viernes, 14 de febrero de 2014

los medicres



SEQUÍA DE LÍDERES CON CAPACIDAD, TESTIMONIO Y HONRADEZ. 

Estamos en manos de mediocres. Esta mediocridad proviene de una época caracterizada por el engaño, la simulación, la farsa y la impunidad a que nos han llevado quienes pretenden enmascarar sus intereses personales con palabras que han perdido su significado en el diccionario y su valor en la ética ciudadana.

Sus protagonistas, los y las mediocres, pretenden ocultar las escasas cualidades personales que atesoran dando voces y pisando fuerte, creyendo que de esa forma saldrán de la mediocridad, sin darse cuenta que por ese camino se hunden todavía más en ella, aunque traten de disimular su estatura subiéndose sobre los demás para alcanzar el nivel. Su ignorancia, les lleva a asumir tareas que corresponden a ciudadanos que se encuentran en el escalón superior, es decir, a los líderes naturales que, por capacidad, nivel intelectual, claridad mental y honradez personal, son merecedores de los puestos. Estos dirigentes grises se caracterizan por su servilismo al superior y su despotismo con los subordinados. Confunden los medios con los fines. El techo intelectual de los mediocres es el enciclopedismo, e torpes de abrir caminos nuevos porque su capacidad limita la creatividad necesaria. 

Su inseguridad y desconfianza les hace rodearse de otras personas aún más mediocres y manejables. De esta forma se origina una degradante cadena de jefecillos intermedios, formada por eslabones cada vez menos eficaces que se prolonga irremediablemente hasta llegar a la incompetencia metafísica.Los mediocres disputan, no dialogan; utilizan la fuerza porque carecen de argumentos; imponen sus decisiones, no las comparten. Adocenan, no estimulan. Desaniman, no ilusionan.

En todo lugar de la tierra los talentos están en las catacumbas, lejos del teatro político, dedicados a su quehacer profesional, que es el quehacer de todos, porque son ellos quienes tiran realmente de la sociedad. A esos verdaderos líderes naturales tenemos que mirar y a ellos debemos dirigirnos para pedirles que nos libren de la mediocridad que nos rodea.

Y los necesitamos ahora más que nunca, porque nunca la desmoralización social ha mostrado tan de cerca su verdadero rostro. Nunca, como ahora, se han cotizado tan bajo los valores humanos en la bolsa de la vida. Debemos exigir su presencia en este momento porque los necesitamos para administrar con fortuna esta sociedad en crisis, en la que vivimos. Hay que contar con ellos ahora, porque son los únicos que pueden quitarles las tijeras a los mediocres que recortan nuestro futuro con total impunidad, ante el silencio estupefacto de la mayoría.

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