viernes, 23 de mayo de 2014

LA RENTA Y EL PODER



La nueva “GRAN DEPRESIÓN” del siglo XXI
Antaño, la forma predominante de trabajo fue la esclavitud, pero desde mediados del Siglo XIX la esclavitud disminuyó, sin desaparecer del todo, para ser reemplazada por la labor asalariada como forma dominante. Junto a la esclavitud y el trabajo asalariado es posible encontrar otras formas de trabajo como, el autónomo y las profesiones liberales, comerciantes, etc. Igualmente  el trabajo informal de supervivencia, la servidumbre y otras formas históricas. La entrada de pleno en el Siglo XXI, nos plantea una nueva inquietud: "EL FIN DEL TRABAJO", como define Jeremy Rifkin en su libro,  el trabajo realizado por el hombre es reemplazado por maquinas.
Hasta hoy el sistema capitalista cimentó sus bases en el concepto de productividad, o sea, la utilización eficiente de los recursos con el fin de obtener bienes y servicios en cantidades superiores a las que se consume. Pero con el avance tecnológico esa productividad se ha multiplicado en forma espectacular, desplazando las fronteras de producción hasta límites que todavía no hemos encontrado. Sin embargo la otra cara de la moneda, como es el consumo también se había incrementado, no solo en el aspecto cuantitativo, sino además en una constante innovación hacia los bienes y servicios, lo cual hace realidad la posibilidad de estar cada vez más cerca de elegir una casi infinita cantidad de bienes y servicios.
Ahora nos encontramos sumergidos en una nueva fase de la humanidad caracterizada por la decadencia de lo que hasta hora entendíamos por trabajo, el número de personas desempleadas o infra empleadas va aumentando. Las nuevas tecnologías sustituyen a las personas en muchos sectores económicos, desde los procesos de fabricación o la agricultura hasta las actividades funcionariales. En resumen, muchos trabajos están desapareciendo definitivamente polarizando al mundo en dos fuerzas, una de elite que controlará y gestionará la economía global de alta tecnología; y, por la otra, un creciente número de trabajadores con escasas esperanzas de poder conseguir un empleo estable y digno.
Ante este panorama, tenemos que repensar los replanteamientos actuales sobre el trabajo, crear y poner en marcha nuevos modos de generación de ingresos y de reparto de poder; y generar una mayor confianza en el sector terciario, propiciando la reconstrucción de una nueva cultura, teniendo en cuenta que en poco tiempo habrá millones de trabajadores en el sub empleo o desempleados, con pocas posibilidades de obtener un profesión a tiempo completo para poder afrontar la vida con dignidad.
Esta dura realidad, que nos está llamando a la puerta, resulta aún más desagradable si tenemos en cuenta que hace pocos años se declaraba casi resuelto el desempleo, fundamentalmente en los sectores que actualmente se encuentran casi en proceso de extinción. Tal vez por ello, los hombres debemos buscar para llegar a encontrar nuevas soluciones que puedan resolver este problema de empleo para las millones de personas en todo el mundo que pueden permanecer en paro para toda su vida. Siendo también posible que en el futuro el individuo pueda reducir de manera drástica el número de horas de trabajo y dejar para las maquinas todas aquellas actividades repetitivas, peligrosas y que también pudieran ser nocivas para la salud.
Tal vez por eso habría que repensar que la nueva humanidad debería buscar y encontrar un equilibrio armónico entre el trabajo y la subsistencia del hombre, dentro de un nuevo orden social y económico. Para lo cual incumbiría ser imprescindible seguir considerando que la persona es y seguirá siendo el Centro Fundamental de la Creación en todo su conjunto, y que el resto de las cosas del mundo deben estar a su servicio para conseguir de la plena felicidad del hombre.

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