Pensamiento y responsabilidad

domingo, 26 de abril de 2020

¿Qué pretenden con los bulos?


Coronavirus:  mentiras, desinformación…
Los wasaps son un buen medio para conectarnos, distraernos e incluso algunas veces informarnos, pero se han convertido en caldo de cultivo para todos aquellos vehementes que quieren sembrar el caos en momentos de alta susceptibilidad, como el contexto coronavirus en el que nos encontramos ahora. Algo tan insocial que deberia ser perseguido y castigado
Durante estos días, en los medios de comunicación al uso y de manera muy especial mediante los wasaps, hemos leído de todo, como: Que el coronavirus es un arma biológica desarrollada por X (X=diferentes versiones China, USA, Irán...). Creada en un laboratorio X y robada por dos espías. Maldito Bulo, pero lo verdaderamente perverso es que hay algún engaño creíble y, por tanto, peligroso para la salud pública.
¿A QUIÉN PERTENECEN  ESTOS BULOS?
Los bulos están ahí porque ya existían antes, pero su capacidad de penetración se ha multiplicado no solo por la potencia amplificadora de las redes sociales sino por la predisposición de muchos usuarios a creérselos y compartirlos. Es necesario restaurar nuestras defensas, recuperar la credibilidad de la información y de las fuentes que la generan. La restauración de la salud pública pasará también por recomponer la salud informativa.
“No cabe la menor duda que cualquier tipo de información siempre indica una intencionalidad. “El quid de la cuestión” está en descubrir qué se busca con la farsa, desde generar alarma social a través de una barbaridad, hasta algún genero de desestabilización. Por ello, entender quién está detrás de la elaboración de un bulo, o a quién beneficia, puede ayudar a desenmascararlo y precisamente ese era el trabajo que se encomendó a la Guardia Civil para descubrir los bulos que estaba generando el coronavirus en relación con su gestión.
La sobresaturación confidencial sobre el coronavirus está plagada de noticias falsas, bulos o teorías conspirativas. La desconfianza se ha convertido en la nueva realidad. Desconfianza en la ciencia, en las instituciones y en las narrativas oficiales. No hay vacuna informativa capaz de superar, en estos momentos, la fuerza de la desinformación generada en torno a una pandemia que ha amplificado las vulnerabilidades de un mundo conectado física y comunicativamente. Pero ¿quién y qué intereses se esconden detrás de esta desinformación? ¿Quién redacta tanto comunicado falso anunciando medidas excepcionales mucho antes de que se planteen? La sobreexposición informativa que sufrimos con el coronavirus está plagada de noticias falsas, rumores, que aparecen fundamentados. No hay vacuna informativa capaz de superar, en estos momentos, la incertidumbre en una esfera pública digital donde las noticias falsas tienen un setenta por ciento más de probabilidades de ser wasapeadas que las verdaderas.
Algunos de estos bulos pueden considerarse una broma de mal gusto, pero broma, al fin y al cabo, un ejemplo de mentira que trata de aprovecharse del desconcierto. Pero cabe duda de que la avalancha de información sobre el coronavirus, que convive con bulos muchas veces contradictorios, genere en la audiencia incertidumbre. La gran diferencia entre el coronavirus y otras muchas epidemias que cambiaron el curso de la historia reside, precisamente, en la capacidad de visualizar el miedo y el desconcierto que provoca por medio de las redes sociales en todo el mundo; ya que la guerra informativa no consiste en “vender una idea” determinada sino en confundir a la audiencia con exceso de información, especialmente en una crisis donde los científicos tienen montones de interrogantes sobre esta enfermedad.
El coronavirus en la UE, pasa factura a la lenta reacción comunitaria. La respuesta inmediata de la extrema derecha ha sido reclamar la introducción de controles más estrictos en las fronteras. Sus discursos políticos están llenos de ejemplos recientes que vinculan inmigración y amenazas sanitarias con la idea de agitar el miedo, de alimentar la idea de la amenaza exterior. Esto ha motivado que los mercados muy sensibles a las percepciones, los rumores y desinformación estén afectados por esta crisis.


3 comentarios:

  1. Jose Miguel Perez de Pablos27 de abril de 2020, 18:28

    Quisiera darte mi punto de vista muy simplificado.
    No habría bulos si la información fuera clara y transparente. Cuando faltan estos principios cualquiera puede decir lo que quiera. Tenemos un Presidente que no va a poder dormir si forma gobierno con Unidas Podemos y ...Tenemos que cada día nos cambian el sistema de contar los afectados, muertos, etc.
    Tenemos unas directrices para sacar a la calle a los niños que a las horas cambia. Necesitamos investigar y los Centros de investigación en ESPAÑA están cerrados.
    ¿Hablamos de la renta para las personas desfavorecidas, se anuncia, el ministro del ramo no sabe nada, pero esto que es? Etc.
    ¿Estos son bulos? ¿A quién ayudan? ¿No se puede comentar? ¿No servirán para que el Gobierno espabile?
    Quiero lo mejor para este país, me gusta un gobierno progresista, pero no uno que no tiene los valores bien definidos y que no mantiene sus principios y actúa al resultado de la encuesta.
    Se puede anunciar una medida y al día siguiente comentarla con los Presidentes de las Comunidades Autónomas y los partidos de la oposición cuando debería haber un gabinete de crisis en el que participarán el mayor número de agentes.?
    Entiendo que esta pandemia ha sido sorpresiva, nos ha pillado a todos descuidados pero los responsables de la gestión tienen que actuar abierta y transparentemente y no esconderse en los equipos técnicos para tomar decisiones. Los equipos técnicos proponen y yo como responsable decido y no me apoyo en decir que lo han dicho los técnicos.
    He votado siempre al PSOE, pero este Presidente no me representa. El mismo es el bulo, el mayor bulo que tenemos.
    Podría seguir y en lo que respecta al grupo y las distintas opiniones de cada uno, creo que es enriquecedor y con respeto se pueden plantear los temas y mi verdad puede ser que no sea cierta pero no acepto que la verdad está en el poder, el poder también se equivoca y debería ser más humilde.
    Es bonito debatir.

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  2. Ahora las informaciones falsas sobre el coronavirus se han ido radicalizando con la frivolidad bien presente hasta llegar incluso a perseguir el alarmismo más radical, y lo que es más grave: buscan confundir a la población, que ya de por sí mantiene una incertidumbre hasta ahora inédita. Nos llegan cada vez más datos que no son reales, pero sí cuanto menos desagradables y descerebrados, y desgraciadamente hay donde elegir.
    En primer lugar, no hay pócimas milagrosas para frenar el virus, no hay tratamientos y tampoco vacunas efectivas, como vislumbran algunos bulos. No las tienen en China o en Cuba, pese a que lo vemos en las redes. Simplemente no existen, aunque científicos de medio mundo trabajan en ello y China sí prevé comenzar en abril ensayos clínicos con una vacuna que dice haber desarrollado. Así lo afirma, al menos, el casi siempre hermético Gobierno chino, pero a fecha de hoy no hay nada.
    Beber "mucha agua" y "hacer gárgaras con agua tibia y sal o vinagre" no "elimina el virus". Ni eso ni beber "sorbitos de agua caliente" o "contener la respiración durante diez segundos". De ser así, lo sabríamos por canales oficiales, que es por donde debemos informarnos; así como por medios que ofrecen garantías, no por cualquier página de Internet y mucho menos por los 'consejos' que pueblan las redes.
    Tampoco es verdad que "esta noche a partir de las 11.00 pm nadie podrá estar en la calle" y haya que "cerrar puertas y ventanas" porque "5 helicópteros de la Fuerza aérea pulverizarán desinfectante como parte del protocolo para erradicar el coronavirus". Si así fuera, igualmente nos habrían informado por canales oficiales y los medios serios, pero no hay prevista ninguna medida de ese tipo.
    Este mensaje que se comparte en WhatsApp, en todo caso, reúne todos los componentes clásicos de un bulo: no lo firma nadie, no menciona en qué localidad se "pulverizaría desinfectante" y comienza con el habitual "esta noche" para convertir el asunto en atemporal y que 'sirva' para todos los días, puesto que todos los días hay noche. Pero no figura fecha alguna.
    Igualmente, no es cierto que Fomento vaya a dar una "contribución de 600 euros para quienes se quedan en casa durante 15 días", algo que además sería difícil de comprobar. Es más, el mensaje de WhatsApp que lo cita va acompañado de un enlace "para descargar el formulario" que permita tal posibilidad, pero si lo pinchan únicamente te saldrá la foto de un gorila haciendo una peineta. Para comprobar lo que dice Fomento basta con acudir a su página web, y allí no hay nada de eso.

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  3. Cuando se inició la pandemia del coronavirus, las redes sociales se inundaron de fotografías de muertos en las aceras de Wuhan. Todas eran falsas. Incluso una agencia de noticias difundió la imagen de un hombre fallecido en la calle. No obstante, informó de que no podía determinar si se trataba de coronavirus o, por ejemplo, un accidente. En la ciudad, según ha comunicado ahora el Gobierno chino, fallecieron 3.690 personas. En España, donde ya han muerto más 20.000 personas, la Fiscalía ha abierto una investigación tras una denuncia de Podemos por la difusión en redes de una filmación de cadáveres amontonados en un hospital, entre otras imágenes. Era un vídeo de Ecuador, algo relativamente fácil de comprobar, pero los autores del bulo lo atribuían a un centro sanitario español.

    El problema es que, en las redes, cualquier imagen fuera de contexto puede servir a cualquier causa. Una explosión en una cantera puede ser un atentado. Es justo lo contrario del periodismo, que tiene entre sus misiones aclarar el contexto y rastrear la verdad.

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