lunes, 27 de julio de 2020

Precisamente ahora, cuando el colectivo político pasa por unos de los momentos de mayor desprestigio para la opinión pública

Sobran, malos políticos y faltan buenos sanitarios.

Tengo en mi mente, como todos los días a las 8 de la tarde durante el confinamiento en casa por el coronavirus, salíamos a los balcones para aplaudir a los servicios sanitarios por su labor heroica. Muchos sanitarios sufrieron la enfermedad y varios perdieron la vida.

Ahora los residentes reivindican mejor salario y tratamiento. Por esa razón alrededor de 4.600 médicos internos residentes (MIR) de la Comunidad de Madrid están llamados a la huelga indefinida ante la negativa de la Consejería de Sanidad a negociar un convenio.

La huelga sanitaria es un fenómeno, que alcanza proporciones apreciables sólo finalizando el siglo pasado. Sólo entonces se reunieron las necesarias condiciones políticas (reconocimiento por las sociedades democráticas del derecho de huelga, desarrollo de los sindicatos profesionales) y las circunstancias socio laborales (amplia implantación de la Medicina asalariada: médicos internos y residentes, médicos contratados por hospitales públicos o privados, y, sobre todo, el desarrollo masivo de los Servicios Nacionales de Salud, que los convierte al Estado en un casi-monopolio del empleo sanitario). En tiempos anteriores, la huelga médica era casi impensable, algo extraño a la tradición ética de la Medicina.

He aquí cinco razones clave por las que el derecho de huelga es necesario: 

·     Declarar una huelga es el último recurso, pero a veces es la única herramienta que tienen los trabajadores para protegerse.

·      Con el derecho de huelga, los trabajadores pueden evitar la completa dependencia del empleador.

·      Al contar con el derecho de huelga, se puede lograr un mayor equilibrio entre el poder de los trabajadores y de las empresas.

·    Sin el derecho de huelga, aumentaría cada vez más el número de gobiernos que prohíben la acción industrial, castigando a las personas que se atreven a declararse en huelga.

·      La mayoría de las huelgas son por salarios y para mejorar las condiciones de trabajo. Sin la amenaza de huelga, las empresas estarán en condiciones de aumentar sus ganancias, permitiendo a la vez que se empeoren las condiciones de trabajo.

La huelga será de 24 horas los lunes, y el resto de los días en jornada complementaria, es decir, guardias. La Consejería de Sanidad ha establecido unos servicios mínimos de hasta el 100%, los cuales han sido denunciados por el sindicato Amyts, que ha presentado medidas cauteles. En el ámbito de Atención Hospitalaria, los servicios mínimos establecidos alcanzan el 100% de los residentes que tengan programada guardia en los días afectados por la huelga, y durante la jornada ordinaria de los lunes, los mismos residentes que tengan programada jornada guardia ese mismo día.

En el ámbito de Atención Primaria, durante la jornada ordinaria de los lunes, los servicios mínimos fijados son un residente por turno en los centros en los que coincidan hasta tres residentes, y dos residentes por turno en los centros que coincidan cuatro residentes o más. Desde el Comité de Huelga MIR han denunciado a través de un tuit que, con los servicios mínimos "abusivos" que les han impuesto desde la Consejería de Sanidad, les "prohíben ir a la huelga".

Precisamente ahora, cuando el colectivo político pasa por unos de los momentos de mayor desprestigio para la opinión pública, los residentes de Medicina y Enfermería, que lucharon como leones durante la pandemia, exigen que la Consejería de Sanidad de la C.M. negocie con ellos un convenio colectivo que acabe con turnos que consideran abusivos, con la atención a pacientes sin supervisión y con sueldos precarios

A primera hora de las mañanas en las puertas de los hospitales públicos se oye un grito unánime: “Ayuso, basta ya de abuso” con manifestaciones en Gran Vía para llegar hasta la Consejería de Sanidad del Gobierno Autónomo.

Los residentes de Medicina y Enfermería de Madrid han comenzado el lunes pasado su primera jornada de huelga indefinida: exigen al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso el final de una situación que se alarga desde hace años y que ha convertido a este personal sanitario en formación en personal estructural de los hospitales y la atención primaria con condiciones precarias y responsabilidades por encima de su capacidad. Bajo el lema “Por un convenio colectivo. Sin derechos laborales paralizamos los hospitales”, alrededor de 2.500 sanitarios se han sumado a la protesta, según la Asociación de Médicos y Titulados Superiores, el sindicato que ampara al Comité de Huelga MIR de Madrid. Es algo menos de la mitad de los profesionales de la Comunidad que estaban convocados a seguir los paros: 4.442, 4.279 médicos y 163 de Enfermería, según cifras de la Consejería de Sanidad a 30 de mayo, a los que en solidaridad se suman los residentes (234) de la Fundación Jiménez Díaz.

Los residentes denuncian que la Consejería acudió a una de las últimas reuniones “sin haber leído” la propuesta de convenio que le habían presentado más de un mes antes de que se convocasen esa huelga, el pasado 2 de julio, el Comité ya se había sentado con la Consejería de Sanidad en varias ocasiones. El 22 de mayo les presentaron un convenio redactado a lo largo de los últimos tres años que, denunció Amyts en su momento, “ni siquiera leyeron y lo reconocieron en la reunión que mantuvimos”. Ni el documento ni las repetidas peticiones ni las reuniones han tenido resultados. Quieren negociar, pero para ello piden cancelar la huelga y los sanitarios no quieren. Llevan un año presentando en mesas sectoriales este convenio, no ahora, y no los han prestado la más mínima atención.

El comité de huelga, con un representante de la organización sindical Amyts, inició el pasado 2 de julio negociaciones con la Consejería para alcanzar pactos y acuerdos sobre mejoras de las condiciones laborales del personal residente en formación. Unas conversaciones que no han llegado a buen puerto, según Amyts porque la Comunidad llegó a la negociación sin haber leído el convenio propuesto, de 88 páginas, elaborado durante tres años, y ofreciendo como "única alternativa" hablar de pactos y acuerdos "que se alejan de la realidad que necesita mejorar el colectivo MIR”. La versión de la Consejería es que los representantes de los MIR se sentaron a negociar habiendo registrado previamente convocatoria de huelga a partir de día 13 de julio reciente.


viernes, 22 de mayo de 2020

TENGAMOS PAZ


UNA DE LAS DOS ESPAÑAS HA DE HELARTE EL CORAZÓN.
Convendría no olvidar tan fácilmente nuestra historia para sacar lecciones y evitar que se reproduzcan situaciones horrendas de un pasado no muy lejano. Recordando los versos de Machado: Españolito que vienes/al mundo, te guarde Dios. /Una de las dos Españas/ha de helarte el corazón.
Como reacción frente al reto constante al Estado de los partidos nacionalistas catalanes, se ha despertado la ultraderecha. Y lo que es más importante ahora con el pacto de gobierno entre los partidos de izquierda de ámbito estatal y la crisis provocada por el coronavirus, la crispación ideológica está servida y las dos Españas salen nuevamente a manifestarse en la calle. Proponen la defensa de una Nueva España trasnochada de valores contrapuestos frontalmente al respeto a la pluralidad ideológica que han tenido predicamento en una sociedad en crisis, desencantada y huérfana de ideales, expuesta a dejarse llevar por aquellos que se presentan nuevamente como salvadores de la patria.
Con la crisis económica y el modelo de trabajo que se fue desarrollando como consecuencia del avance tecnológico, muchos han perdido el empleo, otros han sufrido la ignominia del desahucio instado por las entidades bancarias, muchos más han visto reducido su poder adquisitivo y han sentido el miedo a perder los más elementales derechos sociales. Como consecuencia de este cambio sociológico se ha despertado la ultraderecha, como reacción frente al miedo. Una ultraderecha de corte supuestamente asambleario que pretende no solo criticar los excesos del capitalismo y la corrupción galopante que todos conocemos, para alumbrar un nuevo modelo de estado.
Han pasado 80 años, 40 en dictadura y otros tantos de esta democracia. Muchos españoles no conocieron la guerra y otros muchos ni si quiera vivieron el franquismo. Sin embargo, en estos últimos tiempos, da la impresión de que, desde las posiciones más extremistas y demagógicas, se pretende revivir el enfrentamiento de las dos Españas que tanto hizo sufrir a aquella generación. La sociedad parece propensa a dejarse llevar por aquellos que se presentan como ufanos salvadores de la patria. Precisamente el renacimiento de la extrema derecha ha escorado a otros partidos conservadores a mirar más a su derecha, en un intento de recuperar los votantes perdidos. Ese giro ha sido a costa de dejar huérfano el centro-derecha y, con ello, la moderación y la capacidad de diálogo.

viernes, 8 de mayo de 2020

El coronavirus, el calentamiento global y las crisis: económica, social, cultural y ecológica:

Caras de la emergencia  que vivimos.
La pandemia puede ser el desencadenante de una nueva dificultad más profunda que nos ha mostrado cuan frágil es la economía capitalista. Esto nos puede indicar que hay que prepararse para iniciar transformaciones radicales a escala mundial para sostener los niveles de producción y crear un nuevo sistema de distribución de las riquezas.
La epidemia generada por el coronavirus es una cara más de la emergencia ecológica que vivimos conjuntamente con el calentamiento global y las crisis económica, social, cultural y ecológica caracterizadas por las desigualdades crecientes, la acumulación en pocas manos, el empobrecimiento de la mayoría, la precarización, la privatización de los derechos y la inequidad. En definitiva, la supeditación de las personas y la biosfera al beneficio del capital. Pero tal vez nos confundiríamos si identificáramos el coronavirus como la causa de esta crisis económica. Es evidente que la pandemia tiene y tendrá efectos directos sobre la economía, pero hace falta que lo analicemos con una mirada más global y más amplia, para alcanzar la dimensión de la crisis económica que se ha estado desarrollando más allá del coronavirus. Porque la pandemia está, en realidad, no solo causando una crisis por sí misma, sino librando una crisis preexistente. Una mirada más larga nos permitirá identificar causas recónditas de la también profunda crisis que afronta el capitalismo, para buscar así también respuestas en profundidad que seguirá golpeando la economía global y a los países de la comunidad internacional.
Con los setenta, la economía norteamericana se convirtió en centro del capitalismo mundial donde todo se jugaba sobre una gran mesa de ruleta y la clase trabajadoras se quedó atrapada dando vueltas. El coronavirus nos ha mostrado cuan frágil es la economía capitalista. Todo indica que hay que prepararse para iniciar transformaciones radicales a escala mundial para sostener los niveles de producción y crear un nuevo sistema de distribución de las riquezas.
Se confundirían aquellos que vean un trasfondo puramente político en esta visión pesimista, cuando la realidad sociológica mundial está pidiendo a gritos una solución a tanta injusticia y esta crisis tiende a ser el desencadenante de una crisis de deuda. En la profunda crisis del 2008, resultó obvio que la causa de aquel trance financiero no solo fue la quiebra de Lehman Brothers, sino el acontecimiento que generó una reacción en cadena y empeoró una situación el trance ya preexistente. El coronavirus puede ser el desencadenante de una nueva dificultad más profunda que hace ya tiempo que se está cociendo. El inicio del final del capitalismo ya que jamás ha habido niveles tan elevados de endeudamiento; con los precios del petróleo por los suelos debido a la disputa entre los grandes productores por el control del mercado mundial y la caída de la demanda por el parón económico. Según datos consultados la deuda global ha alcanzado los 253 billones de dólares el último trimestre de 2019, lo que equivale al 322% del PIB mundial.
Los políticos que nos gobiernan y los que dicen controlar, nunca han sentido la obligación de informarse ni de actuar. Ni a mirar el futuro, preocupados por los votos Y si alguien lo advierte, le marginan, le tapan la boca. Y no son ajenos los medios de comunicación, públicos y privados, sometidos a la corriente del pensamiento dominante. Así se descompone la sociedad. Así se pierde la confianza. El sistema está tocado. También habrá que pedir cuentas, pero, sobre todo, tomar la iniciativa, rechazar imposiciones, y decidir, entre todas, el camino a emprender.

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...