lunes, 6 de octubre de 2014

El ascenso de Podemos



LA TRANSICIÓN PENDIENTE

“Hoy, la sociedad parece haber retrocedido más allá de su punto de partida; en realidad, lo que ocurre es que tiene que empezar por crearse el punto de partida revolucionario”. Que no puede hacerse desde la aceptación de las reglas del juego, ni siquiera desde la pura retórica vacía, menos aún desde la butaca de nuestro salón.
El actual ascenso de Podemos no deja de recordarnos la meteórica ascensión del PSOE de los 80, también en una época en la que la conflictividad social iba in crescendo, lo viejo no acababa de morir, lo nuevo no acaba de nacer, la continuidad del régimen estaba en cierta forma amenazada por la deslegitimación del sistema político y los intereses geoestratégicos estaban poco confortables en un escenario tan inestable.
Existe la necesidad de renovar, de nuevo, el sistema político para garantizar la paz social, es decir, la estabilidad económica y política que nos saque de la crisis y transporte, de nuevo, al imaginario paraíso socialdemócrata: MÁS CONSUMO, MÁS CLASE MEDIA, MÁS TRABAJO, MÁS… Son pocos los que trascienden el discurso exitoso de la renovación del régimen de la primera transición, ni siquiera desde posiciones de izquierdas. Esta nueva entrega de Transición cuenta con personajes renovados, MÁS JÓVENES, Y MEJOR PREPARADOS. La confluencia de una crisis de legitimidad política y la necesidad de un cambio de modelo económico hacia mayores cuotas de explotación dan lugar a que todas las fuerzas conservadoras se dirijan a garantizar la estabilidad. Especialmente en el ámbito político que es donde se juega la legitimidad, es decir, la aceptación o no del modelo de explotación.
Ganar unas elecciones es pues tan complicado o tan sencillo como acertar en la campaña de marketing y conseguir los recursos necesarios para lanzarla. Esto lo sabía ya Felipe González y lo saben los jóvenes expertos de Podemos. Los estadounidenses son especialistas en esta “folletinización” de la vida política. No en vano las empresas de relaciones públicas, que es el nombre que reciben las empresas de comunicación que diseñan tanto campañas electorales como campañas de guerra, junto con las empresas de armas son las que mueven más dinero en el mundo. La competencia en el mercado de la política se disputa en el campo de la comunicación.
De la misma forma que en la primera Transición el marketing electoral vino de la mano de Julio Feo, directivo de una empresa de publicidad, los nuevos tiempos también tienen como referencia las campañas estadounidenses. En esta segunda entrega de la Transición el nuevo partido, Podemos, extiende idénticas recetas: inevitabilidad de la aceptación de las reglas del juego político, pragmatismo, desideologización (ni de izquierdas ni de derechas) y oportunidad.
Esperemos que los cientos de mujeres y hombres comprometidos y bien intencionados que se han prestado a filmar, producir, actuar y participar de diversas formas en esta nueva entrega de la Transición sean capaces de sobreponerse a la frustración y la impotencia, y que en algún momento, ojalá sea pronto, pueda retomarse la construcción de un punto de partida que, si pretende resolver los problemas planteados será dando soluciones distintas, es decir, revolucionarias.

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