sábado, 3 de agosto de 2013

Hoy, toca trascendencia



ANTE NUESTRA MUERTE, ¿SOMOS MEJORES PERSONAS?
Estos días he vivido la experiencia de la muerte de una niña, una niña deportista y sana, que en menos de una semana una súbita leucemia ha sido capaz de segar su existencia.
Si ante la muerte de un ser querido nos estremecemos y el sentimiento de impotencia y rabia contenida se hace patente, ¿que no será con la muerte de una niña pequeña, frágil, ingenua… indefensa?.
Nuestra cultura no nos ha preparado para un hecho natural como la muerte, para ello necesitamos entender que la muerte nos sorprende  cuando nos ha llegado la hora. Tal vez por eso, o además por eso, el común valor que estamos dando a todo aquello puramente material pierde su sentido.
No hay que mentir a nadie con la muerte, ni siquiera a los niños. Si alguien cercano se ha muerto o sabemos que va a fallecer, los niños
necesitan participar de alguna manera del duelo familiar. Pueden y deben asimilar la realidad de la muerte. Cuando ve un animalillo muerto, nuestras explicaciones le ayudan a entenderlo. Pero, ¿qué hacer cuando se muere una hermana y además es la pequeña?
A los niños hay que procurar contarle con delicadeza lo que significa la muerte y de forma que lo entiendan, sin buscar eufemismos del tipo "está dormido", ya que el niño podría confundiese y llegar a tener miedo. Como me ocurría a mí de pequeño: temía quedarme dormido pensando no volver a despertar o si se hace hacerlo cuando se es ya un viejo.
Debemos admitir nuestras emociones ante los niños para dejarles expresar las suyas. Debemos ser capaces de trasmitir a los niños un mensaje de seguridad y confianza en el futuro, permitirles contar con la compañía tranquilizadora del adulto. Siempre debemos mostrarnos disponibles para ayudarle a asimilar la muerte hablar sobre ella todo lo que quiera.
La muerte es una situación de gran dolor para una familia que en términos generales nos torna vulnerables, quiebra proyectos de vida y nos obliga a una reestructuración profunda de nuestras coordenadas de vida.
Pero, la muerte es consustancial con la vida precisamente su final, el momento de situarnos ante el espejo para reconocer nuestra imagen real, el momento de enfrentarnos a nuestra realidad existencial. Tal vez por eso, procuramos no plantarnos ante él para no ver la imagen que proyectamos hacia nuestros semejantes.
En el momento de la muerte, no valen para nada la inmensa mayoría de los “talentos” que hemos podido acumular a lo largo de nuestra vida, mucho menos si para obtenerlos hemos tenido que poner en juego la dignidad de otras personas.
El equipaje que necesitamos es exiguo, solamente nuestra consciencia para mirar a la cara de nuestros semejantes. Somos lo que nos dejaron ser, pero, en el fondo, también somos lo que hemos querido ser con nuestra actitud ante la vida y nuestra contribución al mundo. Tal vez por eso, o sólo por eso, deberíamos plantearnos nuestra vida de manera diferente mucho más próxima a la de los demás.
La lirica de nuestra literatura siempre ha tenido muy presente a la muerte, como manera trascendental de enfrentamiento a la vida en los momentos señalados de nuestra existencia, y casi siempre ante la desaparición de un ser querido: …contemplando cómo se pasa la vida como se viene la muerte tan callando y casi siempre llegando a la conclusión que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero la vida, nuestra vida no tiene retorno. Lo hecho, hecho está, solamente queda, no repetirlo.
Estoy plenamente convencido que, nuestra felicidad tiene mucho que ver con la asunción de imagen del espejo de nuestra existencia, de sentirse satisfecho de haber contribuido en la dinámica positiva de nuestra historia desde el plano donde nos haya tocado vivir. Y en ningún caso, tiene nada que ver con nuestra Trascendencia fundamentada en creencia alguna. Las creencias deben encontrarse en otro plano, de ser consecuencia biunívoca de nuestro sentimiento conscientemente maduro, auténticamente asumido a nuestro modelo de vida integral, exteriorizado en hechos concretos de participar de nuestra propia existencia.
Nuevamente…., y precisamente ahora, quiero traer a mi blog el poema de Machado. Su lenta lectura nos muestra toda una filosofía de vida y muerte que nos hará reflexionar sobre lo que he escrito anteriormente.
Si lo escrito tambien os ha llegado al Alma, me alegro. Sí no, os pido perdón.

Retrato


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañana, ni un Bradomín he sido
¿ya conocéis mi torpe aliño indumentario?,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
¿quien habla solo espera hablar a Dios un día?;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que hábito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar

1 comentario:

  U n socialista, no debería estar de acuerdo con el pacto entre socialistas en Cataluña. Cada persona mira a través de un cristal de di...