jueves, 9 de abril de 2020

ANTE ESTE JUEVES.


UN JUEVES DE PASIÓN MUY ESPECIAL.
Despojado de toda celebración comunitaria, procesiones, visitas a monumentos…y poblado de dolor, miedo, incertidumbre, experiencia de vulnerabilidad, soledad, enfermedad y muerte y, al mismo tiempo, lleno también de realidades de generosidad, solidaridad, agradecimiento, gratuidad y ¿Cómo no? marcado también por la traición, las mentiras, la insolidaridad, la inhumanidad…
Esta mañana leyendo el Evangelio de Juan se me han quedado grabadas estas palabras: “Que os améis como yo os he amado” (Jn 13,34). A lo largo del día me he ido preguntando: ¿Cómo amó Jesús de Nazaret?: A través de los testimonios escritos que nos han dejado las primeras comunidades cristianas, algo podemos decir de cómo fue ese amor.
·         Un amor revolucionario, que subvirtió los criterios sociales y religiosos de su tiempo, descolocó adverbios, adjetivos, nombres: arriba-abajo, dentro-fuera, más-menos, primeros-últimos, sabios-necios, ciegos-videntes, justos-pecadores, sanos-enfermos….
·         Con sus hechos subvirtió las creencias religiosas de su tiempo para reivindicar las del Dios en el que él creía y por eso hizo de todas las periferias su centro…
·         Un amor inclusivo. No discriminó a nadie, formó una comunidad de iguales uniendo en torno a sí a mujeres y hombres, un recaudador de impuestos y a los “hijos del trueno”, ricos y pobres, sabios y necios.
·         Un amor universal y preferencial. Todas las personas cabían en su corazón, pero de un modo especial las personas excluidas por cualquier razón, pobres, enfermas, marginadas, consideradas pecadoras, mujeres y niños, judíos y paganos.
·         Un amor que se hace estremecimiento de las entrañas que genera una actitud de compasión operativa.
·         Un amor que se hace cuidado sencillo y desde abajo.
·         Un amor que escandaliza porque rompe los cánones establecidos, pone al ser humano por encima de la ley y el templo, lo mismo se invita a comer en casa de un hombre rico que parece había robado bastante, como acepta la invitación del fariseo Simón, igualmente comparte mesa y comida con personas consideradas indeseables y pecadoras y acoge como discípulas a mujeres.
·         Un amor que se hace denuncia profética de las causas del dolor y la pobreza de su pueblo, aunque eso le cueste la vida.
·         Un amor desinteresado y agradecido, que sabe dar, pedir y recibir.
·         Un amor que sirve y lava los pies por amor
·         Un amor que perdona sin que le pidan perdón.
·         Un amor que llama “amigo” a quien le está traicionando.
·         Un amor con capacidad de crear vínculos de amistad profunda sin romper la fraternidad.
·         Un amor humilde que sabe hacerse discípulo de la vida: mujeres, paganos, pastores, semillas, sal, luz…
·         Un amor festivo que sabe celebrar y cambiar las cien tinajas de agua en vino para que siga la fiesta.
·         Un amor que se hace verdad en su cuerpo y por eso pudo ser presencia visible de un Amor invisible.
·         Un amor hasta el extremo, que sabe dar la vida por coherencia y libertad.
·         Un amor que Jesús reconoce recibido como don: “Como el Padre me amó…”
¡Qué lejos me siento de ese amor y por otro lado cuánto deseo aprenderlo de Jesús y hacerlo pobremente verdad en mi vida cotidiana!
En este día de dolor y de esperanza, de muertes y de vidas entregadas, de duelos sin duelos ni consuelos, ni abrazos reconfortantes, ojalá encontremos el modo de hacer llegar nuestro amor concreto y cercano a otras personas y grabemos en nuestro corazón, de una vez para siempre, que lo único que salva es el amor operativo.

domingo, 5 de abril de 2020

El Coronavirus nos llevará a un nuevo Renacimiento.

El “capitalismo” se ha roto. Sus esquirlas mortales saltaron sobre un mundo que se creía desarrollado.
El momento sociológico que vivimos, con el maldito Coronavirus en medio, y la disponibilidad de tiempo para pensar nos pueden permitir navegar en el mar de las ideas filosóficas y llegar con nuestros propios argumentos a un lugar que nos parecería imposible asediar hace pocos meses.
El renacimiento del capitalismo en la posguerra, y en particular el ímpetu hacia la globalización después de la Guerra Fría, resucitaron la Esperanza en las capacidades reguladoras de los mercados. Hoy, a más de una década de la crisis financiera global, esta Esperanza está otra vez en crisis. Ahora que vuelve a afirmarse la tendencia natural del capitalismo al estancamiento.
El ascenso de una derecha racista, en un capitalismo influyente, la fragmentación del centro político y el aumento de tensiones geopolíticas son síntomas de la descomposición del capitalismo. Ahora la presencia del Coronavirus y de sus consecuencias demoledoras nos han lleva a un planteamiento ideológico más apegado a proyectos neo renacentistas que capitalistas.
Esa clase de capitalismo que creía en una especie de mano invisible y en la autorregulación del mercado ha desembocado, sin gloria alguna, y habrá que tomar conciencia de ello, en la crisis financiera que Estados Unidos y el fenómeno del Covic 19 está viviendo dramáticamente, que es la de un modelo que quisieron imponer al mundo. Crisis que está teniendo hoy reflejos muy graves en Europa, en Rusia, en China y en otras regiones, ya que no es más que una mera cuestión de tiempo. Vivimos los coletazos del imperio capitalista. Al menos su equivalente moderno. El mundo habita un gozne de tiempo que llevará al ser humano a un nuevo Renacimiento. El capitalismo actual ha ido demasiado lejos y se ha roto, fracturado y sus esquirlas han saltado como proyectiles mortales sobre millones de personas, de un mundo que se creía desarrollado
Hay que reformar el sistema económico actual. Se llame capitalismo progresista, socialismo participativo o democracia de capital. Lo innegable es que el sistema imperante y decadente tiene fallos. El capitalismo nos ha traído más trabajadores en la pobreza, crisis bancarias, la mayor desigualdad de la historia, un populismo fascista y las cenizas de la emergencia climática.  Además, el sistema, está cercando a las clases medias, que es la base para medir una prosperidad bien repartida.
El capitalismo hoy, entendido también como un sistema de poder, sigue poniendo en peligro la existencia de la vida en la Tierra. Necesitamos una “economía del afecto”. Una que no ignore, a la mayoría de la Humanidad: los niños y las mujeres. Ni el trabajo esencial que éstas desempeñan. A veces sin ser retribuido, a veces infra pagado. Un sistema que entienda que tal vez el único oficio real que existe desde que el hombre aprendió a sentir es cuidar de sus seres queridos. El auténtico sistema socioeconómico del siglo XXI.
Bertolt Brecht el dramaturgo y poeta alemán, más influyentes del siglo XX, sentenció: “una nueva sociedad democrática no es una fantasía idealizada. “Es cierto que aún no estamos en una era de cambio sistémico. Sin embargo, de manera constante pero segura, y en medio del dolor y las negativas propuestas populistas, se están creando movimientos políticos, ambientales, raciales y culturales, así como nuevos esfuerzos de estructura institucional, orientada a una posible reconstrucción a largo plazo”. Vibra en el aire una necesidad de cambio. Porque algunos peligros se conocen desde hace tiempo. “

viernes, 3 de abril de 2020

Bienaventurados

La solidaridad humana ante la adversidad
El brote de coronavirus nos está dejando escenas que hace unos meses no habíamos imaginado: miles de contagiados, centros sanitarios a tope, negocios paralizados y millones de personas y familias a la espera de superar esta situación. En los peores momentos, sin embargo, es cuando también mostramos la mejor cara de la sociedad un talante amable que deberia permanecer entre nosotros durante algún tiempo.
Desde iniciativas para animar a la gente a quedarse en casa, hasta jóvenes que están ayudando a personas mayores a soportar esta difícil situación. Los españoles y españolas estamos volviendo a demostrar uno de nuestros rasgos más apreciados en todo el mundo: la solidaridad, que sea bienvenida y mejor hallada.
En Madrid, numerosos portales de bloques de pisos se están convirtiendo en el mejor reflejo de la solidaridad entre vecinos que, en circunstancias normales, prácticamente ni se conocen. En muchos de ellos han aparecido estos días carteles con mensajes en los que algún vecino o vecina se ofrece a hacerle la compra o recoger un medicamento de la farmacia a personas mayores y colectivos especialmente vulnerables al brote de coronavirus, para evitar así que salgan a la calle y se expongan al contagio. Y es que cientos de universitarios, desempleados, profesores y tele trabajadores están ofreciendo estos días su ayuda a través de las zonas comunes de los vecindarios, de redes sociales, grupos de Whatsapp o hasta plataformas de anuncios.
Cada día vemos ejemplos en los medios de comunicación que nos muestran cómo unas personas ayudan a otras en esta situación tan complicada que estamos viviendo. La solidaridad es un valor humano fundamental en todo momento y más ahora con esta horrible Pandemia. Por eso precisamente conviene destacar estas actitudes ejemplares en situaciones, como las actuales, de verdadero conflicto social. Lo que no cabe la menor duda es que la ayuda mutua, la solidaridad resulta imprescindible para superar tiempos difíciles.
En enero, nadie hubiera pensado que iba a ocurrir todo lo que se está viviendo pero, a pesar de las dificultades, es conmovedor ver cómo muchas personas se implican creando un espíritu común. Muchas personas actuamos con entusiasmo solidario en Los aplausos de la tarde. Cada día, a las ocho de la tarde, salimos a aplaudir a los balcones, ventanas y terrazas para agradecer y apoyar la labor que realizan los sanitarios y otros profesionales en la lucha contra el coronarivus y para que todos los servicios esenciales funcionen. Es un momento muy emocionante en el que vemos a otros vecinos y sabemos que estamos juntos en esta dura batalla.
Algunos caseros han querido ayudar a sus inquilinos tanto en viviendas como en locales comerciales y les han condonado el pago del alquiler, para ayudarles en este difícil momento. No podemos olvidar que el cierre de comercios ha dejado a muchas personas sin actividad y sin ingresos.
Médicos y psicólogos ofrecen servicios gratuitos. Numerosas personas necesitan hablar con un médico y hay multitud de profesionales que se han prestado a dar su ayuda desinteresada en estos casos. Por otro lado, la situación que supone el confinamiento y el no saber qué va a ocurrir, puede afectar psicológicamente a las personas por lo que los psicólogos también están ofreciendo servicios gratuitos.
La solidaridad nos permite aportar nuestro grano de arena en los momentos más difíciles. Una pequeña idea puede ser un motor que impulse grandes cambios. Uno de los problemas más urgentes es la falta de equipamiento y material en los hospitales para asistir a los pacientes que lo necesitan y, al mismo tiempo, que el personal sanitario se proteja del contagio. Con este argumento han surgido distintas iniciativas que intentan ayudar a través de la tecnología, la ciencia y la innovación a fabricar este material tan necesario. Muchas personas se están uniendo de forma espontánea e incluso se están organizando a través de Plataformas Solidarias que ponen en contacto a sujetos que quieran prestar ayuda, con personas que la necesiten. La ayuda puede consistir en una llamada por teléfono para hacer compañía, hacer la compra o ir a la farmacia a por medicamentos, por ejemplo.
De igual manera, un grupo de ingenieros y personal médico han unido sus conocimientos para desarrollar un modelo de ventilador de bajo coste, de producción rápida. Varias empresas, instituciones y profesionales se han incorporado para crear Ayuda Innovadora a la Respiración (A.I.RE). Esta iniciativa surgió de un grupo de WhatsApp en el que médicos, ingenieros y emprendedores intercambiaron opiniones con la idea de encontrar soluciones baratas y rápidas para la ventilación de los pacientes. Además de ventiladores y respiradores, también se están creando mascarillas y viseras protectoras con impresión 3D.


  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...