viernes, 23 de septiembre de 2016

“Pantalloenbrutecidos”



Ojala surja un movimiento joven de objetores del móvil.
El mercado infantil, es un enorme caladero de consumo más o menos descontrolado, casi un 90% de menores de 15 años tiene móvil. En España, cerca del 30% de niños y niñas de 10 años y breve, serán una excepción los adolescentes “desmovilizados”. Los jovencitos tienen en las manos una vara mágica, conectada a sus neuronas y a las yemas de los dedos. La mayoría de los adultos lo que tenemos es un chirimbolo con el que pelearnos con más o menos torpeza.

La imagen durante el recreo
Es una realidad, el teléfono móvil forma parte de nuestras vidas, es imposible desterrarlo por completo. La conexión a internet puede ser útil en según qué situaciones Las redes sociales conllevan riesgos. Una metedura de pata te puede costarnos la reputación. Si nosotros, adultos con experiencia, nos lo pensamos una y tres veces a lo hora de escribir un tuit, ¿tiene la madurez suficiente un niño de 9 años para subir una foto en Internet? ¿Y si cuelga de manera inocente la foto de su hermana llorando y se convierte en objeto de burlas en el colegio? La red que arrasa entre los jóvenes con imágenes inapropiadas, perfiles falsos creados para desacreditar a compañeros... 
 
Es cierto que estamos ante una generación de indígenas digitales y no podemos permanecer ajenos a las tecnologías, pero creo que en ocasiones las cosas se nos están yendo de las manos. ¿Es normal que un tierno infante cuente ya con su propia tableta? ¿Y qué niños cinco años exijan el móvil? ¿Y que con nueve tengan ya su cuenta en Twitter o Facebook?
 
Como en casi cualquier aspecto educativo, una imagen vale más que mil palabras. Los niños imitan y asimilan lo que ven a su alrededor, así que con el móvil no va a ser distinto. Si no queremos que sean niños “pantalloenbrutecidos” no debemos serlo nosotros. O al menos, no cuando estemos con ellos: durante las comidas, en el tiempo que les ayudamos a hacer los deberes... Obligarnos a dejar el móvil a un lado y dedicar toda nuestra atención al tema que nos ocupa con el niño, puede ser un buen comienzo. Y no solo por una cuestión de autoridad. Existen argumentos científicos para probar que la adición de los adultos al móvil repercute en el desarrollo cognitivo o en la autoestima de los menores. Además, cuanto más tiempo pasemos delante de una pantalla, peor será nuestro humor.
Esa idolatría desenfrenada, compartida por mayores y menores que utilizan el móvil para todo como si se tratara del Oráculo de Delfos. Esa falacia de asociar la pantalla del móvil con el conocimiento último de la verdad. Hay comunidades donde se ha recortado en recursos educativos y que luego alardean de iniciativas “innovadoras” consistentes en repartir gratis tabletas al alumnado. La escuela debería ser declarada espacio libre de “pantalloenbrutecidos”. El lugar donde se aprende con esfuerzo de investigación personal, con sonda de profundidad y no en fragmentos superficiales que no profundizan en la realidad de las cosas.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Al principio de orquestación de Goebbels



“Si una mentira se repite, acaba por convertirse en verdad”.

Realidad política que vivimos en España desde hace meses, pone de manifiesto todas las carencias que la democracia ha tenido desde el inicio de su nueva andadura. Esta reflexión no tiene por qué ser aceptada por nadie y no deberia interpretarse desde una visión partidaria de la realidad, tan solo como argumento de reflexión, que este escenario no nos sorprenda y seamos capaces de poder opinar con subjetividad objetiva.
Las mentiras o verdades parciales que manejan los dirigentes políticos y la existencia de corrupción o injusticias concretas, sirven para ocultar su verdadera ideología. Parece como si un “pepero” a la vieja usanza no tuviera demasiada diferencia con un “sociata” reconvertido por intereses. Los ERE y la Gürtel, tienen a pesar de los matices un objetivo concreto: el enriquecimiento a costa de otros que son los que peor están pasando la crisis.
La mentira es mucho más dañina cuando vive dentro de una estructura democrática, con la aquiescencia e irresponsabilidad de algunos medios de comunicación que malentienden lo que significa libertad de expresión y cambian audiencia por propaganda. El dinero corrompe el sentido de responsabilidad social, esto debería animar a no convertir el espacio de la opinión pública en un espectáculo demagógico ajeno a cualquier exigencia del bien común.
Es patético observar cómo se libran acusaciones sobre corrupción entre militantes del PP y PSOE con él “y tú, más” y distraer la atención de la opinión pública de la podredumbre enquistada en el seno del partido que acusa a los demás: “la paja en el ojo ajeno”, tan típico en la zafiedad discursiva de nuestros políticos.
Un sector importante de la política, con ayuda de algunos intereses económicos, se han dado nuevamente al principio de orquestación de Goebbels “Si una falsedad se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad”. Sin embargo el manual sutil del ministro nazi no contaba con las redes sociales, internet está cambiando el mundo de la falsificación política en la que se han asentado hasta ahora las victorias de nuestros gobernantes en las urnas. Por lo que resulta incuestionable señalar que asistimos al fin del bipartidismo, ese bipartidismo que secuestró nuestro sistema tras ser impuesto por los beneficiarios del régimen franquista. Sin embargo, los poderes económicos, mediáticos…, que manejan, han desencadenado una ofensiva en todos los frentes para conseguir neutralizar los efectos de Podemos, siguiendo el método de propaganda de simplificación y de contagio de Goebbels. Todos aquellos que se han beneficiado durante años de miles de millones de euros de los fondos de los españoles mediante  la Púnica, Gürtel, ERE, Nóos, Palau...pretenden que ahora que nos escandalicemos de minucias achacables a sus dirigentes.
En política, existen dudas sobre la composición del futuro Gobierno y la sola posibilidad de que pactaran Podemos y el PSOE, espantaría la inversión, dispararía la prima de riesgo y largaría una seria corrección en los mercados.  De momento, pocos confían en que pase algo así, porque el líder de los socialistas, Pedro Sánchez, se topó hace unos meses con la oposición de Susana Díaz y de Felipe González cuando quiso pactar. La presidenta andaluza que, según sus allegados, ahora sí estaría dispuesta a tomar las riendas del PSOE, amenazó con que los diputados por Andalucía votarían en contra de esta alianza.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Con la generosidad del consenso.



Se terminaron las mayorías, ahora los políticos deberian trabajar.
Seguís sin aclararos, cada cual esta enredado en sus posturas, concebidas desde sus intereses, no desde las haciendas del ciudadano que se ha pronunciado dos veces y no desea hacerlo más. Mientras que  vosotros, los políticos seguís sin vender una escoba.
La gente esté insensible, perpleja, indecisa y encolerizada. El tiempo, ese que pasa inexorablemente, cruel e infatigable, inamovible e impertérrito nos está sumiendo en una profunda indiferencia que en nada favorece la democracia. No es vuestro peculio partidista el que está en juego, si no el de los votantes que ya
¡! Queremos acuerdo, ¡! queremos acuerdo!!
dijimos lo que queremos, y lo que queremos es que se terminaron las mayorías, que debéis acordar vosotros con la generosidad del consenso.
El tiempo que la gente llevamos soportando casos y casos de corrupción sobre nuestros corazones, basura en nuestros cerebros, malas noticias que alimentan, la indignación del espíritu… Ese tiempo que pasa muy rápido, demasiado diría yo, que aparece sin solución aparente, que nos tiene en un sin vivir, sin nada en el horizonte y se nos acaba la paciencia esperando un acuerdo. Ese mismo tiempo que juega a favor de los malos de esta soporífera película real que estamos soportando y que al parecer no tiene fin. Cada día aparecen más imputados que nos muestran un presente fundamentado en la desidia y la insolidaridad de unos frente al aguante de otros.
También hace que la gente olvide todo lo que acontece a diario en este país y se posicione en lo más inmediato, dejando atrás los momentos de sufrimiento, buscando alivio en la posibilidad de que se produzca algo venturoso y agradable. La búsqueda continua de la calma y un progreso que no llega.
No se atisban soluciones hay amagos, intenciones, solo intenciones, pero hechos, ninguno. Demasiado lento para combatir la altísima velocidad del tiempo que corre en contra, siempre en contra. En contra nuestro a favor de vuestro. Ahora con tiempo veo que: Rivera no consiguió casar a Mariano y a Pedro y el Ibex35 se derrumba. Rita la ex, sigue aforada y aprovecha que tiene tiempo libre para pasar la aspiradora por la alfombra cantando “Tira de la manta, tira del mantón”.
Mientras tanto, Rato, Blesa, Griñan, Matas y Pujol, pasean por las calles a cuerpo limpio.

domingo, 11 de septiembre de 2016

No hay nada mejor para un niño que un partidillo de fútbol en la calle



Los juegos de antes y los de ahora
Jugar en la calle, en grupo, saber ganar y perder, ejercitarse a relacionarse con otros niños desde la igualdad. Esa es la asignatura pendiente en la educación actual de un niño.
Hoy tanto los juegos como la manera de jugar han cambiado mucho. Ya no se ven niños correteando en las calles jugando a las chapas, a las bolas, a la peonza, al futbol… Tampoco familia participando de los juegos de mesa, al tiempo que se hacía una puesta en común de la semana o de la jornada.
Antes de que existiera la tele, el ordenador, las videoconsolas, tabletas… los niños jugaban en las plazas y en las calles de los pueblos y ciudades. Esto sigue estando presente en las mentes de muchos padres, madres y abuelos, que intentan recuperarlos para el divertimento de los niños del siglo XXI, pero salvo en las vacaciones de verano resulta difícil la experiencia.
Los juegos tradicionales han abarcado todas las cualidades y el desarrollo social del ser humano. Juegos de habilidad para jóvenes, de flexibilidad, de fuerza para niños, de aprendizaje, o de simple entretenimiento, han servido para que mayores y pequeños se divirtieran juntos y por separado.
Todo el mundo recuerda su niñez y esos juegos que ayudaban a los niños a desarrollarse y a relacionarse con los demás, ya que hacían que niños de distintas calles se juntaran para pasar un buen rato, pudiéndose ver aún la rayuela pintada en el suelo, o varios niños jugando al balón prisionero, pídola o al peón.
El juego más educativo sigue siendo aquel en que los niños han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse, pelearse, pactar y hacer las paces para sobrevivir. Esto no significa que el ordenador o el móvil sean una presencia nociva en sus vidas; al contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio, el juego tradicional sigue siendo el gran educador social el necesario para hacer adultos tolerantes.
Conviene no convertir a los artefactos en objetos venerables, en amuletos permanentes e imprescindibles. De momento, no hay nada semejante en la vida de un niño a un partidillo de fútbol en la calle, o jugar a las casitas, a robaterrenos o a las chapas…. Y esto no tiene nada que ver con estar en contra de la tecnología y sus avances, sino en la defensa de un tipo de juego participativo tan inexcusable para hacer de los niños seres sociales.
Si hay algo que más preocupa a los padres cuando dejan a sus hijos jugar a maquinitas de manera compulsiva, es que puedan engancharse y dejar de lado otras actividades más importantes, además de que puedan a acceder a contenidos no apropiados para su edad. Está bien dedicar un poco de tiempo a jugar o a divertirse, es bueno saber controlarse y no dejar que algo que pretende hacernos desconectar y liberarnos del estrés diario, se convierta en una actividad altamente perjudicial para nosotros.
La “adicción” del niño a la maquinita es el resultado de sumar a un chaval aburrido, una actividad poco molesta y una falta de opción real. Si realmente estás intranquilo por la cantidad de tiempo que tu hijo dedica a los videojuegos, intenta que pase menos horas jugando porque tenga una alternativa real. No es cuestión de limitarles el tiempo de juego, sino de ofrecer otra cosa que hacer.

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...