miércoles, 3 de abril de 2013

AGRUPACIÓN DE AYUNTAMIENTOS



REDUCIR DIPUTADOS DE AUTONOMÍAS, ALCALDES, CONCEJALES. REDELIMITAR LAS DIPUTACIONES.

La Fundación Ciudadanía y Valores propone que España tenga un nuevo mapa municipal resultante de la agrupación de ayuntamientos para prestar servicios de más calidad a los ciudadanos y ahorrar recursos públicos. El objetivo es pasar de los más de 8.000 actuales hasta unos 2.000, cada uno de ellos con un mínimo de 10.000 habitantes.

Un informe elaborado por la Fundación, para la racionalización del Estado autonómico. Entre las medidas también reducir el número de diputados de los parlamentos autonómicos, de alcaldes y concejales y redelimitar el papel de las Diputaciones, entre otras. el proceso de descentralización del Estado puesto en marcha hace más de 30 años ha generado "graves problemas", ante lo que consideran que la respuesta pasa por la reforma de la Constitución para fijar el número de comunidades autónomas y sus competencias.
Mientras la reforma constitucional no sea posible, el informe propone medidas que no requieren cambios de la Carta Magna, debido a que la racionalización del Estado autonómico "es también un requisito para que España salga de la crisis". Una de estas propuestas consiste en agrupar municipios y recuerda que en 2010 Grecia ya pasó de 1.034 ayuntamientos a 355, lo que permitió una reducción de gasto de 1.185 millones de euros anuales. Traducido a España, calcula que permitiría ahorrar unos 10.000 millones de euros. Reconvertir el mapa municipal para reestructurarlo en unos 2.000 ayuntamientos que se identifiquen con comarcas geográficas y un mínimo de 10.000 habitantes, aunque con "flexibilidad" para aumentar o disminuir esta cifra en función de las especificidades de cada zona.  A pesar de lo que puedan opinar los partidos mayoritarios más pendientes de sus intereses partidarios que de los de la ciudadanía, esta reordenación del territorio permitiría la aparición de estructuras municipales más eficientes, con disminución de los cargos públicos y favorecería también la fusión de empresas públicas locales, con una disminución del gasto público en general. "Prestar unos servicios públicos de calidad, lo que no puede lograrse con el minifundismo local actual, tan costoso como ineficiente", fija como otro de los objetivos.
Para conseguir esto sería necesario un pacto político de amplia mayoría en las Cortes Generales, que suscitaría reticencias importantes en los ayuntamientos más pequeños, pero  "el interés general debe imponerse sobre un particularismo que se traduce en una administración local costosa e ineficiente a la hora de prestar los servicios públicos". Que cada lector analice las repercusiones que pudieran producirse en su localidad reduciendo los costes derivados reducidos de nuestros impuestos y tasas municipales. Yo particularmente como sociólogo tengo verdadero interés en conocer la realidad de mi pueblo de residencia, estimando en su verdadera medida las repercusiones  derivadas de estos ajustes necesarios.

Siguiendo con el objetivo de racionalizar el Estado autonómico, Fundación Ciudadanía propone limitar su dimensión institucional y poner freno al "papanatismo” intento de articular a nivel regional un sistema político similar al que se configura en el Estado". En concreto se refiere a órganos como el tribunal de cuentas, los defensores del pueblo o los consejos consultivos, que asegura que están "excesivamente politizados" y, pese a su "escasa funcionalidad", tienen un "alto coste" en dietas y personal y, en muchos casos, superponen sus actividades a las que ya realizan otros miembros de la administración pública.
El documento de  la Fundación Ciudadanía también arremete contra la "para diplomacia" generada por las autonomías en el exterior con "costosas sedes" que prestan servicios que ya cubre el Estado. Para remediarlo, la propuesta es perfeccionar el modelo de las conferencias sectoriales y profundizar en el principio de cooperación y lealtad institucional.
Con estas medidas se conseguiría reducir "la peligrosa distancia" que se ha abiertos entre políticos y ciudadanos, además del ahorro económico y "evitar la consolidación de una suerte de casta de profesionales de la política autonómica", fomentando la participación en ella de "personas cualificadas y competentes". El informe de  la Fundación Ciudadanía denuncia una "hiperinflación legislativa autonómica" debido a que se aprueban "infinidad" de leyes en las comunidades autónomas "en muchos casos inútiles" y que "no resuelven problema real alguno". "Este exceso de legislación tiene su origen, indiscutiblemente, en la existencia de unas asambleas legislativas autonómicas conformadas por unos diputados que tienen que justificar su dedicación exclusiva", denuncia.

La Fundación también aborda el mapa universitario español y propone una reordenación, ya que en los últimos años se ha dado "predominancia" de la cantidad frente a la calidad. "El localismo ha sido un elemento especialmente perverso", advierte. Además, reclama el control del déficit de comunidades autónomas y entidades locales y reforzar la unidad del mercado "como garantía del crecimiento económico y la cohesión social". De este asunto tendré ocasión de escribir próximamente.
Otra de sus propuestas aborda la no discriminación por razones lingüísticas en el ámbito de la administración y la enseñanza, ya que señala que en algunas comunidades se ha desarrollado "un cierto proceso de discriminación" por razón del idioma y "se ha pasado de una situación prohibicionista en materia de uso de lenguas regionales a una situación en la que el castellano es discriminado tanto en el ámbito de la enseñanza como en el acceso a puestos de trabajo autonómicos y locales".
Todas estas propuestas culminan con la idea de aprobar una Ley General de Cooperación para garantizar los principios de cooperación y solidaridad, "causa de muchas disfunciones en el Estado autonómico" y desde la convicción de que "sin el recurso al principio de cooperación ningún Estado compuesto resulta viable"."Los procedimientos bilaterales de cooperación previstos en los estatutos deben ocupar un lugar muy residual. Y ello porque un Estado no puede funcionar mediante la yuxtaposición de diecisiete modelos de cooperación bilateral.




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