viernes, 11 de abril de 2014

..Y ahora un cuento



SINRESPETO Y VIVIRDELCUENTO
Hace mucho tiempo, una señora llamada Sinrespeto, como se sentía muy sola, cogió de su fortuna un poco de dinero y creó un adefesio que llamó Vivirdelcuento– ¡Qué bien me ha quedado! –exclamó–. Es una suerte que dependa de mí. Cómo me gustaría que mi Vivirdelcuento fuese un engañabobos de verdad.
Vivir del cuento en un descanso de la representación
Sinrespeto, salía en todos los miedos de incomunicación que ella misma se fabricaba, diciendo: – ¡Voten, votantes y votantas! ¡Vean nuestro teatro de títeres! Era un parlamento de muñecos como Vivirdelcuento y los votontos se pusieron tan contentos, que votaron compulsivamente. Pronto se dio cuenta que los votontos no tenían dignidad y bailaban movidos por unos pensamientos idiotas que llevaban atados al cerebro. – ¡Bravo, bravo! –gritaba la gente al ver a Vivirdelcuento mentir, enchufar y robar a diario. – ¿Queréis formar parte de nuestro teatro? –Les dijo Sinrespeto al acabar la función  –Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, contestaron la mayoría. –Pues entonces, votar y callar será lo que haréis. Bueno, podéis criticar en el bar, por lo bien que habéis votado. Vivirdelcuento siguió muy contento hacia el parlamiento, cuando de pronto: – ¡Vaya, vaya! ¿Dónde vas tan deprisa, ladroncito? –dijo un empresaurio muy mentiroso que se encontró en el camino  –Voy a comprar unos votos con este dinero y estas prebendas. – ¡Oh, vamos! –Exclamó el sindicalisto que iba con el empresaurio–. Eso es poco dinero para engañar a los currelas. ¿No te gustaría tener más poder y dinero? –Sí, pero ¿cómo? –Contestó Vivirdelcuento –Es fácil –dijo el empresaurio–. Si apruebas reformas y recortes para los pringaos, y privatizando todo lo rentable, te dará mucho dinero. – ¿Y cómo lo hago sin que se quejen y se manifiesten? –Nosotros te ayudaremos –dijo el sindicalisto. Así, con mentiras, los bandidos les robaron y engañaron a los pringaos.  Vivirdelcuento tenía un popito grillo, que era su insconciencia-sinciencia, y que le decía al oído: no robes, engañes y peques sin arrepentirte después, pero recuerda que no debes devolver nada de lo robado, que dios te perdonará y la mayoría de tus votantes también. Como no tenían vergüenza, siempre aparecían en los miedos de incomunicación, diciendo sus mentiras. –Los recortes los hago por el bien de los pringaos –dijo Vivirdelcuento mientras le crecía la nariz. Se dio cuenta de que había mentido y, al ver su nariz y su billetera, le importo un pimiento. –Esta vez tu nariz volverá a ser como antes, pero te crecerá la billetera si vuelves a mentir – le dijeron el popito grillo y el banquero madrino. Así, Vivirdelcuento fue por las empresas y se encontró con unos precarios que se manifestaban muy enfadados. – ¿Qué es lo que pasa? –preguntó. –Nos vamos al paro  y cada vez nos dan menos  limosna y nos privatizan la educación, la sanidad y los servicios sociales. ¿Nos quieres joder la vida? – ¡Se que es doloroso, pero necesario! Contestó Vivirdelcuento. – ¿No prometiste acabar con el paro? –preguntaron los manifestantes. –Sí –mintió Vivirdelcuento Y estoy en ello. Y, de repente, empezaron a crecerle billetes de 500 €. Vivirdelcuento se dio cuenta de que le habían crecido por mentir, pero no se arrepintió jamás, porque no podía decir la verdad. Se fue al parlamiento y luego a casa, pero Sinrespeto había ido a buscarle con tan buena suerte que, al meterse en su casa, se encontró sacos grandes como ballenas, llenos de billetes. – ¡Repartamos! –exclamó Vivirdelcuento Se fue a un paraíso fiscal y esperó a que se lo tragaran los votantes.  Allí vio a Sinrespeto, que le abrazó muy fuerte. –Tendremos que seguir, así que engañaremos a los votantes para que nos sigan apoyando y no abran la boca. Así lo hicieron y siguieron forrándose muy deprisa. La ama del muñeco no paraba de abrazarle. De repente, apareció el Capital, que convirtió el sueño de Sinrespeto en realidad, ya que tocó a Vivirdelcuento y lo convirtió en un mentiroso compulsivo de verdad. ¿FIN?

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