LA PUBLICIDAD ACTUAL PUEDE RESULTARNOS SEXISTA,
Y lo es, hace medio siglo alcanzó sus máximas cotas de vejación para con
la mujer.
Paradójicamente, coincidió con las
primeras oleadas de la llamada “liberación de la mujer”, el proto feminismo que
empezaba a darse en los países occidentales que se subían al tren del
“progreso”, con España varios vagones por detrás. Todos los medios de
comunicación respetarán la igualdad entre mujeres y hombres, evitando cualquier forma de discriminación.
Así solicita el artículo 39 de la Ley para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres aprobada por el anterior Gobierno socialista. Sin embargo, las buenas
intenciones del Ejecutivo han quedado en papel mojado porque los medios, a los
que se les dejó autorregularse, no siempre cumplen esta normativa. Los anuncios
sexistas que siguen apareciendo entre series y programas que, lejos de fomentar
hábitos igualitarios, siguen dejando a las mujeres como
"responsables" de la casa y el cuidado de los hijos o, simplemente,
como meros objetos sexuales. Estos spots no sólo contradicen lo
establecido en la Ley de Igualdad, sino también la Ley General de Publicidad de
1988, que considera fuera de la legalidad todo anuncio que "atente contra
la dignidad de la persona o vulnere los valores y derechos reconocidos en la
Constitución".
Uno de los orígenes del problema es
haber dejado esta responsabilidad en manos de los propios medios, que buscan
beneficio económico y en los que son
mayoritariamente hombres los que tienen poder de decisión. La ley es
exigente y funciona, pero se siguen colando anuncios en los que se deja
entrever que las mujeres son como personajes secundarios que emanan
del hombre. Nuestra
sociedad es sexista y hay hábitos comunes que se reproducen en la publicidad,
sobre todo en la de juguetes y alimentación.
Según el artículo 3 de la Ley General de Publicidad, también son ilegales
aquellos anuncios que "presenten a las mujeres de forma vejatoria, bien
por servirse de su cuerpo "como un objeto, bien por vincular su imagen a comportamientos estereotipados.
Sin embargo no hay mayoría a la hora de establecer lo que es un contenido
vejatorio o discriminatorio para las mujeres y los límites son difusos.
Una barrita con vida que late en el bolsillo |
Aquí, algunos ejemplos de ello:
Uno de los últimos productos en
irrumpir en las pantallas (y estantes de bollería) españolas ha sido el
Qé!Crack!. Una barrita con vida que late en el bolsillo de un
muchacho, justo al lado de su pene. Cuando una mujer le pregunta "¿Y
eso?", él responde: "Bueno... por si te apetece comer
algo".
Coherentemente
con este rol pasivo y complaciente, la mujer del anuncio suele ser víctima una
notable incapacidad para manejarse en la vida, entender los nuevos aparatos o
incluso desenvolverse en la cocina, su territorio soberano. Tarde o temprano tu mujer te llevará a
casa, reza el eslogan de un
Volkswagen Escarabajo de los años 70. “¿Esto es un ordenador?”,
se pregunta la secretaria (rubia) sentada junto a un mamotreto con aspecto de
máquina de escribir con atisbos de inteligencia (la máquina).