TENGAMOS PAZ
UNA DE LAS DOS ESPAÑAS HA DE HELARTE EL CORAZÓN.
Convendría no olvidar tan fácilmente
nuestra historia para sacar lecciones y evitar que se reproduzcan situaciones
horrendas de un pasado no muy lejano. Recordando los versos de Machado: Españolito
que vienes/al mundo, te guarde Dios. /Una de las dos Españas/ha de helarte el
corazón.
Como
reacción frente al reto constante al Estado de los partidos nacionalistas
catalanes, se ha despertado la ultraderecha. Y lo que es
más importante ahora con el pacto de gobierno entre los partidos de izquierda
de ámbito estatal y la crisis provocada por el coronavirus, la crispación ideológica
está servida y las dos Españas salen nuevamente a manifestarse en la calle. Proponen la defensa de una Nueva España
trasnochada de valores contrapuestos frontalmente al
respeto a la pluralidad ideológica que han tenido predicamento en una sociedad en
crisis, desencantada y huérfana de ideales, expuesta a dejarse llevar por
aquellos que se presentan nuevamente como salvadores de la patria.
Con
la crisis económica y el modelo de trabajo que se fue desarrollando como
consecuencia del avance tecnológico, muchos han perdido el empleo, otros
han sufrido la ignominia del desahucio instado por las entidades bancarias,
muchos más han visto reducido su poder adquisitivo y han sentido el miedo a
perder los más elementales derechos sociales. Como consecuencia de este cambio sociológico
se ha despertado la ultraderecha,
como reacción frente al miedo. Una ultraderecha de corte supuestamente
asambleario que pretende no solo criticar los excesos del
capitalismo y la corrupción galopante que todos conocemos, para
alumbrar un nuevo modelo de estado.
Han
pasado 80 años, 40 en dictadura y otros tantos de esta democracia. Muchos
españoles no conocieron la guerra y otros muchos ni si quiera vivieron el
franquismo. Sin embargo, en estos últimos tiempos, da la impresión de que,
desde las posiciones más extremistas y demagógicas, se pretende revivir el enfrentamiento de las dos Españas que tanto hizo sufrir a aquella
generación. La sociedad parece propensa a dejarse llevar por
aquellos que se presentan como ufanos salvadores de la patria. Precisamente el
renacimiento de la extrema derecha ha escorado a otros partidos conservadores a
mirar más a su derecha, en un intento de recuperar los votantes perdidos. Ese
giro ha sido a costa de dejar huérfano el centro-derecha y, con ello, la
moderación y la capacidad de diálogo.
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