MÁS
ALLÁ DE ELEGIR REPRESENTANTES CADA CUATRO AÑOS
Después
de más de 30 años de culpabilizar a la ley electoral de los males de la
democracia representativa, se empieza a tomar conciencia de una obviedad. Se ha
arrastrado un profundo inmovilismo que ha impedido cualquier ejercicio real de
participación y control ciudadano más allá de elegir representantes cada cuatro
años, en listas cerradas y bloqueadas.
Ninguna ley impedía un
ejercicio permanente de transparencia a los partidos o a las instituciones.
Nada prohibía dar cuentas en tiempo real de los ingresos, gastos, créditos o
financiación. La opacidad de los partidos no se resuelve únicamente con unas
primarias abiertas si a continuación se mantiene intacto el sistema de
representación en monopolio hasta las siguientes elecciones. No se trata
solamente de renovar a los representantes o los llamados liderazgos en los
partidos convencionales, sino de cambiar radicalmente las condiciones y el
ejercicio de la representación.
Ahora deben existir garantías no sólo
para participar y controlar el ejercicio de la política y la toma de
decisiones, sino para el ejercicio de
la democracia directa, es decir para poder cultivar el voto de forma
directa en todas las ocasiones que sea oportuno. Tal vez por eso las primarias abiertas, no deberían
ser una excepción, sino la norma que, de forma natural de determinarán la voluntad
y el derecho de afiliados, electores y/o ciudadanía para intervenir en la
elección de aquellos que ejercerán la representación en los parlamentos.
En Europa, el debate en estas
primarias vincula a la ciudadanía de los distintos países a contrastar
propuestas y a construir alternativas desde abajo capaces de confrontar con los
gobiernos que en el Norte o en el Sur que se han sometido a los dictados del
mercado frente a las necesidades de las personas.
Las primarias abiertas son en este
momento una condición imprescindible pero no suficiente. El objetivo es la
superación de un sistema cerrado de democracia representativa hacia un modelo
donde la transparencia y el control ciudadano, así como el ejercicio de la
democracia directa, permitan recuperar la capacidad de toda la sociedad. Reconozcan
intervenir en aquellos temas que tienen efectos sobre sus propias vidas y que garanticen
poner el interés común por encima de las presiones de los grupos de poder. No hay excusas. Es el momento de hacer las
cosas de otra manera.
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