Tirar la piedra y esconder la mano.
Los anónimos
en las redes sociales se han convertido en acosadores a desenmascarar.
Fundamentalmente los que practican sólo la descalificación, como furtivo,
en las redes sociales. Es cierto que así se cubre el derecho a no
identificarse, o crear su identidad mediante un distintivo, conectado o no con
su identificación real. Pero descalificar sin argumentos no deberia ser
permisible en ningún caso y menos tapándose la cara.
También
usando apodos de diversos tipos que permitan manejar su relación como quieran.
Pero resulta imprescindible, por operatividad de opinión, que la apreciación anónima se realice siempre
desde el respeto.
En este blog
tenemos varios ejemplos de personas que practican, desde una visión crítica su
punto de vista y que llevan años opinando con absoluta corrección y respeto.
Cualquiera puede escoger libremente identificarse o ser conocido con un alias.
Pero desde luego, deberíamos entender que el uso del anónimo representa una
manera de esconderse para pronunciarse por medio de connotaciones negativas,
sería una manera injusta de juzgar a muchos por el comportamiento de unos pocos. En muchos casos
resulta imprescindible utilizar a la
justicia para desenmascarar al acosador, ejerciendo todos los
argumentos que la Ley te ofrece para poner las cosas en el lugar que
corresponde
El uso del
anonimato para insultar o “trolear”, deberia ser siempre controlable. En esta
página puedes comentar con tu nombre y apellido, con el nombre que quieras
ponerte, con tu “login” como Twitter, Google o Facebook, o de manera
completamente anónima sin firmar ni rellenar ninguno de los campos. No es
obligatorio que pongas tu correo electrónico, siempre y cuando los “trol”
mantengan una porfía razonablemente educada, sin insultos ni
descalificaciones gruesas, por el solo hecho de no opinar de la misma manera y
amparados por el anónimo.
Durante años
este blog se ha mantenido abierto a todo tipo de opiniones y lamentablemente
muchas veces en contra de las personas que firman con su nombre. El anónimo es y debe ser un derecho en la
red, al existir razones por las que una persona puede querer escoger ser desconocido.
Esas razones pueden deberse a cuestiones generales o a situaciones
completamente coyunturales, pero forman parte de las opciones que todos debemos
tener a la hora de participar en la red.
Afortunadamente,
la mecánica operativa de las redes sociales impide, de manera natural, que la
opinión descalificadora de un anónimo sea tenida en cuenta de la misma manera
que los pseudónimos, y estos últimos también menos que los que firman con su
nombre incluso con su referente de Google. Sin embargo, los políticos de manera
mayoritaria opinan amparándose en el anónimo y mostrando unas opiniones sencillamente identificables. Las redes
sociales impiden en gran medida la participación de un anónimo: nadie escucha
lo que un anónimo tiene que decir, sencillamente porque nadie acepta a un
desconocido en su red, esta es una realidad que se amplifica cuando el anónimo se dedica a descalificar, a unos y
otros, sin aportar argumento alguno.
Personalmente,
nunca utilizo seudónimo, jamás. Me proporciona muchísima libertad para exponer
mis ideas de forma más convincente, tampoco me importa restituir siempre que
tengo el conocimiento de haberme confundido en algo, y dejaré automáticamente
de trabajar el día que no sea así. Pero que yo no haga uso de ese derecho no
quiere decir que no lo considere importante.
Debo recalcar nuevamente que muchos
comentarios anónimos son, por lo general, buenas e interesante aportaciones,
en muchas ocasiones proporcionan información y opiniones del tema objeto de
debate y que si no es así no participarían por miedo a ser identificadas y
cuyos comentarios suponen posiciones que no podrían exponer libremente debido a
esa identificación personal.
La política que se marque con respecto a la identidad
en una red social puede imprimir en gran medida su uso, y afectar a cuestiones
como su percepción de seguridad o su amigabilidad para muchos. Pero es preciso
proteger aquello que realmente debe ser protegido: el derecho a la gestión
razonable de esa identidad personal. En Facebook, por ejemplo, cualquiera puede
abrir un perfil personal con un pseudónimo, pero este desaparece sin
explicación alguna en cuanto es denunciado por unos pocos usuarios, además de
existir una clara limitación a que alguien decida libremente como llamarse (el
sistema presenta utomáticamente nombre y apellido, eliminando la posibilidad de
presentarse con un pseudónimo determinado). La política al respecto en el caso
de Google+ está todavía definiéndose, y muy probablemente tarde algo de tiempo
en estar completamente definida. Por eso desde aquí y ahora quiero llamar la
atención a diferentes anónimos, que cambie de sintonía para no perjudicar, más
de lo que ha dañado, al partido político que defiende en sus escritos. O se
presente dando la cara como corresponde a un representante político que tenga
la dignidad suficiente para vivir del entorno político que representa y tendré
la ocasión de saludarle sin rencor alguno. Un partido de ámbito estatal va a
plantear al resto de grupos del Congreso la necesidad de estudiar cambios en la
actual legislación para acabar con las cuentas o perfiles anónimos en las redes
sociales. Una medida que busca combatir situaciones de amenaza y acoso.
Actualmente por diferentes conductos se está
denunciando que el anonimato en las redes sociales se haya convertido en
"un elemento de acoso" a las personas de forma "absolutamente
deleznable". "que es la barrera en la que algunos se escudan para
actuar de manera cobarde. Detrás de los seudónimos tiene que haber una
identidad clara porque de esta forma no sólo se acabará con los acosadores
anónimos, sino también se frenará la utilización de robots "que pretenden
dar la apariencia de una gran presencia de opiniones de la gente y luego
derivan en la propagación de falsedades, mentiras y acosos a las
personas".
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