jueves, 13 de marzo de 2014

La práctica de la política



¿ES POSIBLE UN POLÍTICO HONESTO?
Cuando los electores descalificamos a los políticos por corruptos, los movimientos antidemocráticos progresan. Todos los políticos saben que la ambigüedad y la componenda tienden a triunfar sobre las verdades universales.
Las ideas de Rousseau influyeron en la Revolución francesa. Su herencia de pensador radical y revolucionario están expresadas en sus más célebres frases, una contenida en El contrato social: EL HOMBRE NACE LIBRE, PERO EN TODOS LADOS ESTÁ ENCADENADO”; la otra, contenida en su Emilio, o De la educación: “EL HOMBRE ES BUENO POR NATURALEZA Y LA SOCIEDAD LO CORROMPE”, se va acoplando o reconociéndose en el medio que le ha tocado vivir y es ese medio va configurando sus bondades o maldades. De ahí su idea de la posibilidad de una educación; y "LOS QUE QUIEREN TRATAR A LA POLÍTICA Y A LA MORAL EN FORMA SEPARADA NUNCA ENTENDERÁN NADA SOBRE NINGUNA DE LAS DOS". Eso escribió Jean-Jacques Rousseau.
La práctica de la política no sólo puede, sino que debe conciliarse con los imperativos de la honestidad. Pero, ¿Es posible que un político sea honesto? Esta cuestión llega al corazón de la democracia, porque cuando los electores descalificamos a los políticos por corruptos, los movimientos antidemocráticos progresan. Sin embargo, todos los políticos saben que la ambigüedad y la componenda tienden a triunfar sobre las verdades universales. A veces es necesario elegir el mal menor. Nuestros patrones normales de decencia y probidad no siempre se pueden aplicar, aunque no porque el cinismo y la hipocresía sean lo único que importa en política.
Emmanuel Kant describió a dos tipos de políticos. El "moralista político" busca "forjar la moral" según las necesidades de la política entendida como un juego cínico. Es una etiqueta que se aplica con facilidad a todos los tipos de políticos deshonestos descritos. El segundo tipo de Kant es el "político moral" que rechaza el pragmatismo cínico pero que no cae en la moralización ingenua. Un/una político/ca honesto/a, considera a la política como una herramienta para alcanzar el bien común. No es ingenuo/a y sabe que con frecuencia es necesario ser paciente, hacer arreglos y seguir una política de pasos pequeños. Sin embargo, mientras busca las metas parciales no debe perder de vista los objetivos más amplios.
En resumen, un político o política honesto/a aplica un pragmatismo basado en principios, en el valor para decir cosas desagradables, pero siempre con una actitud constructiva. Vivimos uno de esos momentos clave donde la transparencia de la política y de quien la práctica debe ser cristalina. La honestidad y el pensamiento limpio de muchos no se pueden ni debe mancillar por el mal hacer de unos pocos. Que quede claro y a la vez que sirva de aviso para navegantes, PARA AQUELLOS Y AQUELLAS INDESEABLES QUE SOLO BUSCAN UNA NÓMINA O UNOS INGRESOS FRAUDULENTOS AL CALOR DE UNA FORMACIÓN POLÍTICA.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...