viernes, 7 de febrero de 2014

VOX POPULI



LA DERECHA MÁS DERECHA HA EVOLUCIONADO EN ESPAÑA DE MODO MUY DISTINTO AL RESTO DE EUROPA
Menuda pústula le ha salido al PP con la aparición del partido Vox, formado por disidentes que sacude a la derecha del partido en coincidencia con el auge espectacular en Europa de movimientos de extrema derecha. Las razones que mueven a unos y otros son distintas, pero el elemento común es el conflicto con los partidos conservadores o democristianos clásicos.
Los acontecimientos que engloban la gestión realizada en relación con el independentismo catalán, la solución del final de ETA y el juego político de la izquierda abertzale son algunos de los caballos de batalla de los disidentes del PP y remiten a cuestiones políticas siempre ulceradas en la política española. Son los asuntos que movilizan al radicalismo español de derechas, desconectados de los extremismos anti europeístas y contra los extranjeros en Francia, Holanda o Reino Unido. Otra vez aparece el tema de la unidad nacional frente a los soberaneamos catalán y vasco, incluida la recentralización del Estado, como propone Vox.
La derecha más radical ha evolucionado en España de modo muy distinto al resto de Europa, porque el partido del poder ha logrado ocupar todo el espacio político y electoral de derechas. Lo llamativo de las últimas disidencias del Partido Popular es la ruptura de ese proceso de concentración. Hay quien cree que no llegará lejos, porque el sistema electoral, fuertemente bipartidista, frena a los nuevos partidos.
En el vecino país galo el Frente Nacional francés, conforme se han ido sucediendo los procesos electorales, ha conseguido ampliar su electorado desde la burguesía hacia las clases trabajadoras; incluso ha terminado arrebatando al Partido Comunista el papel de refugio de los desesperados. La familia Le Pen ha construido su peana electoral en las zonas urbanas en crisis económica, donde hay mayores concentraciones de población inmigrante y que sufren más delincuencia. A esto ha añadido recientemente la agitación nacionalista contra la Unión Europea y contra la moneda común.
Es la potencialidad del populismo la que intentará abrirse paso cuando se trata de recoger y agrandar el desencanto hacia las corrientes centrales de la política. Esto sí que es un fenómeno visible en muchas partes de Europa. Y no hay razón para pensar que España va a quedar al margen.


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