UNA SOCIEDAD DE CONSUMIDORES Y CONSUMIDOS
La crisis se presenta como catástrofe pero también puede verse como estafa.
Traigo a mi Ágora una nueva
reflexión. El cómo esta sociedad neoliberal, profundamente monetarista ha
conseguido cambiarlo casi todo en nuestro entorno social y sin que este cambio
se haya notado demasiado durante el paso del tiempo, porque la sociedad en su
conjunto se fue anestesiando, adormeciendo, viviendo en la trampa de una
burbuja de desarrollo.
Esta crisis está suponiendo una marcha
atrás de varias décadas en las políticas de inserción social, cuando el
liberalismo económico, entroniza la figura
del emprendedor como modelo social y sitúa la competitividad como motor de cualquier progreso. En fase de
bonanza económica, especialmente si está basada en dinámicas especulativas,
este ideario tiene una gran aceptación social porque siempre hay historias de
éxito fulgurante que mostrar. Pero, este tiempo
de crisis, se vuelve fácilmente contra los pobres.
En los años setenta los pobres de Madrid (me imagino que ocurriría igual
en otras regiones de la España invertebrada) que estaban concentrados en
núcleos como Orcasitas, La Celsa, El Pozo, Malmea...etc., conocían su realidad
social, que en mayor de los casos habían asumido incluso su conciencia de
clase. Su vida transcurría entre insatisfacción y gnosis social aceptada.
Vivían dentro de un concepto de pobreza y a la que podríamos denominar POBREZA CLÁSICA. Eran pobres, se
consideraban pobres y su vivencia transcurría en armonía dentro de su realidad.
Su cotidianidad se había adoptado a un modelo de vida y se organizaban fiestas
participativas en la que ponían en común sus inquietudes sociales; durante los
meses de estío se creaban tertulias en la calle en las que participaban todos.
Yo tuve ocasión de conocer de alguna de estas tertulias en la Malmea, un núcleo
de chabolas entere Virgen de Begoña y Fuencarral.
En los ochenta estos núcleos de población marginales experimentaron
un cambio cualitativo y cuantitativo con la presencia de la droga, los pobres iban a ser nuevamente matraz de experimentación
de un nuevo poder emergente. Algunos
de estos pobres pasaron a no serlo “materialmente”. Estaban participando
en la trampa de un negocio muy lucrativo que se había formado en torno a la
droga, algunas de los anteriores grupos marginales sufrieron una profunda metamorfosis
patológica que crispó absolutamente a sus moradores. El negocio de la droga se
cebó con una juventud chabolista demasiado vulnerable. También, y al mismo
tiempo, algunas empresas de seguros emergentes, aprovecharon su criminalidad
social para usar a estos jóvenes. El mecanismo de chantaje consistía en
pagarles una cantidad para que forzaran las cerraduras de algunas casas para
meter el miedo en el cuerpo a sus moradores y dejar el camino fácil para la
contratación de cerraduras de seguridad y pólizas, estaban haciendo el “caldo
gordo”. La estructura neocapitalista emergente, penetra en interior del tejido
social más débil para usarlo y tirarlo. Aparece otro tipo de pobreza, en este
caso: la POBEZA CRIMINALIZADA.
Una parte importante de estos núcleos, posiblemente la población más inteligente,
se dieron cuenta que su pobreza podría transformarse años despues en una nueva POBREZA RENTABLE. Pongo otro ejemplo: yo
no acostumbro a pasear por la Puerta del Sol y sus aledaños pero este verano
tuve la necesidad de hacer una gestión por esa zona. Me sorprendí ver todo un ejército
de personas marginales portadoras de un peto amarillo en el que se escribía: “COMPRO ORO”. Detallé un centenar de
estos hombres anuncio, hablé con alguno de ellos y me dijeron que cobraban por
cliente que cambiaba el oro de los recuerdos del pasado por dinero (sortijas,
pendientes, lianzas….). Me sorprendió que la mayor cantidad de estos personajes
se agruparan en las proximidades de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid.
¡Qué panorama ofrece la vida en crisis para millones de personas! En el entorno
de cada ciudadano con peto y anuncio había un drama social
Hay pues más pobres que además están
peor y tienen menos posibilidades de salir del agujero. Porque justo cuando más
se necesitan, la crisis está erosionando también las políticas de inserción
social. Los jóvenes menos formados o que necesitan un proceso de preparación
más largo, tienen ahora menos posibilidades.
Amigos lectores, os dejo aquí este
mensaje para que echéis una pensada unicamente desde vuestro sentido común y con más énfasis desde
vuestras convicciones, y que nos ayude a recuperar nuevamente el verdadero
sentido de la realidad. ¿ESTAMOS PASANDO
DESDE EL ESTADO DE BIENESTAR AL DE BENEFICENCIA?