domingo, 10 de febrero de 2013

ESTAR CONTENTO



SE ESTÁ CONVIRTIENDO EN ALGO SUBVERSIVO
CON LA QUE ESTÁ CAYENDO


Es casi imposible no estar tocado por la crisis, pero no significa que la vida no tenga momentos que celebrar.


Sonrie...que es mejor
Estoy esencialmente en contra de esa tendencia asfixiante a practicar un compromiso malhumorado que niega la alegría. La alegría se está convirtiendo en algo subversivo. Y a eso estamos contribuyendo aquellos que mostramos nuestro trabajo públicamente, porque, temerosos de que si confesamos cierto entusiasmo de vivir se nos tache de poco solidarios con la situación que aunque con nuestras limitaciones, desde luego, estamos viviendo. 


Nos entregamos a una seriedad continua, un poco impostada, y escribimos y hablamos, hablamos y escribimos sin respiro alguno sobre el nubarrón que ha ensombrecido nuestras vidas y que no hay viento que se lo lleve y vivimos el presente desde la continua perplejidad con el continuo interrogante de lo que pueda acontecernos en un futuro próximo y dentro del ámbito de la incertidumbre. 


Tenemos la cara que nos hemos fabricado
creo que ni el intelectual más comprometido se sienta concernido las veinticuatro horas del día. Si así fuera, su problema sería la consecuencia, sin duda, de un desequilibrio químico, y con PROZAC, ESERTIA o similar aliviaría su propensión al derrotismo. A no ser que seas "rico de familia". Es imposible ahora mismo no tener algún familiar en paro, un hijo aspirante a mileurista,  un amigo angustiado por la inseguridad de colaboraciones precarias o algún conocido que harto de buscar dentro, decide largarse, volver a hacer las Américas, por ejemplo.

Hace algunos días, leo a un escritor que cuenta la manera en que se estaba produciendo la transición del otoño al invierno, al caer las hojas desaparecen los colores, decía, y del color se pasa al blanco y negro, del óleo al dibujo a carboncillo. En fin, algo que, en principio, no debiera molestar a nadie. Pues bien, algún amigo entró a considerar si era lógico hablar de colores y árboles desnudos con la que está cayendo. ¡Con la que está cayendo!.

Ellos nos enseñan que se puede vivir bien con poco, muy poco, casi nada
Estamos dejando de frecuentar el lado bueno de la vida y nos asentamos con facilidad en nuestra realidad catastrofista, lo cual es fácil, con la que está cayendo olvidamos el territorio del disfrute legitimo de la vida que se nos está quedando hecha un erial.

Dentro de esta estructura fuertemente capitalista, que nos ha tocado vivir y en la que transitamos, hay que recuperar nuevamente la utopía para gritarnos dentro de nuestro ser que: también ahora se puede y para eso tendremos que recuperar nuestro tono vital y colocar la realidad en el lugar que corresponde a la inteligencia emocional y que nos permita reconocer nuestras limitaciones y nuestras posibilidades reales para contribuir a que esto mejore, sin dejarnos morir en el intento.

Es cierto que vivimos dentro de un mundo de incertidumbre radical, donde sólo se deja ver el futuro desde la perspectiva de lo que nos puede ocurrir. Nos hallamos en una vulnerabilidad estructural. Tenemos una crisis antropológica que nos hace confundir el medio con el fin y que también se nos está borrando la dignidad de la persona. Pero una vez que hemos llegado a analizar todos estos parámetros, debemos ponernos a construir el futuro dentro de una perspectiva providencialista en donde podamos enfrentarnos a esta realidad con cierto positivismo.

Hay sentir gratitud que ensancha el ánimo, o el alma, como antes se decía. Sentirse agradecido, aclaraban, que no es lo mismo que sentirse en deuda. Y puede ser entorno an cordero asado o a cualquiera de esas cenas  que prepararemos en las casas cuando el año se cierre, a pesar del nubarrón o de que alguna desgracia nos haya caído este año sobre los hombros. Y dado que la alegría se está convirtiendo en algo subversivo me comprometo a practicarla y difundirla, a riesgo de ser considerada superficial por aquellos que han adoptado la frasecilla "con la que está cayendo" para amargarle la vida al prójimo.

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