EL
VERDADERO PARAÍSO NO ES EL FISCAL
Nunca
nos pondremos de acuerdo en lo que es un paraíso. Los paraísos fiscales, no lo
son, a no ser que el dinero, que es una cosa, disfrute en él que lo absurdo más
absurdo. Es el poseedor del dinero que tiene en esos países el que se supone
que vive de vicio aunque cualquier día te descubren y te puedes ir directamente
al infierno de la cárcel, y ya dependiendo del dinero, que hayas amañado o
tengas sin gastar, tendrás una celda más o menos cómoda.
Pero
no quería hablar de esos paraísos, cada uno tiene una idea sobre ellos muy
distinta. Uno de estos paraísos, ahora empobrecido por sinvergüenzas y que ocupa
parte de la unión europea, es un paraíso para los africanos que vienen de un
continente que también lo es, pero que ha sido es y será, si ellos mismos no lo
remedian algún día, saqueado y expoliado por multinacionales y demás colectivos
de desaprensivos que aun quieren vivir mucho mejor. Para conseguir llegar a
este paraíso tienen que pasar un examen de resistencia de meses sin comer, de
escalada de vallas cada vez más altas y de aguante del dolor que producen
concertinas, caídas desde lo alto, golpes de porras de los perros policías,
pelotazos,… para que algunos, después de superarlo, sean declarados no aptos y
los manden a repetir el nuevamente la maravillosa experiencia.
Si
en lugar de un examen de selectividad, a todos los estudiantes que quieran
realizar una carrera universitaria les hicieran pasar por todo eso ¿estarían
llenas las aulas de ingeniería, derecho, medicina, etc.?
El
único paraíso que esperamos exista realmente, es el paraíso eterno, es ese
donde no hay odios, donde no sientes dolor, donde no necesitas comer ni beber,
donde no te explotan, ni tú explotas a nadie, donde el sufrimiento jamás
existe… “¿Y si soy bueno puedo ir a ese paraíso?” Si eres bueno y también si
eres malo e incluso muy malo y te arrepientes… “¿Y qué es? ¿Ese edén que nos
prometen las religiones?” No exactamente, pero algo tiene que ver, es lo que te
espera después de esta vida, es la muerte.
Pero
si aparcamos el tremendo egoísmo de algunos, nos acercamos más a la naturaleza,
o al menos dejamos de joderla tanto, empezando por no jodernos entre nosotros y
apostamos por la amistad, la solidaridad, el apoyo mutuo, dejando a un lado la
competitividad, el amor al dinero,… y esas otras cosillas… algo nos
acercaríamos a ese edén que cada vez nos cuesta más soñar. AMEN.
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