CONTRA LOS QUE PERMITEN Y CONSIENTEN A NIÑOS QUE TRABAJEN DE SOL A SOL
POR CUATRO PESOS.
Un hombre de Fe como yo, con tradición católica y que durante demasiados años ha permanecido apartado de todos los devaneos mundanos de la Jerarquía de Roma y de la Conferencia Episcopal Española en la que no he visto representada mi fe en Jesús de Nazaret, Un Jesús amante de los pobres, humildes, parias, enfermos, prostitutas… He observado en el poder de la iglesia, pederastia, corrupción, hipocresía…,
"¡¡¡Hay Papa!!!". Ya hay nuevo
Papa. La fumata blanca acompañada del repicar de las campanas de la Basílica de
San Pedro acaba de anunciar a las 19.07 horas la gran noticia: la Iglesia
católica ya tiene quien la lidere. En la quinta votación, en el segundo día del
Cónclave que arrancó el pasado martes a las 16.30 horas, ha sido elegido el
sucesor de Benedicto XVI. Ya hay alguien que ha obtenido los al menos 77 votos
exigidos para sentarse en el trono de San Pedro, y que representan el respaldo
de dos tercios de los 115 cardenales.
La Compañía de Jesús sufrió las más
terribles humillaciones durante el reinado de. Wojtyla forzó la dimisión del
legendario Pedro
Arrupe, e impuso a los jesuitas dos comisarios políticos, dos
gobernadores civiles, dos vigilantes que fueron Dezza y Pittau. Se trataba de tener controlados a
los que pensaban, a los que imaginaban, a los que educaban en la audacia y la
imaginación y el rigor; a los que se iban de misioneros y allí se comprometían
con los pobres,
con los esclavos, con los oprimidos, con la gente a la que
asesinaban los militares pagados por los ricos.
Un hombre de Fe como yo, con tradición católica y que durante demasiados años ha permanecido apartado de todos los devaneos mundanos de la Jerarquía de Roma y de la Conferencia Episcopal Española en la que no he visto representada mi fe en Jesús de Nazaret, Un Jesús amante de los pobres, humildes, parias, enfermos, prostitutas… He observado en el poder de la iglesia, pederastia, corrupción, hipocresía…,
La
elección del Jesuita Bergorio augura un giro en la Iglesia Católica. El veterano
cardenal argentino ocupará la silla de Pedro. Es el primer latinoamericano y el
primer miembro de la Compañía de Jesús que dirige la Iglesia. Jorge Mario Bergoglio es el Papa número 266 y
adoptará el nombre de Francisco. Le disputó el puesto a Joseph Ratzinger en el pasado cónclave y finalmente
renunció en favor del que se convertiría en Benedicto
XVI. Pero ahora,
ocho años después, él será el que rija los destinos de la Iglesia católica.
Bergoglio "sonó"
como candidato a Papa hace ocho años, cuando la curia wojtyliana se impuso en el
cónclave como una apisonadora y obtuvo a toda velocidad la elección de Joseph Ratzinger,
a quien consideraban de los suyos. No se ha sabido con certeza qué pasó en
aquella breve reunión de dos días. Se ha dicho que el único rival de Ratzinger
fue Carlo
Maria Martini. También se aseguraba que obtuvo muchos votos un
argentino de aspecto bondadoso y algo apocado que atendía por Bergoglio. Pero
pocos se fijaron en un detalle: ambos presuntos contrincantes de Ratzinger eran
jesuitas.
Un jesuita vestido de blanco. Un miembro de la Compañía
de Jesús: la vanguardia intelectual de la Iglesia, el grupo más comprometido
con el pensamiento, la libertad, los derechos humanos y la "puesta en
hora" del catolicismo desde bastante antes del Concilio Vaticano II, que ellos
impulsaron como nadie cuando se estaba produciendo y defendieron después con
toda su alma, incluso cuando las "tropas wojtylianas" alcanzaron sus últimos
objetivos eclesiales y la idea luminosa de Juan XXIII se quedó en nada. Un
jesuita que se enfada poco, pero que cuando se enfada es temible: las cosas que
ha dicho este hombre, Bergoglio, el hermano Francisco, contra las autoridades
que en su país permiten, consienten o hasta se lucran con la prostitución; cómo
tronaba el jesuita Bergoglio cuando decía que en Argentina no se había abolido
la esclavitud, que no había más que salir a la calle para ver cómo los niños
trabajaban de sol a sol por cuatro pesos, y de eso se beneficiaban los
prebostes del peronismo y los prebostes del anti peronismo también. El cardenal Bergoglio tomaba habitualmente el metro y el autobús para
ir al trabajo, como cualquier trabajador de Buenos Aires. Al
cardenal Bergoglio le molestaba que le dijesen "Eminencia",
que ha sido hasta ahora su tratamiento, y exigía que se le llamase "padre
Bergoglio". Como a cualquier jesuita humilde, sincero, combativo y que
vive pisando charcos como el que más.
Francisco,
papa, jesuita como los asesinados Ellacuría, Martín Baró, Montes y los demás; jesuita
como Sobrino, como Martini; como mi amigo el padre Ángel Horna, cura maravilloso en mi colegio que un día se
fue de misionero en Honduras porque allí hacía más falta y no lo volvimos a
ver. Cuando los jesuitas eligieron nuevo general al holandés Peter Hans Kolvenbach
y no a Pittau,
que era el que había mandado Wojtyla que se eligiese.