miércoles, 5 de febrero de 2014

Es el momento de hacer las cosas de otra manera.



MÁS ALLÁ DE ELEGIR REPRESENTANTES CADA CUATRO AÑOS
Después de más de 30 años de culpabilizar a la ley electoral de los males de la democracia representativa, se empieza a tomar conciencia de una obviedad. Se ha arrastrado un profundo inmovilismo que ha impedido cualquier ejercicio real de participación y control ciudadano más allá de elegir representantes cada cuatro años, en listas cerradas y bloqueadas.
Ninguna ley impedía un ejercicio permanente de transparencia a los partidos o a las instituciones. Nada prohibía dar cuentas en tiempo real de los ingresos, gastos, créditos o financiación. La opacidad de los partidos no se resuelve únicamente con unas primarias abiertas si a continuación se mantiene intacto el sistema de representación en monopolio hasta las siguientes elecciones. No se trata solamente de renovar a los representantes o los llamados liderazgos en los partidos convencionales, sino de cambiar radicalmente las condiciones y el ejercicio de la representación.
Ahora deben existir garantías no sólo para participar y controlar el ejercicio de la política y la toma de decisiones, sino para el ejercicio de la democracia directa, es decir para poder cultivar el voto de forma directa en todas las ocasiones que sea oportuno. Tal vez por eso las primarias abiertas, no deberían ser una excepción, sino la norma que, de forma natural de determinarán la voluntad y el derecho de afiliados, electores y/o ciudadanía para intervenir en la elección de aquellos que ejercerán la representación en los parlamentos.
En Europa, el debate en estas primarias vincula a la ciudadanía de los distintos países a contrastar propuestas y a construir alternativas desde abajo capaces de confrontar con los gobiernos que en el Norte o en el Sur que se han sometido a los dictados del mercado frente a las necesidades de las personas.
Las primarias abiertas son en este momento una condición imprescindible pero no suficiente. El objetivo es la superación de un sistema cerrado de democracia representativa hacia un modelo donde la transparencia y el control ciudadano, así como el ejercicio de la democracia directa, permitan recuperar la capacidad de toda la sociedad. Reconozcan intervenir en aquellos temas que tienen efectos sobre sus propias vidas y que garanticen poner el interés común por encima de las presiones de los grupos de poder.  No hay excusas. Es el momento de hacer las cosas de otra manera.


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