viernes, 6 de noviembre de 2015

¿Para qué sirve la Fe?, si la ciencia lo explica todo.


La cultura de nuestra sociedad
El espíritu científico, fruto de las grandes conquistas de las ciencias positivas en el último siglo, los innumerables avances técnicos y tecnológicos, han modificado nuestro modo de vivir, determinando la concepción que el hombre tiene de sí mismo.

Antes que buscar explicaciones en la religión, se escrutan en la ciencia. No es extraño que la indiferencia religiosa afecte a un gran número de personas, el hecho y la práctica religiosa han perdido relevancia vital. Las mismas formas de vida contribuyen a que jóvenes y adultos pierdan la capacidad de preguntarse por el origen y el sentido último de la vida, cuando la Fe cristiana es incapaz de dar respuesta a sus necesidades, inquietudes e interrogantes más vitales.
Los bienes que la ciencia y la técnica aportan a la persona y a la sociedad hacen que el hombre se embriague con sus conquistas, se fascine, excluyendo por tanto a la Trascendencia. El hombre puede llegar a absolutizar la ciencia y la técnica, y excluir la Fe como innecesaria: ¿Para qué sirve la Fe?, si la ciencia lo explica todo.  Creando un antagonismo entre la ciencia y la Fe como incompatibles y si recurrimos a la ciencia la fe nos resulta misteriosa, incomprensible).
Los avances de la ciencia y de la técnica han traído consigo en el mundo occidental una expansión económica y la sociedad del bienestar con un espíritu desmedido de consumo, un exceso de bienes; la producción tiende a convertirse en un fin en sí misma; lo superfluo se cambia en necesario; el hombre se convierte en un consumidor, lo que acaba generando en él un ansia insaciable de tener y poseer; se siente desgraciado si tiene menos que los demás y acaba siendo insolidario, porque olvida a los más pobres y contribuye indirectamente a su explotación. Este materialismo le lleva fatalmente a vivir sacando el máximo provecho de la vida y prescindiendo prácticamente cualquier creencia
Nos toca vivir en un mundo en el que muchos hombres buenos y comprometidos no necesitan de la Fe, incluso niegan su existencia. Y no se trata solamente de posturas individuales sino de un fenómeno social amplio y difuso que condiciona la visión del mundo, el modo de entender la vida, los criterios de valor, los comportamientos, la convivencia...; en una palabra, la cultura de nuestra sociedad fundada en planteamientos profundamente materialistas. Ciertamente a los creyentes nos resulta difícil navegar en medio de tanta contradicción, ahora más que nunca necesitamos la fuerza del Espíritu y cuando la jerarquía católica se aparta tanto de la realidad evangélica. El aire fresco que despertó el Papa Francisco choca frontalmente con los intereses de la curia romana, demasiado acostumbrada al lujo materialista, mientras parte del mundo pasa hambre y sufre persecución. Un mundo en el cual para ser justo, limpio de corazón y comprometido no precisan de la Transcendencia.

2 comentarios:

  1. La ciencia no explica todo y nunca lo podrá hacer, nos ayudará a comprender muchas cosas que antes ignorábamos y que, erróneamente, pretendíamos explicar con la religión. Existe algo a lo que no llega la ciencia, y es nuestro destino final ¿Todo acaba con la muerte? ¿Hay un más allá? Creo que las respuestas a estas preguntas es la causa de que existan las religiones; desde siempre el hombre ha buscado la inmortalidad, algo después de la muerte, no nos resignamos a que la vida sea solo esta corta estancia en la tierra. Este anhelo de seguir viviendo después de la muerte, la ciencia no nos lo va a resolver. Solo la fe nos puede dar esperanza.
    Es cierto que nuestra sociedad está materializada, que vivimos esclavos de un consumismo desaforado, de espaldas a las necesidades de los más desfavorecidos, encerrados en nuestro egoísmo y codicia; esto nos hace aparcar nuestra religión y tener fe en algo más trascendente. No contribuye a mejorar esta situación la actitud de nuestros representantes religiosos, también sumidos ellos en la misma espiral materialista, no predican, precisamente, con el ejemplo.
    Usemos la ciencia para avanzar en los conocimientos de nuestro mundo y para mejorar las condiciones de vida de nuestros semejantes, pero no abandonemos la fe que nos ayudará a vivir con esperanza.

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    1. Fernando, es una magnifica disertación de un pensante, pero te queda un componente fundamental que es la fe. Como un don que modifica casi todo, lLa fe no tiene una fácil explicación y se encuentra en lo más profundo de nuestro ser, nos muestra una forma de ver y entender la vida. Comprendo que mucha gente no se crea esta experiencia tal vez por no haberla sentido nunca.
      Muchas gracias

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