domingo, 22 de noviembre de 2015

EL INFANTA...Y MI REFLEXIÓN


PREÁMBULO: A lo largo de la vida necesitamos de algo que nos situara entre el espejo y nuestra realidad reflejada en su dimensión. Yo, he tenido esta experiencia cuando me he “topado” con compañeros del colegio “Infanta”. He retrocedido medio siglo y conquistado esta reflexión.

La generosidad no tiene ideología ni religión.  
Es llave que abre la puerta de la amistad, faena el amor y es luz que nos saca del oscurantismo materialista en el que vivimos la más negra de las ignorancias.
Nuestra actual sociedad y el ascendente materialismo han colocado la comodidad, el dinero y la imagen por delante de la búsqueda de otros valores que pudieran determinar nuestra existencia. ¿Qué ha pasado con la generosidad? Con aquella capacidad del corazón que despertaba la necesidad de ayudar a los demás, de entregar parte de nuestro tiempo, de desprendernos de cosas que inútilmente atesoramos, pero que nunca usamos. Algo grave ocurre cuando en una sociedad que nos entrega algo desinteresadamente y lo juzgamos como una actitud con dobles intenciones.
La generosidad se vincula con el amor. El que ama muestra lo mejor de sí mismo y de su corazón, que lo necesita para sentar bases de confianza. Las personas generosas poseen pensamiento positivo, fe en los demás, por esa razón tienen autoestima y disfrutan más de la vida, del momento presente, sabiendo que los demás son importantes para su felicidad. Las personas generosas siembran su propio destino gracias a su actitud desinteresada como sinónimo de la solidaridad. Generosidad con las personas cercanas, también con los desconocidos y partiendo de la base elemental que todo lo dejan al final de la existencia.
Sin embargo, el egoísmo lleva a la infelicidad, dentro de esta sociedad materialista que quiere persuadir de lo contrario, incluso apropiándose de todo aquello que no les pertenece y corrompiéndose. Hay que dar sin esperar nada, entregar parte de tu tiempo, volcarse a los demás, ayudar a los que lo necesitan, dar consuelo a los que sufren.
La vida del ser humano está llena de oportunidades para servir, hacer un bien y estar en la disposición natural e incondicional para ayudar. Sin hacer distinciones para resolver las situaciones que afectan a las personas en la medida de sus posibilidades buscando los medios para lograrlo y superando la propia comodidad con la conciencia de la necesidad ajena.

Otro 20 de Noviembre


Hace casi 70 años 
La ONU dejó claro que el régimen de Franco era fascista equiparándolo a los de Mussolini y Hitler.

Alabar la memoria de Franco en España conmemorando su muerte hace cuarenta años, de quien nos sumió en las tinieblas, enalteciendo su figura y su actuación. ¿Cuántas calles o plazas llevan el nombre de Benito Mussolini en Italia? ¿Cuántos monumentos tienen la cara de Hitler en Alemania? ¿Cuántas misas se celebran en sus nombres? Ninguna. Aquí, en España, necesitamos una Ley de Memoria Histórica que obligue a retirar símbolos franquistas y que se incumple de manera sistemática.
Tenemos un Valle de los Caídos construido por presos políticos en condiciones infrahumanas y que tiene en el centro del monumento la tumba con flores del dictador como si hubiera sido una víctima más. Las mismas flores que les gustaría llevar a todos aquellos familiares y amigos de los que un día salieron y no volvieron o de los que fueron arrebatados de sus vidas en plena madrugada.
Ahora resulta que hay que dejar a los muertos en paz. Y a nosotros nadie nos deja en paz. ¿Cómo no sentir dolor cuando el 3 de diciembre se hará una cena homenaje a Franco en el Meliá Castilla de cuatro estrellas en Madrid? Y dice el hotel, como empresa privada que es, que no entran a juzgar el “uso" que den sus clientes de los espacios que reservan. Aunque el espacio esté reservado por personas que dicen que Franco liberó a España del comunismo, que la salvó de entrar en la Segunda Guerra Mundial, que realizó la reconstrucción después de haber quedado asolada. ¿Y quién la dejó asolada?
Me pregunto yo. Alguien que se alzó. Fusiló. Encarceló. Reprimió. Que creó una guía para la buena esposa en la que se recomendaba a las mujeres escuchar a sus maridos porque lo que ellos tenían que decir era más importante, que prohibió a esas mismas mujeres trabajar sin el consentimiento de sus maridos, que proporcionó descargas electro convulsivas a los homosexuales para curarles de su enfermedad, que aniquiló cualquier posibilidad de disentir y inculcó el miedo. Vienen hoy a decirnos que 40 años después, Franco vive y que tiene tantos méritos que deberíamos homenajearle todos los días. Con lo que nos ha costado recuperarnos. Para ahora algunos interpreten la historia de la manera más burda posible: aquella en la que se obvia el sufrimiento. Así solo estamos condenados a repetir el horror. Memoria, hoy más que nunca para no iniciar una guerra. Memoria contra el odio. Ahora nos dicen que España no fue a la guerra de Irak. Sabemos lo que pasó hace quince o hace cuarenta años. Sabemos lo que nos hicieron. Sabemos de nuestra pena. Es nuestra. Y no queremos dos Españas. Pero tampoco que nos restrieguen la m… en la cara. Respeto por todos aquellos que no regresaron. No hagamos desaparecer a más. Y no repitamos esta triste historia de los cuerpos amontonados.

viernes, 6 de noviembre de 2015

¿Para qué sirve la Fe?, si la ciencia lo explica todo.


La cultura de nuestra sociedad
El espíritu científico, fruto de las grandes conquistas de las ciencias positivas en el último siglo, los innumerables avances técnicos y tecnológicos, han modificado nuestro modo de vivir, determinando la concepción que el hombre tiene de sí mismo.

Antes que buscar explicaciones en la religión, se escrutan en la ciencia. No es extraño que la indiferencia religiosa afecte a un gran número de personas, el hecho y la práctica religiosa han perdido relevancia vital. Las mismas formas de vida contribuyen a que jóvenes y adultos pierdan la capacidad de preguntarse por el origen y el sentido último de la vida, cuando la Fe cristiana es incapaz de dar respuesta a sus necesidades, inquietudes e interrogantes más vitales.
Los bienes que la ciencia y la técnica aportan a la persona y a la sociedad hacen que el hombre se embriague con sus conquistas, se fascine, excluyendo por tanto a la Trascendencia. El hombre puede llegar a absolutizar la ciencia y la técnica, y excluir la Fe como innecesaria: ¿Para qué sirve la Fe?, si la ciencia lo explica todo.  Creando un antagonismo entre la ciencia y la Fe como incompatibles y si recurrimos a la ciencia la fe nos resulta misteriosa, incomprensible).
Los avances de la ciencia y de la técnica han traído consigo en el mundo occidental una expansión económica y la sociedad del bienestar con un espíritu desmedido de consumo, un exceso de bienes; la producción tiende a convertirse en un fin en sí misma; lo superfluo se cambia en necesario; el hombre se convierte en un consumidor, lo que acaba generando en él un ansia insaciable de tener y poseer; se siente desgraciado si tiene menos que los demás y acaba siendo insolidario, porque olvida a los más pobres y contribuye indirectamente a su explotación. Este materialismo le lleva fatalmente a vivir sacando el máximo provecho de la vida y prescindiendo prácticamente cualquier creencia
Nos toca vivir en un mundo en el que muchos hombres buenos y comprometidos no necesitan de la Fe, incluso niegan su existencia. Y no se trata solamente de posturas individuales sino de un fenómeno social amplio y difuso que condiciona la visión del mundo, el modo de entender la vida, los criterios de valor, los comportamientos, la convivencia...; en una palabra, la cultura de nuestra sociedad fundada en planteamientos profundamente materialistas. Ciertamente a los creyentes nos resulta difícil navegar en medio de tanta contradicción, ahora más que nunca necesitamos la fuerza del Espíritu y cuando la jerarquía católica se aparta tanto de la realidad evangélica. El aire fresco que despertó el Papa Francisco choca frontalmente con los intereses de la curia romana, demasiado acostumbrada al lujo materialista, mientras parte del mundo pasa hambre y sufre persecución. Un mundo en el cual para ser justo, limpio de corazón y comprometido no precisan de la Transcendencia.

jueves, 5 de noviembre de 2015

La mayoría de los españoles empezamos a hartarnos.


Del tema catalán
Los unos dicen que la ley está de su parte, los otros, también. Los unos invocan el carácter democrático de todo lo que hacen; los otros, igualmente. Pero continúan sin hablar y sin hablarse. Sin embargo los políticos se ponen un buen sueldo para sernos útiles, buscar soluciones a los problemas, no crearnos más complicaciones y saber dialogar.
Ahora, Rajoy decide recurrir a los líderes de los partidos políticos y de los movimientos sociales y sindicales y los invita a charlar un rato en Moncloa. Me temo que vamos algo tarde. Es verdad que lo de Rajoy ha sido una pesadilla que se acaba ya, pero las opciones políticas más votadas en Cataluña están jugando a ponerse a su altura.
Esta situación no puede continuar así, no nos merecemos ni un minuto más de intranquilidad, nos estemos moviendo entre fanfarronadas, amenazas y discursos del miedo. Tenemos derecho a exigir comportamientos responsables, a estar gobernados por políticos que nunca olviden que su obligación es propiciar la armonía y la concordia.
Por esa razón, a la vista de lo conocido y mientras todos los periódicos, televisiones y demás medios, nos bombardean con el asunto catalán, he podido llegar a la siguiente conclusión: Ahora no se habla de la Gürtel, Noos, Púnica, Eres…., no hablamos de corrupción. ¿Por qué? En cabeza cabe, aunque sea de un catalán, plantear, ahora semejante despropósito, cuando existen cuestiones de menor relevancia para las que se precisan mayorías del 66 %. Deberían aprender de Canadá, en donde el Tribunal Supremo acordó como necesaria una mayoría del 70 %.
También me parece una verdadera locura considerar que la propuesta independentista que se tramitará en el Parlamento es un golpe de Estado, cuando saben perfectamente que no lo es y que el Tribunal Constitucional no podrá pronunciarse hasta que el Parlament o el Govern no promulgue una ley concreta que sea anticonstitucional. De momento solo hay una propuesta y de aquí a que se proclame al República de Catalunya queda un trecho, largo y, más que probablemente, inalcanzable. La verdad, es que esta forma de entender la política, la manera de tapar corrupciones y demás pufos de la mala gente que se escuda en el “patriotismo” o en “el bien común” para realizar sus turbios negocios. Lanzando cortinas de humo que confunden a la opinión pública. Detrás del follón independentista hay muchas cosas, por eso los medios no paran de darnos la matraca mañana tarde y noche. Pero debe ser mi ignorancia, también parte de mi utopía la que no es capaz de discernir entre la honradez y la inmoralidad de los políticos profesionales.

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...