La nueva “GRAN DEPRESIÓN”
del siglo XXI
Antaño, la forma predominante de
trabajo fue la esclavitud, pero desde mediados del Siglo XIX la esclavitud disminuyó, sin desaparecer del todo, para ser
reemplazada por la labor asalariada como forma dominante. Junto a la esclavitud
y el trabajo asalariado es posible encontrar otras formas de trabajo como, el
autónomo y las profesiones liberales, comerciantes, etc. Igualmente el trabajo informal de supervivencia, la
servidumbre y otras formas históricas. La entrada de pleno en el Siglo XXI, nos plantea una nueva
inquietud: "EL FIN DEL
TRABAJO", como define Jeremy Rifkin en su libro, el
trabajo realizado por el hombre es reemplazado por maquinas.
Hasta hoy el sistema capitalista
cimentó sus bases en el concepto de productividad, o sea, la utilización
eficiente de los recursos con el fin de obtener bienes y servicios en
cantidades superiores a las que se consume. Pero con el avance tecnológico esa
productividad se ha multiplicado en forma espectacular, desplazando las
fronteras de producción hasta límites que todavía no hemos encontrado. Sin
embargo la otra cara de la moneda, como es el consumo también se había
incrementado, no solo en el aspecto cuantitativo, sino además en una constante
innovación hacia los bienes y servicios, lo cual hace realidad la posibilidad
de estar cada vez más cerca de elegir una casi infinita cantidad de bienes y
servicios.
Ahora nos encontramos sumergidos en
una nueva fase de la humanidad caracterizada por la decadencia de lo que hasta
hora entendíamos por trabajo, el número de personas desempleadas o infra
empleadas va aumentando. Las nuevas tecnologías sustituyen a las personas en
muchos sectores económicos, desde los procesos de fabricación o la agricultura
hasta las actividades funcionariales. En resumen, muchos trabajos están
desapareciendo definitivamente polarizando al mundo en dos fuerzas, una de
elite que controlará y gestionará la economía global de alta tecnología; y, por
la otra, un creciente número de trabajadores con escasas esperanzas de poder
conseguir un empleo estable y digno.
Ante este panorama, tenemos que
repensar los replanteamientos actuales sobre el trabajo, crear y poner en
marcha nuevos modos de generación de ingresos y de reparto de poder; y
generar una mayor confianza en el sector terciario, propiciando la
reconstrucción de una nueva cultura, teniendo en cuenta que en poco tiempo
habrá millones de trabajadores en el sub empleo o desempleados, con pocas posibilidades de obtener un profesión a tiempo completo para poder afrontar la
vida con dignidad.
Esta dura realidad, que nos está
llamando a la puerta, resulta aún más desagradable si tenemos en cuenta que
hace pocos años se declaraba casi resuelto el desempleo, fundamentalmente en los
sectores que actualmente se encuentran casi en proceso de extinción. Tal vez
por ello, los hombres debemos buscar para llegar a encontrar nuevas soluciones
que puedan resolver este problema de empleo para las millones de personas en
todo el mundo que pueden permanecer en paro para toda su vida. Siendo también
posible que en el futuro el individuo pueda reducir de manera drástica el
número de horas de trabajo y dejar para las maquinas todas aquellas actividades
repetitivas, peligrosas y que también pudieran ser nocivas para la salud.
Tal vez por eso habría que repensar
que la nueva humanidad debería buscar y encontrar un equilibrio armónico entre
el trabajo y la subsistencia del hombre, dentro de un nuevo orden social y
económico. Para lo cual incumbiría ser imprescindible seguir considerando que la
persona es y seguirá siendo el Centro Fundamental de la Creación en todo su
conjunto, y que el resto de las cosas del mundo deben estar a su servicio para
conseguir de la plena felicidad del hombre.
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