, el más agradable para vivir y el más seguro para viajar sin peligro por todo su territorio, Que nuestro nivel democrático está muy por encima de países como Bélgica, Francia e Italia
Desde que España comenzó a interesar como objeto de atención más allá de nuestras fronteras. La “mirada del otro” ha sido muy variada. Así, encontramos un hispanismo leído, interesado por nuestro país a través de las lecturas de la literatura española y un hispanismo vivido que ha asimilado España a través de los viajes, las estancias y el contacto directo. No faltó tampoco el hispanismo imaginado, producto del puro imaginario o de los relatos de los exiliados españoles expatriados fuera del país.
Actualmente y pese al pesimismo antropológico de los españoles, que siempre hemos considerado que lo foráneo era mejor y España estaba a la cola de la Europa de primera velocidad. El prestigioso periódico The Economist, publicación semanal en lengua inglesa, con sede en Londres, que aborda la actualidad de las relaciones internacionales y de la economía desde un marco global. es similar al de una revista.  Este periódico ingles de proyección mundial, considera a nuestro País, España, el mejor del mundo para nacer, el más agradable para vivir y el más seguro para viajar sin peligro por todo su territorio, según Deloitte y Social Progress Imperative (SPI), que examina a 128 países, en base a 50 categorías.
Según The Economist, nuestro nivel democrático está muy por encima de países como Bélgica, Francia e Italia; es líder mundial en donación y trasplantes de órganos, en fecundación asistida, en sistemas de detección precoz del cáncer, en protección sanitaria universal gratuita. El mejor país europeo en esperanza de vida y líder mundial, detrás de Japón. También es de lo mejor del mundo en energía eólica, en producción editorial, en conservación marítima, en tratamiento de aguas, en energías limpias, en playas con bandera azul, en construcción de grandes infraestructuras ferroviarias de alta velocidad, líder mundial en la detección precoz del cáncer. Y encima tenemos la segunda mejor cocina del mundo.
Frente a la agresividad que rezuman los telediarios, España es el país de menor violencia de género en Europa, muy por detrás de las socialmente envidiadas Finlandia, Francia, Dinamarca o Suecia; el tercero con menos asesinatos por 100.000 habitantes, y junto con Italia el de menor tasa de suicidios. Dejando aparte la historia, el clima y el paisaje, las fiestas, el folklore y el arte cuya riqueza es evidente, España posee una de las lenguas más poderosas, más habladas y estudiadas del planeta y es el tercer país, según la Unesco, por patrimonio universal detrás de Italia y China.
España posee un clima y un paisaje diverso y envidiable, con zonas rurales únicas con folclore, fiestas y tradiciones muy variadas, y una historia muy antigua y rica. Además, es reconocida como uno de los pueblos más sociables. The Economist considera igualmente que España tiene uno de los sistemas de protección sanitaria gratuita más completos del mundo
El español es el segundo idioma más hablado del mundo, cuenta con más de 477 millones de personas, y el número asciende a 572 millones si se suman los hispanohablantes que utilizan el español como segunda lengua o extranjera. Seguirá creciendo para situarse, en 2050, en los 754 millones de personas, con distinto grado de dominio de la lengua. Además, se calcula que para 2060 Estados Unidos se convertirá en el segundo país hispanohablante del mundo, después de México, que contará con 119 millones de personas.

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...