domingo, 3 de marzo de 2013

LA MENTIRA ES LA ANTITESIS DE LA DEMOCRACIA



LA MENTIRA VERGONZANTE

Los políticos siempre han sido los grandes hipnotizadores de masas, magos depravados de la ilusión,  embaucadores de lo irreal, piltrafas de la moral del ser humano. Nos gobierne quien nos gobierne siempre estamos en manos de mentirosos compulsivos, la patética élite  que vampiriza sin piedad al pueblo. 

El refranero popular porque pertenece al pueblo, desde tiempos inmemoriales, ya lo dice, con la voz de la sabiduría, como resultado de la experiencia. Bien sabe el pueblo, por conocimiento empírico, que siempre ha habido explotados y explotadores.: "Mientes más que hablas"."El que parpadea pierde". "Son los mismos perros con distintos collares" .http://www.youtube.com/watch?v=S1MtygDKynU&feature=share
Las mentiras de los políticos son delitos de "falsedad en documento público" si ocultan información pública o encubren actos de administración pública. Lo mismo vale si mienten al anunciar un gasto de rescate bancario, de recorte de gasto público, una carga impositiva al ciudadano o aumento de tasas, minimizando la primera cifra que anuncian para aumentarla después. Debe considerarse "abuso de confianza" cambiar las cantidades previstas en corto tiempo, pues no es por un error de cálculo sino un timo. También son reos de "propaganda engañosa", si mienten al ciudadano en el trato adquirido con su programa electoral y las promesas de palabra para obtener el voto, o si mienten en declaraciones públicas para conseguir el consentimiento de la ciudadanía en la gestión pública y evitar la respuesta adversa de la sociedad. La sanción de Derecho Público no puede ser menor que las penas del Código Penal en asuntos de falsedad y engaños en los tratos de Derecho civil.
Basta ya de la política de la mentira del bipartidismo de los últimos treinta años, y el espectáculo de trileros en el Poder Legislativo y Judicial. El Estado está deslegitimado ante la ciudadanía y los trabajadores, usuarios y consumidores no tienen confianza en los tratos con empresarios y banqueros, ni en sus medios de comunicación. Se ha perdido la confianza que sostiene las estructuras de la sociedad civil y la sociedad política. Banqueros, empresarios y políticos del bipartidismo están aniquilando la actual formación social, los trabajadores organizados, los usuarios y consumidores serán sus sepultureros.

El panorama que está proyectando el PP  sobre la opinión pública española es patético, propio de infantes de la política que tratan al ciudadano como descerebrado, tonto. El papel de la Secretaria del grupo conservador fue impropio por vergonzante ¿Cómo es posible que Mª Dolores de Cospedal, aparezca ente la opinión pública sin haberse prepara mínimamente una respuesta?
La lucha política, como los negocios requieren de herramientas como la táctica, la estrategia, los planes y ardides, cuya elaboración y ejecución llevan implícitas la ocultación de propósitos y hasta la simulación de actos o situaciones. Son formas de mentira sin cuya práctica sería imposible participar de la actividad política o empresarial. Por eso los ciudadanos corrientes suelen pensar que todos los políticos son unos mentirosos consumados y que la política es el reino de la mentira. A nadie se le ocurre pensar lo mismo de los estrategas de mercadeo o de los managers de fútbol, quienes practican a diario tales prácticas de ocultación, simulación y engaño.
 
En las sociedades democráticas más avanzadas existe un control ciudadano con el uso de la mentira entre los políticos: se les tolera un cierto rango de ella para el ejercicio de su diatriba normal, pero se les condena severamente cuando el grado de la falsedad sobrepasa ciertos límites. Es frecuente ver carreras políticas arruinadas y elecciones perdidas a causa de mentiras que son percibidas como graves por la población. En los Estados Unidos y Europa renuncian a cada rato políticos y hasta candidatos presidenciales por haber sido descubiertos en mentiras flagrantes, incluso algunas no muy graves. Es famosa la derrota del Partido Popular español en una elección hace 9 años, cuando los electores percibieron que mentía cuando adjudicó el atentado terrorista de la estación Atocha a la ETA y se trataba ciertamente de una célula de Al Qaeda. Fue una grave mentira y su sólida mayoría se derrumbó en apenas horas.
De esta forma la mentira ocupa un espacio innegable en la vida personal, en las relaciones interpersonales, en los negocios y la política. Solemos aceptar que en determinados ámbitos y situaciones se presenten versiones distorsionadas de la realidad, en formas y medidas razonables; pero ninguna sociedad normal se muestra dispuesta a admitir la mentira como sistema permanente en las relaciones humanas y sociales y tampoco el empleo de mentiras flagrantes acerca de asuntos de auténtica gravedad.
Cuando una persona acude a la mentira como sistema permanente de relación con sus semejantes estamos en presencia de una patología o personalidad disociada. A estas personas se les suele denominar, según las características específicas de su patología o distorsión de personalidad, como mitómanos, sicópatas o sociópatas. Si quien practica la mentira como sistema es una organización política estamos en presencia de un proyecto totalitario. El proceso ha sido descrito por numerosos pensadores a partir de la derrota del nazismo y a propósito del sistema comunista soviético: filósofos como Hannah Arendt, Claude Foret y Simona Forti, y antes que todos ellos el norteamericano Alexandre Koyré, quien acuñó la más contundente afirmación al respecto: “los regímenes totalitarios se fundan sobre la primacía de la mentira” (La función política de la mentira moderna, 1943, 1945).

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