LA TRANSICIÓN
PENDIENTE
“Hoy,
la sociedad parece haber retrocedido más allá de su punto de partida; en
realidad, lo que ocurre es que tiene que empezar por crearse el punto de
partida revolucionario”. Que no puede
hacerse desde la aceptación de las reglas del juego, ni siquiera desde la
pura retórica vacía, menos aún desde la butaca de nuestro salón.
El
actual ascenso de Podemos no deja de recordarnos la meteórica ascensión del
PSOE de los 80, también en una época en la que la conflictividad social iba in
crescendo, lo viejo no acababa de morir, lo nuevo no acaba de nacer, la
continuidad del régimen estaba en cierta forma amenazada por la deslegitimación
del sistema político y los intereses geoestratégicos estaban poco confortables
en un escenario tan inestable.
Existe
la necesidad de renovar, de nuevo, el sistema político para garantizar la paz
social, es decir, la estabilidad económica y política que nos saque de la
crisis y transporte, de nuevo, al imaginario paraíso socialdemócrata: MÁS
CONSUMO, MÁS CLASE MEDIA, MÁS TRABAJO, MÁS… Son pocos los que trascienden el
discurso exitoso de la renovación del régimen de la primera transición, ni
siquiera desde posiciones de izquierdas. Esta nueva entrega de Transición
cuenta con personajes renovados, MÁS JÓVENES, Y MEJOR PREPARADOS. La
confluencia de una crisis de legitimidad política y la necesidad de un cambio
de modelo económico hacia mayores cuotas de explotación dan lugar a que todas
las fuerzas conservadoras se dirijan a garantizar la estabilidad. Especialmente
en el ámbito político que es donde se juega la legitimidad, es decir, la
aceptación o no del modelo de explotación.
Ganar
unas elecciones es pues tan complicado o tan sencillo como acertar en la
campaña de marketing y conseguir los recursos necesarios para lanzarla. Esto lo
sabía ya Felipe González y lo saben los jóvenes expertos de Podemos. Los
estadounidenses son especialistas en esta “folletinización” de la vida
política. No en vano las empresas de relaciones públicas, que es el nombre que
reciben las empresas de comunicación que diseñan tanto campañas electorales
como campañas de guerra, junto con las empresas de armas son las que mueven más
dinero en el mundo. La competencia en el mercado de la política se disputa en
el campo de la comunicación.
De
la misma forma que en la primera Transición el marketing electoral vino de la
mano de Julio Feo, directivo de una empresa de publicidad, los nuevos tiempos
también tienen como referencia las campañas estadounidenses. En esta segunda
entrega de la Transición el nuevo partido, Podemos, extiende idénticas recetas:
inevitabilidad de la aceptación de las reglas del juego político, pragmatismo,
desideologización (ni de izquierdas ni de derechas) y oportunidad.
Esperemos
que los cientos de mujeres y hombres comprometidos y bien intencionados que se
han prestado a filmar, producir, actuar y participar de diversas formas en esta
nueva entrega de la Transición sean capaces de sobreponerse a la frustración y
la impotencia, y que en algún momento, ojalá sea pronto, pueda retomarse la
construcción de un punto de partida que, si pretende resolver los problemas
planteados será dando soluciones distintas, es decir, revolucionarias.
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