miércoles, 4 de junio de 2014

Podemos: ¿Cómo acabaría con el paro?



LA DEMOCRACIA DE BASE Y DEBATE FRUCTÍFERO.
El panorama político de España ha cambiado como resultado de las elecciones europeas. El completo dominio de la política española moderna, por los dos principales partidos del país PP y PSOE se ha roto. La nueva estrella es un partido llamado Podemos. Dicen que no están en contra de Europa, pero sí en contra de la forma en que la UE se ha llevado en los últimos años.
Para un sociólogo el triunfo de Pablo Iglesias en las últimas elecciones debe constituir un hecho significativo que exige necesariamente un análisis. Sin embargo el sociólogo del PP, Pedro Arriola y Toharia, presidente de Metroscopia, este martes, en un desayuno informativo en Madrid, pusieron en cuarentena el éxito de esta formación atribuyeron sus resultados a la movilización de ex votantes del PSOE, de IU y de jóvenes que no habían votado con anterioridad. Considero que realizar tal análisis sin haber sondeado la realidad sociológica del votante, no deja de ser una valoración sesgada por interesada y partidista. Es cierto que hay que estimar la consolidación de este movimiento durante los próximos meses y su posicionamiento político una vez que se ha convertido en posible alternativa, pero hay que esperar.
Un hecho al que, no obstante, restan valor este par de expertos. Ya que muy pocos soñaban que una fuerza política casi desconocida se iba a constituir en la cuarta del Estado e incluso colocarse por delante de Izquierda Unida en comunidades significativas y en muchas ciudades importantes. Podemos es la gran triunfadora de las elecciones, aunque ese triunfo, como señaló Pablo Iglesias al saber los resultados, no sea ni mucho menos el que se va buscando, que no es otro que acabar con una clase política y con unos recortes de derechos y libertades que están hundiendo a una parte significativa de los españoles en la indigencia. Dentro de ese contexto sociológico la candidatura de Podemos ha abierto, de pronto, ante millones de personas un atisbo de esperanza al incorporar a la vida política española algo que ya empezó a desarrollarse en torno al 15M: la convocatoria a personas hecha por personas y no por aparatos más o menos infectados por los lastres de una transición como la que hubo en España.
Su éxito electoral compensa las críticas. Por todo eso, ahora es la mejor referencia y quien está en condiciones más creíbles para marcar el paso en los próximos meses y de cara a las movilizaciones y elecciones que quedan por delante. Pero no lo tendrá fácil. Los poderes económicos y fácticos que dominan la política española no serán a partir de ahora tan generosos con sus líderes en los medios de comunicación y quienes todavía piensan que la historia se mueve a la orden de las vanguardias iluminadas no verán con buenos ojos que sea el electorado desde abajo quien se organice e impulse la acción política, como pretende y ha conseguido esta nueva formación política que ahora debe asimilar los resultados obtenidos por un importante sector de la población, mayoritariamente constituido por jóvenes desengañados con la forma de hacer política de los partidos tradicionales. Tendrá que afrontar los riesgos y dificultades crecer en tan poco tiempo y sin haber pulido ni su programa ni su discurso con el que podría avanzarse hacia una mayoría social y política a la que alude siempre. Tendrá que explicar muchas cosas como por ejemplo: ¿Cómo acabaría con el paro o lo atenuaría sustancialmente? ¿Está a favor de la violencia callejera, como la ocurrida estos tres últimos días en Barcelona? Evitando contestar que más violencia ejercen quienes ostentan el poder económico y político. ¿Qué piensa de la importantísima subida de los partidos de extrema derecha en Europa? ¿Se ve colaborando estrechamente con otras fuerzas de izquierda, renunciaría usted a que su nombre fuera protagonista de cualquier acuerdo?
Volviendo a analizar el fenómeno de Podemos habría que considerar como dato de partida la realidad del momento social para una buena parte de la juventud ahogada por no vislumbrar un futuro profesional claro y del acierto de no haber utilizado en su denominación política el termino de partido político, en momentos en clara devaluación. Tal vez por ello debe huir de la tentación de sentirse una sigla más, aunque sea ya poderosa. La gente no quiere sopas de siglas, aunque sea necesario sin duda que el mayor número de ellas converja, sino, como he dicho, “gente convocando a gente”. Lo que significa que hay que avanzar hacia el auto organización con democracia de base y debate fructífero.
Otro reto es elaborar un programa de propuestas para España riguroso y atractivo y que a mi modo de ver debería recoger dos grandes líneas. Por un lado, las medidas de recortes que el PP y el PSOE han tomado desde 2010 que hay que derogar cuanto antes. Y, por otro, las acciones en positivo (y no solo los deseos) que pueden sacar a España de la situación de degeneración moral, política y económica en la que se encuentra.
Y finalmente, Podemos no debería olvidar que si bien es necesario preparar las elecciones que van a convocarse en los próximos meses, concurrir a ellas y obtener buenos resultados no puede ser un fin en sí mismo porque la presencia en las instituciones resulta impotente y frustrante si no se dispone del contrapoder que proporciona la gente organizada desde abajo y la movilización constante para defender los derechos y denunciar en todo momento las injusticias.
Ojalá Podemos sea capaz de seguir ilusionando con éxito a mucha más gente, a la inmensa mayoría que, incluso con independencia de sus ideas, está harta de la corrupción, de la incompetencia, de la venalidad y de la servidumbre hacia los poderosos de quienes nos vienen gobernando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...