LA MENTIRA VERGONZANTE
Los políticos siempre han sido los grandes hipnotizadores de masas, magos depravados de la ilusión, embaucadores de lo irreal, piltrafas de la moral del ser humano. Nos gobierne quien nos gobierne siempre estamos en manos de mentirosos compulsivos, la patética élite que vampiriza sin piedad al pueblo.El refranero popular porque pertenece al pueblo, desde tiempos inmemoriales, ya lo dice, con la voz de la sabiduría, como resultado de la experiencia. Bien sabe el pueblo, por conocimiento empírico, que siempre ha habido explotados y explotadores.: "Mientes más que hablas"."El que parpadea pierde". "Son los mismos perros con distintos collares" .http://www.youtube.com/watch?v=S1MtygDKynU&feature=share
Las
mentiras de los políticos son delitos de "falsedad en documento
público" si ocultan información pública o encubren actos de administración
pública. Lo mismo vale si mienten al anunciar un gasto de rescate bancario, de
recorte de gasto público, una carga impositiva al ciudadano o aumento de tasas,
minimizando la primera cifra que anuncian para aumentarla después. Debe
considerarse "abuso de confianza" cambiar las cantidades previstas en
corto tiempo, pues no es por un error de cálculo sino un timo. También son reos
de "propaganda engañosa", si mienten al ciudadano en el trato
adquirido con su programa electoral y las promesas de palabra para obtener el
voto, o si mienten en declaraciones públicas para conseguir el consentimiento
de la ciudadanía en la gestión pública y evitar la respuesta adversa de la
sociedad. La sanción de Derecho Público no puede ser menor que las penas del
Código Penal en asuntos de falsedad y engaños en los tratos de Derecho civil.
Basta
ya de la política de la mentira del bipartidismo de los últimos treinta años, y
el espectáculo de trileros en el Poder Legislativo y Judicial. El Estado está
deslegitimado ante la ciudadanía y los trabajadores, usuarios y consumidores no
tienen confianza en los tratos con empresarios y banqueros, ni en sus medios de
comunicación. Se ha perdido la confianza que sostiene las estructuras de la
sociedad civil y la sociedad política. Banqueros, empresarios y políticos del
bipartidismo están aniquilando la actual formación social, los trabajadores
organizados, los usuarios y consumidores serán sus sepultureros.
El
panorama que está proyectando el PP
sobre la opinión pública española es patético, propio de infantes de la
política que tratan al ciudadano como descerebrado, tonto. El papel de la
Secretaria del grupo conservador fue impropio por vergonzante ¿Cómo es posible
que Mª Dolores de Cospedal, aparezca ente la opinión pública sin haberse
prepara mínimamente una respuesta?
La
lucha política, como los negocios requieren de herramientas como la táctica, la
estrategia, los planes y ardides, cuya elaboración y ejecución llevan
implícitas la ocultación de propósitos y hasta la simulación de actos o
situaciones. Son formas de mentira sin cuya práctica sería imposible participar
de la actividad política o empresarial. Por eso los ciudadanos corrientes
suelen pensar que todos los políticos son unos mentirosos consumados y que la
política es el reino de la mentira. A nadie se le ocurre pensar lo mismo de los
estrategas de mercadeo o de los managers de fútbol, quienes practican a diario
tales prácticas de ocultación, simulación y engaño.
En
las sociedades democráticas más avanzadas existe un control ciudadano con el
uso de la mentira entre los políticos: se les tolera un cierto rango de ella
para el ejercicio de su diatriba normal, pero se les condena severamente cuando
el grado de la falsedad sobrepasa ciertos límites. Es frecuente ver carreras políticas
arruinadas y elecciones perdidas a causa de mentiras que son percibidas como
graves por la población. En los Estados Unidos y Europa renuncian a cada rato políticos
y hasta candidatos presidenciales por haber sido descubiertos en mentiras flagrantes,
incluso algunas no muy graves. Es famosa la derrota del Partido Popular español
en una elección hace 9 años, cuando los electores percibieron que mentía cuando
adjudicó el atentado terrorista de la estación Atocha a la ETA y se trataba
ciertamente de una célula de Al Qaeda. Fue una grave mentira y su sólida
mayoría se derrumbó en apenas horas.
De
esta forma la mentira ocupa un espacio innegable en la vida personal, en las
relaciones interpersonales, en los negocios y la política. Solemos aceptar que
en determinados ámbitos y situaciones se presenten versiones distorsionadas de
la realidad, en formas y medidas razonables; pero ninguna sociedad normal se
muestra dispuesta a admitir la mentira como sistema permanente en las
relaciones humanas y sociales y tampoco el empleo de mentiras flagrantes acerca
de asuntos de auténtica gravedad.
Cuando una persona acude a la mentira como sistema permanente de relación con sus semejantes estamos en presencia de una patología o personalidad disociada. A estas personas se les suele denominar, según las características específicas de su patología o distorsión de personalidad, como mitómanos, sicópatas o sociópatas. Si quien practica la mentira como sistema es una organización política estamos en presencia de un proyecto totalitario. El proceso ha sido descrito por numerosos pensadores a partir de la derrota del nazismo y a propósito del sistema comunista soviético: filósofos como Hannah Arendt, Claude Foret y Simona Forti, y antes que todos ellos el norteamericano Alexandre Koyré, quien acuñó la más contundente afirmación al respecto: “los regímenes totalitarios se fundan sobre la primacía de la mentira” (La función política de la mentira moderna, 1943, 1945).
Cuando una persona acude a la mentira como sistema permanente de relación con sus semejantes estamos en presencia de una patología o personalidad disociada. A estas personas se les suele denominar, según las características específicas de su patología o distorsión de personalidad, como mitómanos, sicópatas o sociópatas. Si quien practica la mentira como sistema es una organización política estamos en presencia de un proyecto totalitario. El proceso ha sido descrito por numerosos pensadores a partir de la derrota del nazismo y a propósito del sistema comunista soviético: filósofos como Hannah Arendt, Claude Foret y Simona Forti, y antes que todos ellos el norteamericano Alexandre Koyré, quien acuñó la más contundente afirmación al respecto: “los regímenes totalitarios se fundan sobre la primacía de la mentira” (La función política de la mentira moderna, 1943, 1945).
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