Hoy, me apetece traer a mi blog la PROFESIÓN DE FE que mi viejo
amigo, compañero y colega: profesor Paco Blanco Prieto, que emplaza en su blog del que me siento apasionado
lector. Lo cierto es que desde posicionamientos de credo trascendental disímiles, mi visión de fe se funde con sus convicciones de proclamar un canto de libertad
con la ventana de la vida completamente abierta a un nuevo aire fresco.
PROFESIÓN DE FE
Todas las personas, creyentes y descreídas,
tenemos un credo, compendio de aquello en que confiamos para dar sentido a
nuestra vida. Y declarar en voz alta la fe profesada compromete la conducta y
exige testimonio personal de la fe proclamada.
La cuestión es que muchos vociferan las creencias
que otros han dictado, no incluyéndome entre los asamblearios que repiten
consignas de terceros, inaccesibles al ente
ndimiento, porque la fe religiosa
exige cerrar puertas a la razón ante lo inalcanzable a la cordura.
Mi profesión de fe se limita a optar por aquello
que en la vida ha estimulado mi ánimo, alegrándome el camino y dándome fuerzas
para mantener la esperanza en el único mundo posible, sabedor que la vida es
única e irrepetible, porque creo sobre todo en el amor terrenal compartido,
hacedor del bien, origen de la paz, y camino cierto de felicidad.
Creo en mi experiencia de amor familiar, plena de
entrega incondicional a quienes he tenido siempre a mi lado en horas dulces y
amargas soledades.
Creo en la muerte sin redención posible, en la
nada postrera, en el silencio eterno y en el olvido total cuando aquellos que
ahora me conviven desaparezcan.
Creo en mi vecino, en quien se cruza conmigo y en
el desconocido que ignoro, más que en el cielo lejano que no alcanzo.
Creo en la amistad como valor eterno, aunque no
haya conseguido eternizarla, por lo cambiantes que han sido las oportunidades
de lograrlo.
Creo en la honradez natural de las personas, y
disculpo el hurto para sobrevivir, pero no el enriquecimiento a costa del sudor
ajeno o de las urnas.
Creo en el esfuerzo diario como fuente de
inspiración; en la renuncia como base del éxito personal, en el sacrificio como
itinerario y en la superación permanente.
Creo en el diálogo como terapia para los
conflictos por encima de intolerantes barreras e incomprensiones interesadas de
sofistas y malversadores dialécticos.
Creo en la humildad de quien se guarda de la
presunción, y detesto la humillación del prepotente que va golpeando a todos
con su cuenta corriente o su tarima.
Creo en la fuerza revolucionaria de las ideas, en
el mérito de las opiniones avaladas, en la virtud de todas las creencias
y en el poder de convicción de los argumentos.
Creo, en fin, en el cielo y el infierno
terrenales, vibrando de felicidad con la madre primeriza y conmoviéndome de
dolor ante prematuras despedidas.
Creo en el destierro de fronteras, el derribo de
murallas y la siega de alambradas; en los apátridas; en el huerto común; en el
aire compartido; y en el sol universal.
Creo en el mártir redentor de alienaciones
mentales, en el liberador de ideologías encadenadoras, doctrinas esclavizantes
y paraísos inexistentes.
Creo en la verdad por encima de todas las cosas,
aunque arrebate el sosiego, comprometa la amistad, exija sufrir un poco y
disperse la conformidad.
Creo en el error humano y lo disculpo cuando es
ajeno, careciendo de indulgencia para los desaciertos propios si éstos afectan
a las personas que amo.
Creo en la lealtad de los amigos pero me mantengo
en estado alerta y a la espera de que cante el gallo porque sé que en algún
momento llegará la decepción.
Creo en los creyentes sinceros a toda religión y
credo, por lejano que éste sea, a pesar de mi descreimiento en la doctrina que
proclame.
Creo en todo aquello que no puede comprarse en
taquilla alguna y que la vida entrega a manos llenas a quien camina llevando la
solidaridad por bandera.
Creo en la justicia terrenal sin esperar nada del
consuelo celestial que proporciona a los creyentes la justicia divina, a la que
no espero llegar algún día.
Creo, en fin, en quienes en mí creen y en los que
desconfían por no haberme ganado su confianza con actitudes distintas a las que
de mí esperaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario