Las cuarenta fanegas, el camino y sus docentes de bachiller.
Cuarenta fanegas de tierra que el
duque de Ahumada regaló a la Guardia Civil para que se construyera el Cuartel,
situado justamente enfrente del actual en la calle del Príncipe de Vergara,
antes General Mola, El nombre del barrio ha desaparecido con el tiempo. El
terreno donado por Ahumada, estaba comprendido aproximadamente entre las
calles: Príncipe de Vergara, concha Espina Paseo de la Habana y Alberto
Alcocer, una de las zonas más cotizadas de Madrid que ahora se llama barrio de
Hispanoamérica.
¿Porque se denominó cuarenta fanegas?: La fanega es una unidad de medida
tradicional española. Es tanto una unidad de volumen o capacidad, como de superficie.
Se utilizaba para medir cereales. La fanega como unidad tradicional de
capacidad equivale a 55,5 litros, aunque es variable según los lugares de uso.
Una fanega de terreno seria aproximadamente la superficie precisa para sembrar
una fanega de trigo, algo más de 4.000m2.
El colegio de huerfanos de las cuarenta fanegas |
Cuando era niño la gente decía que yo
iba al colegio de las Cuarenta Fanegas que estaba situado a unos veinte minutos
caminando desde mi casa en la calle de Gabriel Lobo. Todos los días salía de mi
domicilio acompañado de mi hermano pequeño que tenía una auténtica pasión por
los animales y muy especialmente con los perros. Durante el trayecto, Carlos se
entretenía con todos los perros de los rebaños que trashumaban por la zona,
todavía no existía una parte de General Mola; por eso la continuidad de la
calle en donde estaba el colegio, se la denominada, Prolongación del General
Mola. A la altura del actual auditorio de música había un campo y algunas
chabolas que se construyeron antes de la guerra civil y de manera clandestina.
Nuestro paseo al colegio Infanta, el
de mi hermano, estaba plagado de divertimento para Carlos que se entretenía con
todos los animales que encontraba, por esa razón yo le dejaba en el camino para
no ser sancionado en mi llegada a clase. Carlos, recibió algún castigo de D.
Francisco Arquero por llegar tarde.
Entrabamos al colegio por la puerta
principal en donde el Sr. Puertas, un hombre siempre mayor, afable que tenía
algún gracejo para los chavales.
El Sr. Puertas, toda una institución |
Distinguía mi entrada en clase por un
intenso olor a “borrega” ya que era así como se denominaban las chamarras que
usaban los internos. La primera hora de clase, casi siempre ocupada por D.
Mariano Abanades del Arpa, por aquel entonces director de bachiller y profesor
de lengua y literatura, Don Mariano, era un profesor bajito y acomplejado, que
no gozaba de las simpatías de los niños, pero yo no tengo mal recuerdo de él..
Otras veces la primera hora de clase la teníamos en el laboratorio y el
profesor era todo un ejemplo de intolerancia, se llamaba Álvarez pero le
llamábamos el Chiva, porque estaba como una cabra. No había una lección,
siempre tocaba cualquier parte del libro que hubiéramos dado y en el momento
que dejabas de contestar a una pregunta te sentaba con un cero. Su aspecto era
un poco siniestro y cuando le mirabas decía…”Sr. Mendieta…..no me mire con esos
ojos que me enamoran”. Era todo un personaje de la época, que conseguía
ejercitar la memoria antes que la razón. Sigo recordando algunas cosas como un
papagayo sin haber profundizad en su esencia; pero lo que se llevaba era
saberse todo, por eso sacábamos en revalida las mejores notas en ciencias
naturales, nos sabíamos el libro de Salustio Alvarado Fernández de “pe a pa”,
como un loro. Al Profesor Álvarez, "El Chiva", le sustituía algunas
veces un inspector que personalmente me gustaron mucho más sus condiciones
didácticas. Era inspector y se llamaba Antonio Álvarez Blanco
Otro personaje destacado de las clases
era D. Marcos, “El Fisiquillo” prototipo de persona poliomielítica acomplejada
por su invalidez, un poema a la hora de caminar o de dar la clase; yo le tenía
aprecio me daba respeto y pena. Su complejo le llevaba al enfrentamiento con
algún alumno como Gago Miguel o Barroso Lanza que se reían de él. Volví a
coincidir con D. Marcos, años después, en la Universidad dando clases de
prácticas de química.
Continuaremos.