MI SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA VIDA
Después
de conocer por primera vez la Procesión del Silencio de Madrid, me vino a la
cabeza la viñeta del Roto, en la que un encapuchado nazareno daba latigazos en
la espalda desnuda de otro: He ahí la clarividente síntesis política de la
crisis española y que cada cual sea capaz de sacar sus conclusiones. Pero a mí,
y teniendo en cuenta todo lo que está cayendo, me vino a la mente la España de
charanga y pandereta, de Machado. Una España implacable y redentora, España que
alborea con un hacha en la mano vengadora, España de la rabia y de la idea.
Dejemos
la sórdida procesión, sabiendo que es imposible añadir nada válido a lo expresado
en la viñeta del El Roto sobre la Semana Santa. En la que una gran parte de esa
España ha asumido la resignación, unos por tradición y otros por utopía
mientras enaltecen lo imposible. Ambos le declaramos la guerra a lo posible. La
derecha como siempre, quiere, puede y no duden que lo harán. No hay extrema
derecha, para qué, la que tenemos la de siempre es más que extrema, es lo
siguiente. Fiel a su tradición dando una dos o más vueltas de tuerca en la
explotación, la marcha atrás y el retroceso: en eso son maestros. ¿Y los españoles?
Pues contentos unos y agonizando otros, algunos empáticos pero no solidarios.
Sin ganas de cambios: como siempre, al final en Uganda o en algún otro sitio
están peor.
La
mayor parte de todo el pensar y sentir de este país es el mismo. La capacidad
de conocimiento, buen pensar, empatía, etc. no ha cambiado sustancialmente. Y
casi todos estaban (y siguen estando) seguros de que cada uno piensa
estupendamente como lo hace. Y que los que se equivocan siempre son los otros. Y
con eso y un bizcocho se puede hacer un análisis bastante certero de lo que sucederá
social-política-económicamente.
Viñeta de EL ROTO |
No hay comentarios:
Publicar un comentario