NO
SE CUESTIONA QUE SEA ILÍCITO E INMORAL UTILIZAR LA POLÍTICA COMO MEDIO PARA
ENRIQUECERSE
“El Gobierno está cambiando el país con
medidas que lanzan a miles de personas a la exclusión, y en la Iglesia no se ve
ninguna revolución. No podemos quedarnos ni mudos ni conformes. Desde la
Iglesia debemos denunciar esta falta de compasión. Los que sufren no esperan
doctrinas sociales ni justificaciones económicas, tan falsas como inmorales.
Piden que se les defienda. La jerarquía ha de hablar en nombre de los que
sufren, pero para eso ha de tenerlos en el corazón. Es ahora cuando se nota”
Estas palabras de José Antonio Pagola
fueron largamente ovacionadas por los participantes en un Congreso de Teología
celebrado en la sede de CCOO.
Somos muchos los cristianos enfurecidos con una Conferencia Episcopal que está permanentemente levantado la
voz por otras causas, en plena coincidencia con el Partido Popular y que, sin
embargo, ahora guarda un silencio ensordecedor ante tantas injusticias y ante
la vergüenza de los casos de corrupción de los políticos que trabajan en el
mantenimiento de sus privilegios y también de los privilegios de la misma
Iglesia.
Sólo les pedimos que apliquen la doctrina social de la Iglesia y levanten la voz para conseguir “una
regulación del sector financiero que sea capaz de salvaguardar a las personas
más débiles e impedir escandalosas especulaciones”. Los que tanto han gritado
para defender la vida ahora callan ante los crímenes que cada día provocan la
banca y el gran drama de los desahucios.
Los que callan ante estas injusticias, que claman al cielo, han de ser
considerados
cómplices del dios dinero y de sus oráculos. Son sus amigos los que han puesto el
dinero en los modernos altares elevándolo a la categoría de idolatría social y
de norma moral de rango superior a los derechos humanos.
No se cuestiona que sea ilícito e inmoral
UTILIZAR LA POLÍTICA COMO MEDIO PARA ENRIQUECERSE. Lo estamos comprobando en el
debate que nuestro gobierno ha abierto para taparse las vergüenzas de la
corrupción. Nos quieren hacer creer que hacer justicia es no prejuzgar antes de
tiempo a los corruptos. Según ellos, la condena moral solo es aplicable a los
que son tan necios de dejarse coger y acaban condenados por los tribunales.
Estamos oyendo constantemente
políticos sinvergüenzas que ejecutan la opresión de los pobres desde leyes
injustas elaboradas por sistemas formalmente democráticos, parapetados detrás
de constituciones caducas.
La ley no está por encima de las personas y este es uno de los mensajes más
contundentes del cristianismo, presente en los evangelios, y que provocó la
muerte de Jesús.
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