lunes, 4 de noviembre de 2013

Una enorme llama iluminó la llanura



HISTORIA DE LA LEÑA QUE NO ARDÍA
Hoy traigo a mi blog a mi admirado Martin Valmaseda, que junto a un caminante solitario, en una fría noche recogió un montón de leña y encendió una hoguera. En la extensa llanura aquel fuego brillo como un lucero. A la mañana siguiente junto a los rescoldos, se había reunido un pequeño grupo de caminantes atraídos por la luz.
Al llegar nuevamente la noche, cada caminante aportó a la hoguera una brazada de leña. Una enorme llama iluminó como un faro la llanura y atrajo a nuevos caminantes solitarios que dejaban de ser solitarios. La caravana iba creciendo y el fuego de cada noche se iba haciendo cada vez más alegre y atrayente para los caminantes desorientados.
En torno a la hoguera se creaba cada atardecer un ambiente grato en donde se contaban historias y se forjaban maravillosos proyectos.
Sin embargo, un día un pequeño grupo de caminantes exigieron una asamblea urgente: “Así no podemos seguir…Esto en un desperdicio y un caos…Hace falta organización….No necesitamos tanto fuego. Puede escasear la leña, y ¿luego¿”Cuando a la mañana siguiente los caminantes volvían con su brazada de leña aquellos organizadores les impidieron echarla en la hoguera común y tuvieron que dejar su carga de ramas en un almacén muy bien preparado.
Aquella noche y la siguiente el fuego había disminuido. Las llamas danzaban como bailarinas anémicas alimentadas por un “guardián del fuego” que colocaba de vez en cuando con moderación trozos de madera para mantener la hoguera.
Y por la mañana, cuando el grupo se ponía en camino, tenía que cargar con el almacén de leña que hacia lenta la marcha. Y como cada vez el fuego iluminaba menos la llanura ya no atraía a los caminantes solitarios. Incluso algunos de los que se seguían juntando en la hoguera se aburrían de tener una llama tan mortecina. Había menos animación y escasos proyectos y dejaron de ir a buscar leña.
El almacén de leña crecía, el grupo de caminantes se hacía más lento y el fuego era cada vez más raquítico.
Moraleja 1ª Como Groucho Marx en el oeste “Traigan más madera”
Moraleja 2ª: No hay más leña que la que arde

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