Coronavirus: mentiras, desinformación…
Los wasaps
son un buen medio para conectarnos, distraernos e incluso algunas veces
informarnos, pero se han convertido en caldo de cultivo para todos aquellos vehementes
que quieren sembrar el caos
en momentos de alta susceptibilidad,
como el contexto coronavirus en el que nos encontramos ahora. Algo tan insocial
que deberia ser perseguido y castigado
Durante
estos días, en los medios de comunicación al uso y de manera muy especial mediante
los wasaps, hemos leído de todo, como: Que el coronavirus es un arma biológica
desarrollada por X (X=diferentes versiones China, USA, Irán...). Creada en un laboratorio
X y robada por dos espías. Maldito Bulo, pero lo
verdaderamente perverso es que hay algún engaño creíble y, por tanto, peligroso
para la salud pública.
¿A QUIÉN PERTENECEN ESTOS BULOS?
Los bulos
están ahí porque ya existían antes, pero su capacidad de penetración se ha
multiplicado no solo por la potencia amplificadora de las redes sociales sino por la predisposición de muchos usuarios
a creérselos y compartirlos. Es necesario restaurar nuestras defensas,
recuperar la credibilidad de la información y de las fuentes que la generan. La
restauración de la salud pública pasará también por recomponer la salud
informativa.
“No
cabe la menor duda que cualquier tipo de información siempre indica una
intencionalidad. “El quid de la cuestión” está en descubrir qué se busca con la
farsa, desde generar alarma social a través de una barbaridad, hasta algún genero
de desestabilización. Por ello,
entender quién está detrás de la elaboración de un bulo, o a quién beneficia,
puede ayudar a desenmascararlo y precisamente ese era el trabajo que se
encomendó a la Guardia Civil para descubrir los bulos que estaba generando el
coronavirus en relación con su gestión.
La sobresaturación confidencial sobre el
coronavirus está plagada de noticias falsas, bulos o teorías conspirativas. La
desconfianza se ha convertido en la nueva realidad. Desconfianza en la ciencia,
en las instituciones y en las narrativas oficiales. No hay vacuna informativa
capaz de superar, en estos momentos, la fuerza de la desinformación generada en
torno a una pandemia que ha amplificado las vulnerabilidades de un mundo
conectado física y comunicativamente. Pero ¿quién y qué intereses se esconden
detrás de esta desinformación? ¿Quién redacta tanto comunicado falso anunciando
medidas excepcionales mucho antes de que se planteen? La sobreexposición informativa que sufrimos con el coronavirus está
plagada de noticias falsas, rumores, que aparecen fundamentados. No hay
vacuna informativa capaz de superar, en estos momentos, la incertidumbre en una
esfera pública digital donde las noticias falsas tienen un setenta por ciento
más de probabilidades de ser wasapeadas que las verdaderas.
Algunos
de estos bulos pueden considerarse una broma de mal gusto, pero broma, al fin y
al cabo, un ejemplo de mentira que trata de aprovecharse del desconcierto. Pero
cabe duda de que la avalancha de información sobre el coronavirus, que convive
con bulos muchas veces contradictorios, genere en la audiencia incertidumbre. La
gran diferencia entre el coronavirus y otras muchas epidemias que cambiaron el
curso de la historia reside, precisamente, en la capacidad de visualizar el
miedo y el desconcierto que provoca por medio de las redes sociales en todo el
mundo; ya que la guerra informativa no consiste en “vender una idea”
determinada sino en confundir a la audiencia con exceso de información,
especialmente en una crisis donde los científicos tienen montones de
interrogantes sobre esta enfermedad.
El
coronavirus en la UE, pasa factura a la lenta reacción comunitaria. La respuesta inmediata de la extrema
derecha ha sido reclamar la introducción de controles más estrictos en las
fronteras. Sus discursos políticos están llenos de ejemplos recientes que
vinculan inmigración y amenazas sanitarias con la idea de agitar el miedo, de
alimentar la idea de la amenaza exterior. Esto ha motivado que los mercados muy
sensibles a las percepciones, los rumores y desinformación estén afectados por
esta crisis.