PODER Y DROGA
EN UN MUNDO DE PODER
Habitualmente se pasa
por alto una realidad demasiado tozuda que sintetiza la interrelación entre
algunas vínculos del poder político y el consumo de drogas. Y al ser per se está
actividad lúdica, un tipificado delito penal que sitúa de facto a algunos políticos
consumidores, al margen de la ley y los posiciona como reos propiciatorios de
sus miserias y testigos mudos de su
responsabilidad ciudadana.
Tenemos unos cuantos ejemplos de políticos
interactuando con drogas, y es solamente la parte visible del iceberg que ha
saltado a la opinión pública, después de algún acontecimiento que acarreaba
detrás algún conflicto de intereses o de favores comprados. En la una buena
parte de los casos de corrupción y de malversación de fondos públicos, la droga
en general y la cocaína en particular, está presente en la primera o segunda
derivada. Somos el país de la diversión. Esto es espectáculo y nuestros
gobernantes tienen que hacer lo pertinente.
Pongamos algunas muestras y empecemos por las acciones
más inocentes, los pequeños gestos simpáticos a la droga. Recordemos esas
palabras del Viejo Profesor, que por aquel entonces era el alcalde de Madrid: “¡Rockeros: el que no esté colocado, que se
coloque... y al loro!”. Era la “Movida”
de los 80, todo era distinto, pero bueno, esas palabras quedaron impregnadas en
el subconsciente madrileño y supongo que es por eso los ciudadanos de la
capital y de sus alrededores se pasan el fin de semana tomando cañitas.
El ex alcalde de Rasquera, Bernat Pellisa, hizo un
referéndum para que esta pequeña localidad de la Ribera de Ebro pudiera llevar
a cabo un cultivo de cannabis a gran escala para un club de fumadores de
Barcelona. “Puede dar mucha vida al pueblo. Además, si también se dedica a la
medicina y está controlado, ¿dónde está el problema?”. El ínclito, Francisco
Guerrero, director general de Trabajo de la Junta de Andalucía concedió
subvenciones a su antojo, sin ningún tipo de control. Enrique Bollín, senador
del PP por Málaga fue sorprendido conduciendo un yate con 28 gramos de polvo
blanco, resina de cannabis y 12 vídeos pornográficos. Rodrigo de Santos, concejal
de Urbanismo del PP del Ayuntamiento de Palma, se gastó 50.804 €, provenientes
de una empresa pública, en droga y clubes de alterne homosexuales en Palma y
Madrid. El tipo se metía hasta 22 o 23 gramos de cocaína diarios e iba a su
burdel de confianza, el Casa Alfredo, donde podía disfrutar de la coca. A
Gustavo Hernández, le pillaron yendo a recoger un paquete con 1.300 gramos de
cocaína a la oficina de Correos de Puertollano en 2011. Presidente del PP.
Paquete de cocaína. Oficina de Correos. Hay que estar muy desesperado para
aceptar algo así….. Podríamos seguir esta lista con todo lo sabido, ilustrarla
con lo intuido y terminarla con lo tapado.
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