DESAHUCIAR ES QUITAR LA ESPERANZA

ANTE OTRA VICTIMA MÁS

El legítimo sueño de ser propietario de una vivienda, a veces por encima de nuestras posibilidades, está en el núcleo duro del problema.

Hoy miércoles un nuevo suicidio en Bilbao. ¿Hasta cuando?

Hoy miercoles un nuevo suicidio en Bilbao. ¿Hasta cuando?

Los españoles de los cincuenta solo pensábamos en llenar el estómago sin la limitación de las cartillas de racionamiento… Después vino la ineludible necesidad de tener coche y como consecuencia de todo ello, en un lógico proceso de progreso material, el máximo anhelo: mi casa, mi teléfono... Los bancos se aprovecharon de este comprensible afán y aplicaron la manga ancha a la hora de conceder créditos, lo que a la larga desembocó en el dislate que ahora hay que pagar con creces. Todos somos culpables, pero unos más que otros Y en trágico asunto de los desahucios el Gobierno ha reaccionado de forma tardía y tibia. 

La crisis económica de 2008-2012 derivada en buena medida de la burbuja y posterior crisis inmobiliaria ha acentuado dramáticamente el número de ejecuciones hipotecarias o desahucios. Se han producido más de 400.000 desahucios desde los primeros momentos de la crisis del año 2007. La burbuja inmobiliaria sobre tasación de los bienes inmuebles y concesión indiscriminada de créditos hipotecarios, junto con el incremento del 25%, del paro han dejado a amplios sectores de la población excluidos de los circuitos económicos privados o públicos.

Para la Plataforma de Afectados por la Hipoteca los responsables directos son las entidades bancarias y cajas de ahorro, quienes ejecutan los desahucios, y los garantes políticos son los últimos gobiernos del PSOE y de PP que permitieron la creación de la burbuja inmobiliaria como práctica del genocidio financiero ejecutado por entidades bancarias rescatadas por los gobiernos con fondos extraídos de las arcas del Estado y por tanto pagados por todos los ciudadanos españoles. Estamos ante una Ley Hipotecaria española vigente obsoleta desde  es un Decreto de 8 de febrero de 1946.

Desde la Plataforma de Afectados de la Hipoteca y otras asociaciones que defienden a los sufridores de las ejecuciones forzosas de desalojo se proponen modificaciones legales que mitiguen la situación de desprotección a la que se ven sometidos los afectados. Entre ellas la dación en pago, el alquiler social, el aumento del porcentaje de valoración del inmueble en caso de ejecución hipotecaria. Específicamente proponen, junto a otras muchas organizaciones sociales, una Iniciativa Legislativa Popular para regular la dación en pago con efectos retroactivos, de manera que las miles de familias que ahora mismo se ven condenadas a ser morosas de por vida a causa de una ley injusta, tengan el derecho a una segunda oportunidad como ocurre en el resto de Europa y en los EEUU. Además, ampliamos el texto con las peticiones de moratoria inmediata de los desahucios y reconversión de las hipotecas en alquiler social, como medida de mínimos destinada a garantizar el derecho a la vivienda de las personas afectadas por ejecuciones hipotecarias.

Ha hecho falta que murieran varias personas, al borde del desahucio, para que la locomotora del Estado, se ponga en marcha. Sin cadáveres sobre los que auparse no hay piedad ni clemencia posible. Hasta que la sangre no llega al río se deja correr. Por ceguera culpable y manifiesta, por comodidad y negligencia de quienes tienen responsabilidad vigilante. La realidad es que solo se ve el escenario que ilumina el foco manipulado por el que cobra las entradas del espectáculo. Lo demás es sombra, penumbra dudosa e inexistente a efectos prácticos.

No nos importa el frio. Queremos nuestra casa.

Como se indica en el preámbulo, la Ley de 30 de diciembre de 1944, que introdujo considerables reformas en el Derecho Hipotecario, autorizó al Gobierno, en su disposición adicional segunda, para publicar, en el plazo máximo de un año, una nueva redacción de la Ley Hipotecaria, cuya finalidad debía consistir en armonizar debidamente los textos legales vigentes y abreviar el contenido de los asientos del Registro, sin mengua de los principios fundamentales del sistema, y en dar a los preceptos legales una más que adecuada ordenación sistemática y la necesaria unidad de estilo, sirviendo de base para todo ello, además de las disposiciones de la Ley Hipotecaria y la de su Reforma, la del Reglamento, la jurisprudencia del Tribunal Supremo y la doctrina de la Dirección General de los Registros y del Notariado.

La realidad está superando con creces a la ficción, estos días ha llegado a escena el reality la muerte por desahucio, una nueva categoría en el largo listado de causas de fallecimiento. Al estilo griego, que fueron ellos quien la inventaron. “Desahuciar es quitar la esperanza de lograr lo que desea". ¿Puede haber un significado más terrible? Muerte por desahucio. El único consuelo para las familias de estas víctimas de la codicia depredadora de los bancos salvados a costa de todos y de la cruel complicidad e indiferencia del sistema es que su inmolación no haya sido en balde y pueda alumbrar cambios y mejoras, aunque no tantos como cabría esperar, estando como estamos con la soga al cuello. 

No deja de ser una cruel ironía que tras una década construyendo viviendas a lo loco, espoleados por el rápido y a veces abusivo beneficio, nos encontremos con gente desterrada de su hogar, mientras cientos de miles de pisos quedan vacíos, muertos de asco para que se vayan deteriorando lentamente.