miércoles, 15 de enero de 2014

Adios, Estado del Bienestar



EL GOBIERNO. INSTRUMENTO DE LA BANCA

La crisis que estamos padeciendo en la actualidad ha sido consecuencia de unas políticas públicas llevadas a cabo por gobiernos bajo el mandato de instituciones altamente influenciadas por la banca.


Este ministro es un interlocutor perfecto para la banca
El desempleo ha alcanzado niveles récord en España. Y las agencias internacionales más fiables dicen que la economía española no alcanzará los parametros de desempleo que tenía antes de que se iniciara la crisis hasta veinte años. Y puesto que el desempleo juvenil es el doble del general, estos pronósticos quieren decir que estamos quemando nuestro futuro, pues muchas generaciones jóvenes estarán en una situación desesperada, habiendo sido convertidas en inservibles. Esta situación de los jóvenes está también afectando negativamente al futuro de la Seguridad Social, contradiciendo, por cierto, el famoso argumento de que el problema de las pensiones es que hay demasiados ancianos y muy pocos jóvenes. La falacia de este argumento queda claramente al descubierto en la crisis actual. El problema de las pensiones no es que no haya jóvenes sino que no hay trabajo para ellos. Este es el problema que el famoso argumento catastrofista basado en la transición demográfica oculta.

El gobierno Rajoy es un instrumento de la banca, están forzando e imponiendo políticas que son la causa de la crisis. Está recortando y desmantelando el Estado del Bienestar de España, recortando y recortando gasto y empleo público a fin de reducir el déficit y la deuda pública. Estos recortes están contribuyendo a destruir empleo y bajar la demanda que debería estimular la economía. Pero a pesar de todos los recortes, los intereses de esta deuda representa el segundo capítulo del presupuesto del Estado después de la Seguridad Social. Este dinero va a los bancos que han comprado esta deuda, que tienen prácticamente la mitad de esta deuda. Cada año los bancos españoles piden prestado dinero al Banco Central Europeo, BCE, una institución pública que funciona como un lobby de la banca.


1 comentario:

  1. Hace ya años, cuando empezó la crisis, advertí que no era una crisis cualquiera, es decir, uno de esos frenazos cíclicos con los que el capitalismo corrige sus excesos, elimina grasas y sale más fuerte que antes. No. Lo que estamos viviendo es un cambio de ciclo, puede incluso que dé era, que exige reajustarse a las nuevas circunstancias que reinan en nuestros países y en el mundo entero. No se puede seguir con las mismas pensiones por las que hemos cotizado si las expectativas de vida son más largas, ni con los aumentos automáticos de salarios si la empresa donde trabajamos va mal, ni mantener instituciones estatales sin otra función que dar un sueldo a los familiares y amigos, ni seguir actuando como si no hubiera pasado nada en las últimas décadas. Basta comparar las imágenes de China en 1990 con las de hoy para darse cuenta del cambio brutal experimentado por aquel país, que representa buena parte de la población mundial. Del enjambre de ciclistas con traje de Mao hemos pasado a una jauría de coches y chicas con falda corta y tacones de aguja. La riqueza se está trasladando de Europa a los países emergentes. Se trata de un corrimiento semejante al ocurrido a finales del mundo antiguo desde el área mediterránea a Centroeuropa. O al que produjo la Revolución Francesa, que acabó con el poder de la aristocracia para dárselo a la burguesía. O al de la revolución industrial, que instauró la clase media en Occidente. Hoy, nuestra clase media se ve desafiada por la que intenta ser clase media en Asia e Iberoamérica. ¿Quiere esto decir que vamos a volver a las cartillas de racionamiento y miserias de la posguerra? No. Quiere decir que nuestros jóvenes vivirán peor que sus padres, pero bastante mejor que sus abuelos. O dicho de otro modo: que se ha acabado el gastar más de lo que se tiene, lo que por otra parte es de cajón. Eso sí, rodeados de orondos líderes sindicales pidiendo que todo siga lo mismo y de una izquierda más conservadora que nadie.

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