LAS POLÍTICAS DE AUSTERIDAD
PERJUDICAN A LAS PERSONAS MÁS POBRES Y VULNERABLES
Han desmantelado los
mecanismos que reducen la desigualdad y hacen posible un crecimiento equitativo.
La desigualdad socioeconómica ha empeorado con la crisis y las
políticas de austeridad impuestas. Han aumentado las brechas sociales en el
conjunto de las sociedades desarrolladas, particularmente, en los países
europeos periféricos, como España. Desarrollan la pobreza y la exclusión
social, así como las distancias entre individuos ricos y pobres.
En el ámbito mundial la polarización de la riqueza es cada vez mayor. Esta dinámica está destruyendo la cohesión social. Los sistemas políticos europeos pierden calidad democrática, disminuye la legitimidad de las élites gobernantes, se abren profundas brechas entre el Norte y el Sur y se cuestiona el proyecto común europeo. El problema con las políticas económicas europeas de la supuesta austeridad, no era que querían gastar menos y situar a las cuentas de los Estados en la senda sostenible.
Los
programas de austeridad europeos han desmantelado los mecanismos que reducen la desigualdad y hacen posible un
crecimiento equitativo. Con el aumento
de la desigualdad y la pobreza, Europa se enfrenta a una década pérdida. Si las
medidas de austeridad siguen adelante, en 2025 entre15 y 25millones de europeos
más podrían verse sumidos en la pobreza. Existen claras semejanzas entre estos programas
de austeridad y las ruinosas políticas de ajuste estructural impuestas en América
Latina, el Este Asiático y África subsahariana en las décadas de 1980 y 1990.
Estas políticas fueron un fracaso; un tratamiento que pretendía curar la enfermedad
matando al paciente. Esto no debe repetirse. Se debe hacer un llamamiento a los
gobiernos europeos para que abandonen las políticas de austeridad, y a cambio
opten por la senda de un crecimiento inclusivo que favorezca a las personas,
las comunidades y el medio ambiente
Es posible
que el rescate sin precedentes de las instituciones financieras de la Unión Europea haya salvado su sistema
bancario, pero también ha aumentado
significativamente la deuda pública de los Estados miembros. Los gobiernos europeos han dado por sentado
que las políticas de austeridad,
dirigidas sobre todo a equilibrar los presupuestos y reducir el déficit,
servirían para recuperar la confianza de los mercados y, en último término,
para crear empleo y renovar la economía. En la mayoría de los países no ha sido
así. Después de casi tres años, las políticas de austeridad no sólo no han
cumplido con sus objetivos, sino que continúan cobrándose un elevado coste
social. La experiencia del Reino Unido, España, Portugal y Grecia muestra que,
a mayor austeridad, mayor nivel de endeudamiento. La apuesta por reducir la deuda
por encima de todo ha obviado el hecho de que es posible crecer incluso con
niveles de endeudamiento relativamente altos, y que la recuperación del
crecimiento económico debe incluir y beneficiar a toda la población
Los
programas de austeridad que se han aplicado en toda la UE están basados en una
fiscalidad regresiva y un drástico recorte del gasto, especialmente en
servicios públicos como la educación, la sanidad y la seguridad social. Estas
medidas han debilitado los mecanismos que reducen la desigualdad y hacen
posible un crecimiento equitativo. Las políticas de austeridad han perjudicado especialmente
a las personas más pobres y vulnerables, sobre quienes se ha hecho recaer la
responsabilidad de cargar con los excesos de las últimas décadas, a pesar de
ser las menos culpables de ellos. Recientemente, los principales defensores de
la austeridad como el Fondo Monetario Internacional, están empezando a reconocer
que las duras medidas de austeridad no sólo no han dado los resultados esperados,
sino que han sido nocivas tanto para el crecimiento como para la igualdad.
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