domingo, 22 de noviembre de 2015

Otro 20 de Noviembre


Hace casi 70 años 
La ONU dejó claro que el régimen de Franco era fascista equiparándolo a los de Mussolini y Hitler.

Alabar la memoria de Franco en España conmemorando su muerte hace cuarenta años, de quien nos sumió en las tinieblas, enalteciendo su figura y su actuación. ¿Cuántas calles o plazas llevan el nombre de Benito Mussolini en Italia? ¿Cuántos monumentos tienen la cara de Hitler en Alemania? ¿Cuántas misas se celebran en sus nombres? Ninguna. Aquí, en España, necesitamos una Ley de Memoria Histórica que obligue a retirar símbolos franquistas y que se incumple de manera sistemática.
Tenemos un Valle de los Caídos construido por presos políticos en condiciones infrahumanas y que tiene en el centro del monumento la tumba con flores del dictador como si hubiera sido una víctima más. Las mismas flores que les gustaría llevar a todos aquellos familiares y amigos de los que un día salieron y no volvieron o de los que fueron arrebatados de sus vidas en plena madrugada.
Ahora resulta que hay que dejar a los muertos en paz. Y a nosotros nadie nos deja en paz. ¿Cómo no sentir dolor cuando el 3 de diciembre se hará una cena homenaje a Franco en el Meliá Castilla de cuatro estrellas en Madrid? Y dice el hotel, como empresa privada que es, que no entran a juzgar el “uso" que den sus clientes de los espacios que reservan. Aunque el espacio esté reservado por personas que dicen que Franco liberó a España del comunismo, que la salvó de entrar en la Segunda Guerra Mundial, que realizó la reconstrucción después de haber quedado asolada. ¿Y quién la dejó asolada?
Me pregunto yo. Alguien que se alzó. Fusiló. Encarceló. Reprimió. Que creó una guía para la buena esposa en la que se recomendaba a las mujeres escuchar a sus maridos porque lo que ellos tenían que decir era más importante, que prohibió a esas mismas mujeres trabajar sin el consentimiento de sus maridos, que proporcionó descargas electro convulsivas a los homosexuales para curarles de su enfermedad, que aniquiló cualquier posibilidad de disentir y inculcó el miedo. Vienen hoy a decirnos que 40 años después, Franco vive y que tiene tantos méritos que deberíamos homenajearle todos los días. Con lo que nos ha costado recuperarnos. Para ahora algunos interpreten la historia de la manera más burda posible: aquella en la que se obvia el sufrimiento. Así solo estamos condenados a repetir el horror. Memoria, hoy más que nunca para no iniciar una guerra. Memoria contra el odio. Ahora nos dicen que España no fue a la guerra de Irak. Sabemos lo que pasó hace quince o hace cuarenta años. Sabemos lo que nos hicieron. Sabemos de nuestra pena. Es nuestra. Y no queremos dos Españas. Pero tampoco que nos restrieguen la m… en la cara. Respeto por todos aquellos que no regresaron. No hagamos desaparecer a más. Y no repitamos esta triste historia de los cuerpos amontonados.

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