El impuesto sobre bienes inmuebles.
Hoy me voy a
ocupar en mi blog de un asunto que estos días irrumpe a muchos madrileños y a
otros ciudadanos del resto del Estado. El caso lo personalizo en mi pueblo en
donde tengo fijada la residencia una parte importante del año. Valdemorillo
El IBI es un impuesto encuadrado en el
sistema tributario local de España, de exacción obligatoria por los
ayuntamientos, que grava el valor de la titularidad y otros derechos reales que
recaigan sobre bienes inmuebles localizados en el municipio que recauda el
tributo. Su gestión se comparte entre la Administración del Estado y los
Ayuntamientos.
EL ÁGORA DE VALDEMORILLO. UN DIA DE FIESTAS |
Su carácter real se deduce del gravamen
que hace sobre la titularidad de los inmuebles o sobre los derechos que
recaigan en los inmuebles, independientemente de qué sujeto ocupe su
titularidad. Tiene además carácter objetivo, derivado de una cuantificación de
la carga tributaria que atiende exclusivamente al valor del objeto, y no a las
circunstancias de los sujetos pasivos.
Pues bien, todos los años cuando me
llega la comunicación del pago del IBI, me pregunto, ¿cómo distribuirá el
Ayuntamiento esta recaudación? Estoy convencido que estará publicado en alguna
parte del consistorio a la vista de cualquier contribuyente, pero todavía
debido a mi torpeza, no he conseguido conocer con precisión esta distribución
económica de nuestras respectivas aportaciones.
Debo dejar constancia por adelantado,
que dentro de un sistema de derechos y deberes democráticos, la contribución
ciudadana es precisa para poder garantizar que las administraciones
democráticas funcionen correctamente. Pero al hilo de la que “está cayendo”
en torno al manejo administrativo de nuestros bienes en otros niveles, se me
ocurre formular nuevamente una ingenua pregunta, ¿el pago de sueldos y otras
asignaciones a los políticos que administran estos dineros no debería guardar
relación proporción con lo colectado?
Hay necesidades perentorias ineludibles
que deben considerarse como prioritarias a la hora de desglosar un presupuesto,
esta separación corresponde con todos aquellos apartados relacionados con la
seguridad de los ciudadanos. Este capítulo presupuestario debe tener fondos
suficientes como para afrontar contingencias antes de que estas puedan ocurrir.
A efecto de concretizar un poco más este tema puedo enumerarlos sin tenerme que
mover de mi entorno próximo de residencia.
Limpiar la broza seca después de haber
sufrido un incendio en el pueblo y no antes de que se produjera. El fatal
acontecimiento convocó que la plana mayor de la política madrileña se diera
cita en el pueblo.
La noche dentro de la urbanización, en
los días que no hay luna llena, invita a los amantes de lo ajeno a encontrar un
campo de maniobras perfecto. El alumbrado es escasísimo por no considerarlo
nulo, es arcaico y se encuentra en un estado de conservación penoso. Bombilla
fundida no es restituida por otra de menor consumo, simplemente no se cambia y
ahorro.
Al hilo de lo anterior, un desaprensivo
amante de lo público, se llevó todas las tapas de arquetas de acero de
fundición, me imagino para venderlas en el rastro. Y como el sistema de
seguridad y vigilancia es tan escaso y la luz tan tenue casi toda la
urbanización se quedó sin tapas de registro de arquetas.
El Ayuntamiento, a las órdenes del mil
veces concejal Francisco Coba debió tomar la decisión provisional de tapar los
agujeros con todo aquello que encontró en la zona destinada a basuras, bidones
de plástico amarillos que sobresalen medio metro de la cota superficial, trozos
de madera, ….etc. Lo malo es que esta provisionalidad lleva cerca de un año,
estos desechos están en base de destrucción y ofrecen un aspecto penoso para
los ciudadanos visitantes y un peligro permanente para la ciudadanía en general.
En fin, podría ofrecer una relación casi
interminable de carencias que corresponde solucionarlas el Ayuntamiento, pero
debido a que el dinero resulta insuficiente, simplemente no se arreglan. Sin
embargo TODOS los políticos en el gobierno cobran sus magníficos sueldos todos
los meses, negados a todos los funcionarios de carrera y que cobrando un
salario menor, sí que nos fueron descontados. Pero los ayuntamientos tienen
dinero suficiente para unas cosas, pero para otras no lo tienen y es posible
que no lo poseerán nunca, porque las deudas acumuladas durante los años de “Jauja”
fueron tan desmadradas que jamás podrán ser recuperadas nuevamente con el
“ladrillo”.
Debo dejar meridianamente claro lo que
he mantenido al principio de mi escrito. La hacienda es cosa de TODOS pero
considerando de manera definitiva de quien más tiene más debe aportar. La no
contribución en sus legítimas aportaciones es un deber pero también un derecho
el conocer cómo se gasta.