ANTE LOS QUE SÍ VAN A VOTAR EL DÍA 25.
Si se confirma el nivel de abstención que se predice para
las elecciones europeas del día 25, quedará sancionado el rechazo de la población
hacia la clase política, debido no solamente al muy escaso interés que sentimos
hacia lo europeo sino también, la indiferencia hacia un sector muy
significativo de la clase política y su ejemplo.
Tal
vez por eso, o solo por eso este mensaje se dirige fundamentalmente para todos aquellos
que sí van a votar en la convocatoria electoral del día 25, con el ánimo de
participar en el juego democrático y con la esperanza de que el sistema al que
están apoyando con ese gesto voluntario, cambie a partir de ese preciso
instante en que depositan la papeleta en la urna.
Sinceramente,
en estos momentos no se me ocurre otra manera mejor de manifestar mi desprecio
ante este sistema electoral y a esta clase política que abstenerme, siendo
consciente que con ello estoy perjudicando a todos aquellos pequeños grupos más testimoniales que se
presentan dentro de este injusto sistema electoral.
Algunos
de los veteranos que sí participamos en el llamado cambio que supuso la Transición,
hemos subido unos peldaños más en nuestra frustración, cabreo y malestar. Y sí
tomamos como referencia el último debate de la televisión, cada vez menos
publica, vemos el papelón de sus protagonistas: Valenciano y Cañete, que nos
ofrecieron un debate monocolor y ganaron ambos antes de empezar, pues pretendían
pasar sin pena ni gloria para no movilizar al electorado. Y lo consiguieron, el
rating de seguimiento del programa de 1.836.000
espectadores y una cuota de pantalla del 9,5 por ciento, según datos facilitados a Efe y hoy El País.
El de las europeas de 2009 registró una audiencia media de 2.653.000
espectadores y una cuota de pantalla del 13,9 por ciento. Y el protagonizado
por Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy en 2011, registró una audiencia
media de 12.005.000 espectadores y
una cuota de pantalla del 54,2 por
ciento. Luego han conseguido que el gran acto de comunicación de la
Campaña (aun siendo o por ser bipartito y bipartidista) pase sin pena ni
gloria, no habiendo programa de Televisión que no tuviera mayor seguimiento,
sólo 1.836.000 espectadores y creo que somos casi 50 millones.
Todo
lo cual visualiza su escaso valor democrático (del bipartidismo y el establishment
que los sustenta). La orientación de su modelo pretendiendo como fórmula de
subsistencia, la impotencia de la abstención para la mayoría absoluta de la
ciudadanía, al tiempo que su propia debilidad en estos momentos. Debilidad cuyo
origen se encuentra no sólo en su caída, sino en la probabilidad no descartable
de que dicha mayoría social construya y participe de alguna alternativa al
Régimen bipartidista, que como versa la Campaña de IU les quite el Poder para
dárselo a la gente. Respecto a cambiar el PSOE, sólo una catarsis provocada por
extinción generaría la necesaria y suficiente tensión interna, que desplazará
la dirección colectiva vinculada al establishment económico y mediático.