sábado, 5 de octubre de 2013

Incertidumbre






VIVIMOS EN UNA SOCIEDAD ENFERMA.
¡ Cambiémosla ¡.
En la actualidad las guerras han cambiado de formato, ya no se realizan con armas o dinero, se emplea algo que es mucho más sutil que arranca desde la desinformación en un mundo en donde los medios de comunicación han alcanzado un desarrollo prodigioso. Sabemos únicamente aquello que al nuevo poder interesa que conozcamos, y que conozcamos en el momento preciso para poder generar un estado de opinión de incertidumbre y miedo. Incertidumbre del futuro inmediato y miedo a quedarnos sin trabajo. La nueva sociedad se estructura para pensar poco y preocuparnos mucho.

Cuadro de Nicolasio Morchabueno

En modo de dominio de este nuevo poder sutil y se encuentra dentro de un entorno sociológico que se ha ido sensibilizando en una dirección marcada de manera que se pueda llegar a un nuevo concepto de “cosificación” de la persona, anulación de la personalidad. De esta manera que dejemos de ser personas para transformarnos en una parte de la estructura burocrática en la que estamos inmersos. Voy a poner un ejemplo aclaratorio: cuando yo era joven y un alumno faltaba al colegio se movilizaban, profesor, colegio y familia, los tres se ponían de acuerdo para intentar atajar el problema en el menor tiempo posible y con la mayor implicación humana. Ahora el profesor redacta un informe de la ausencia del alumno a clase y se lo pasa al centro escolar, que rápidamente se forma un equipo con el psicólogo y otros para preparar uno nuevo, en esta ocasión dirigido al inspector correspondiente, que a su vez debe redactar otro para la consejería de educación de la Comunidad autónoma.
Papeles y más papeles que van burocratizando el proceso y alejándolo de la verdadera solución al problema. La burocracia nos está complicando la convivencia y machacando la relación interprofesional humana. Y lo peor es que nos están haciendo cambiar sin darnos cuenta, el miedo nos está atenazando, nos inmoviliza y nos hace conformistas de nuestra nueva realidad.
Un sin papeles no existe, no forma parte de nuestro mundo, no consta porque no se encuentra registrado, no está numerado. Los hechos se están convirtiendo en palabras escritas sobre un documento. Además, una cosa son los derechos y otra las necesidades y nada puede sustituir a la parquedad de la comida, de no pasar frio en invierno, de curarnos cuando enfermamos…etc.
Hemos entrado de lleno, sin habernos dado cuenta, en una sociedad enferma, en donde los valores de toda la vida han desaparecido o han mutado en contra de los derechos sociales que habíamos alcanzado con el trabajo de muchas personas durante numerosos años. En donde se ha sustituido la ética por la jurisprudencia. Ya no existe la posibilidad de un atisbo de utopía, la hemos aniquilado, y lo que es peor nos dejamos fácilmente corromper en una sociedad poco permisiva pero evidentemente corrupta y falta de valores éticos y morales. Porque la identidad es muchísimo más importante que la conducta, y la ética más que el derecho y por supuesto es preferible controlarte a que te controlen.
Para restaurar a la persona:
Primero es necesario que todos y cada uno de nosotros tomemos conciencia de nuestra realidad. Hay que recuperar el sentido de la realidad y plantearnos preguntas que lleguen a respuestas que nos creamos nosotros mismos, como por ejemplo: ¿para que nos vale el dinero si no nos conduce a la felicidad?
Segundo debemos retomar nuestro sentido común, que desgraciadamente ha pasado a ser el menos común de nuestros sentidos. Este sentido común nos debe hacer tomar conciencia de lo que somos y de lo que podíamos ser.
Tercero hay que recuperar nuestra pertenencia de vida dentro de un tejido social: sentir y poner en común lo que sentimos.
Lo más importante concebir que vivimos y como lo estamos haciendo. Transmitir nuestra experiencia de vida a los demás desde nuestro propio sentido crítico e inconformista y dentro de una sociedad poco tolerante.

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