jueves, 9 de octubre de 2014

UNA TRADICIÓN HISTÓRICA



ESPAÑA, ANTE EL RETO SEPARATISTA CATALAN.
Al contrario que los EEUU, el continente Europeo es un espacio humano más fragmentado que y, a pesar de eso, o por esa razón, no existe un lugar en el mundo que haya alcanzado mayores cotas de libertad y prosperidad.
Tenemos muchas cosas en común, pero aquello que nos da fuerza como europeos, aquello que nos hace europeos, es la diferencia y la división. Durante el siglo XX se han formado muchos nuevos estados, muchos de ellos como consecuencia del desmembramiento de los imperios centrales al final de la Gran Guerra, de la redefinición de fronteras que siguió a la Segunda Guerra Mundial, o de los estados que surgieron de la antigua Unión Soviética. Otros países han surgido mediante acuerdos refrendados, como Noruega o Eslovaquia, o por la fuerza de la lucha armada, como Irlanda. 
Todos ellos han sido reconocidos y todos ellos se reconocen entre sí, pero hay algunas naciones europeas como FRANCIA Y ESPAÑA que poseen una tradición histórica de muchos siglos y con una interrelación social que ha producido continuas mezclas, de tal forma que una mayoría de los pobladores de las grandes ciudades como, Madrid, Valencia y Barcelona tienen su origen en otra región del resto de España. También, la  Europa culta y libre, la que nos legó la Ilustración, la que fomenta la diversidad, la que respecta la verdad y la autonomía del individuo, la que estimula el progreso y, en último término, la felicidad" huye del nacionalismo como de la peste. Artur Mas no ha conseguido encontrar ni un solo aliado en toda Europa para su locura secesionista (excepción hecha de la Liga Norte), y que todas las autoridades y todos los jefes de estado europeos a los que se les ha preguntado por el asunto han dicho clarísimamente que CATALUÑA QUEDARÍA AUTOMÁTICAMENTE FUERA DE LA UE y del euro si se separa de España, y que lo tendría muy negro para volver a ingresar. Ya debería saber que la sola posibilidad de que Escocia se independizara hundió la libra en los mercados europeos y que las grandes empresas instaladas en Cataluña (empezando por los bancos) tienen planes para salir zumbando de allí si las cosas no se calman.
Esa Europa de la que habla, esos países democráticos, ese espacio de libertad aboga por la unión y la integración, y abomina del aldeanismo secesionista. Y no será un referéndum sablista e inconstitucional lo que les haga cambiar de opinión.

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