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Y urnas, cada cuatro años, p
sábado, 10 de agosto de 2019
martes, 11 de junio de 2019
Opiniones para todos los gustos.
¿Existe la crítica
constructiva?
¿Nos ayuda la
crítica? Y hay opiniones para todos los gustos. Desde sus defensores, que la
consideramos como forma posible de progreso, hasta los firmes detractores, que son
capaces de negar indulgencia alguna.
Desde el punto de vista literal, el término
"crítica constructiva" no existe, son mensajes antagónicos y utilizamos
el término "crítica constructiva" para nombrar a las
"observaciones", o sea, a las impresiones personales respecto a un
hecho que realizo sin juicio alguno a la persona. Y las observaciones sí ayudan
Todas aquellas personas que
voluntariamente estamos, de una manera u otra, en la opinión pública, debemos
ser conscientes que vamos a ser objeto de crítica de algún tipo. Pero no todos
reaccionamos igual ante la detracción, lo cierto es que la mayoría la llevamos
mal y ante un comentario examinador, un 70% reacciona sintiéndose herida. Un
20% la rechaza negándola y tan sólo un 10% reflexiona serenamente, la
interioriza y decide si debe o no cambiar alguna conducta.
Por esa razón, cuanto menos
seguro estemos, más vulnerables seremos a la crítica. La prueba de ello es que
somos mucho más sensibles a la crítica en aquellas áreas vitales en las que
todavía no hemos desarrollado una completa seguridad, por eso la gente que se
dedica a la política con escasa experiencia es mucho más sensible a la critica
que la que tienen los políticos curtidos.
Cuando la crítica implica un juicio personal lo recibimos
como un ataque, y ante una agresión dejamos de actuar serenamente y desde
nuestra consciencia actuamos visceralmente, y lo que hacemos es huir o
contraatacar. Si la crítica implica un
juicio, casi seguro que sienta mal. Por esa razón debemos ser más o menos fustigadores en función de la seguridad que percibamos
en la persona a la que dirigimos la crítica.
Algunos Políticos no soportan
ser criticados, pero ellos no dejan de criticar a los demás También es cierto
que criticamos todo aquello de lo que secretamente nos acusamos. Si en el fondo
nos sabemos impulsivos, y no nos gusta, nos faltará tiempo para reprochar la
impulsividad de los demás. Quien manifieste los comportamientos que más nos
molestan de nosotros mismos será quien esté permanentemente en nuestro punto de
mira. Como se4 apunto con anterioridad, el principal motivo por el que nos
afecta la crítica es nuestra inseguridad. Por tanto, la responsabilidad de ser
inmunes debería ir en la dirección de construir y desarrollar nuestra seguridad
de esa manera construimos la coraza que nos protegerá de cualquier agresión crítica.
En este contexto, no cabría como agresión, porque simplemente no nos afectaría.
Estadísticamente, en cualquier actividad que hagamos,
siempre habrá un 10% de la gente a quienes no estén de acuerdo con nosotros, y
por tanto no evitaríamos la crítica, pero sí está en nuestras manos obviar que
nos afecte. Lo conseguiremos si estamos capacitados para escucharlas
serenamente, decidir si tienen o no sentido, y si podemos extraer alguna
enseñanza. Son muchos los que sostienen que se aprende de la crítica, sólo
ocurre si somos capaces de situarnos entre este 10% que ni se siente agredido
ni la rechaza.
jueves, 30 de mayo de 2019
Por vivir en una sociedad fuertemente machista.
Una joven madre de
32 años, con dos hijos, se quitó la vida.
Después
de que una grabación íntima llegara hasta su marido. ¿Qué hubiera ocurrido
si el protagonista de este asunto en lugar de una ser mujer hubiera sido varón?... ¿Cómo
habría sido tomado por el resto de los trabajadores y trabajadoras de esta
empresa? ...¿Cómo hubiera sido aceptado por su pareja?
Verónica, de 32 años y madre de dos
hijos, se quitó la vida después de que una grabación íntima llegara hasta
su marido, tras varios días circulando entre sus compañeros de trabajo en San
Fernando de Henares. El vídeo sexual fue grabado hace cinco años, entre
compañeros de trabajo, llegó incluso hasta el marido de la
víctima, que sufrió una crisis de ansiedad al enterarse. Apenas un día después la
joven madre se quitó la vida.
Soy un hombre
convencido en la igualdad de derechos y deberes entre mujeres y varones, como una realidad social del momento histórico que vivimos. Este caso
me ha llevado a reflexionar y preguntarme ¿qué
hubiera ocurrido si el protagonista en lugar de una mujer
hubiera sido un varón? ¿Cómo habría sido tomado por el resto de los
trabajadores y trabajadoras de esta empresa? ¿Cómo hubiera sido aceptado por su pareja? Estoy seguro que un
amplio porcentaje de hombres hubiera afirmado: “Menudo macho que bien se lo
monta” y la transcendencia de este acontecimiento hubiera quedado en
una simple anécdota machista, más o menos desagradable. ¿Qué burradas tuvo que escuchar esta joven madre para quitarse la vida?
Malditos, aquellos que difundieron las
imágenes. Por esta razón me parece perfecto que la fiscalía intervenga y que
alguno reciba un escarmiento social por inducir al suicidio a una persona. ¡Lo
que ha debido pasar esta mujer no es deseable a nadie!, para dejar a sus hijos pequeños. Pienso mucho en sus hijos y en sus padres y esa empresa que ya debería
haber emitido un comunicado diciendo que tiene una plantilla de impresentables
y que esto va a tener consecuencias legales y de debate dentro de la opinión pública
mundial.
Desde luego, tratar de manera diferente
a las personas por el solo hecho de pertenecer a un determinado sexo por la
existencia de estereotipos (prejuicios generalistas infundados sobre como son
los hombres y las mujeres) y roles (funciones/papeles que se supone tienen que
cumplir los hombres y las mujeres) de género vigentes en las sociedades y que
ponen límites a que las mujeres y los hombres puedan desarrollarse igual y en libertad.
jueves, 23 de mayo de 2019
“Con otra mentalidad”
ES IMPOSIBLE VIVIR, EN ESTOS MOMENTOS, SIN UTOPÍA
Necesito comenzar este trabajo con una
frase emblemática de Leonardo Boff, que admiro, la expresión viene a decir:
una sociedad no vive sin utopías, sin un sueño de dignidad, de respeto a la
vida y de convivencia pacífica entre las personas y pueblos. Si no tenemos
utopías, nos inmovilizamos y perdemos el sentido del bien vivir en común.
Si
lo que pienso y expreso seguidamente corresponde con una mentalidad de
izquierdas, no duden en considéreme más rojo que nadie.
Ahora
que se van a cambiar los gobiernos, se deberia aprovechar para poner en marcha
una profunda transformación en el concepto del poder, que el poder sea un
instrumento para servir a la sociedad en
su conjunto, no para servirse unos pocos a costa de muchos. Que el poder
corrompe y el absoluto corrompe absolutamente…, que cuando no estemos aquí, nuestro
dinero no nos servirá para nada.
La
sociedad española, en su conjunto, deberia establecer como paradigma un nuevo modelo
de vida que instituya cauces de participación ciudadana en el control democrático de los bienes comunes, propiciando una verdadera
renovación ética, moral de usos y costumbres y el inconformismo como seña y
norma de vida. De esta manera se instauraría como una necesidad la Crítica Constructiva permanente, la
renovación constante para no permitir cabida a los parásitos sociales, que apetecen
de lo común para instituir su negocio. Al mismo tiempo la sociedad potenciaría el
interés cultural, la transparencia y el conocimiento como la única forma de
obtener niveles de mayor libertad.
También se hace necesaria una Mejor
justicia para el pueblo, que permita la igualdad de oportunidades y una
permanente puesta a disposición de la voluntad popular en cuanto a dimisiones
de cargos cuestionados. Estos son planteamientos generales que precisan
múltiples matices para ser aceptados por una inmensa parte de la sociedad
recelosa con los cambios de cualquier tipo. Estoy convencido que hay que
liberarse de todos aquellos hombres y mujeres que asfixian y aprisionan toda
esperanza de vivir en una auténtica democracia. Pero las decisiones tomadas
deben partir de la voluntad del pueblo consensuando todo en base a mayorías.
Que la corrupción empiece a desaparecer y
que deje de ser el eje sobre el que se fundamentan las fortunas. Es necesario
establecer otra mentalidad, ya no sólo en la clase política, sino también en la
empresarial y en la social. Se trata de hacer mejores personas, ya no porque así
se prepare el terreno, sino para que la gente tenga ilusión y ganas por ser
mejores.
También hay que poner freno a la
vorágine capitalista. Con unos controles y unas normas que prodiguen que el
reparto de la riqueza sea justo y equitativo y que las oportunidades estén
en igualdad de condiciones. Y que las prestaciones sociales como derechos
inalienables, que no les corresponde a las grandes corporaciones empresariales
su gestión, sino que es patrimonio de todos, absolutamente todos. Hay que desterrar
definitivamente los enchufismos y paternalismos, terminar con los privilegios
de quienes pretenden perpetuarse en el poder en base a abusos. Hay que acabar con
los feudos, con las baronías locales y el caciquismo. Exigir que las grandes
fortunas declaren sus bienes y devuelvan lo evadido ilegalmente. Suprimir los
accesos a paraísos fiscales y recuperar la soberanía nacional frente a otros
países para posicionarnos donde nos corresponde por justicia social, que en
buena lógica no es en el lugar que ahora mismo está debido a la pérdida de
independencia protagonizada por estos que ahora gobiernan al haber claudicado a
mercados e intereses foráneos.
Inspeccionar la deuda y eliminar la
parte ilegítima que a los españoles no nos corresponde pagar. Haciendo
partícipe de esa parte ilegal a quienes la protagonizaron o promovieron ya que,
en muchas ocasiones, se hizo por el beneficio de unos pocos o por intereses
espurios de unos cuantos. Nacionalizar aquellas empresas de sectores
estratégicos como la energía, la telefonía… que malversan y además no prestan
el servicio al ciudadano tal como se habían comprometido cuando se privatizaron
y se dejaron en manos privadas. Exigir responsabilidades por la gestión pésima
llevada a cabo en los últimos años.
El derecho a percibir una renta básica
con controles y filtros para evitar la picaresca tan voluminosa que existe en
este país y recuperación de las prestaciones sociales por desempleo, así como
la persecución del fraude a las instituciones públicas.
En definitiva, construir Democracia,
llevar a los españoles a creer que un sistema de convivencia participativa y
colaboradora en mejor que una sociedad en exceso competitiva. Y podría seguir
así indefinidamente, lo que quiere decir que en este país hay muchas cosas por
arreglar, lo que significa que los que hasta ahora nos han gobernado, no han
hecho otra cosa que no sea prostituir la convivencia, enfangar el ambiente y
destruir todo atisbo de posibilidad de vivir en paz y armonía.
Desterrar la mentira como modo de
gobierno para evidenciar a todas aquellas personas de la política que basaron
sus éxitos en promesas falsas y en ganarse las voluntades de todos a base de
patrañas y embustes.
domingo, 31 de marzo de 2019
Nuestros valores religiosos y morales, marcan nuestra vida.
Influyen decisivamente en la forma de
comportarnos y nuestra integridad personal.
Ser responsable supone asumir los efectos
directos de nuestro compromiso en la vida, excluyendo de culpa a escenarios o
personas que nos rodean. Nunca debemos hacernos responsables de los acontecimientos
que suceden en nuestro entorno y se escapan a nuestro control.
También
supone decidir cómo ponderamos nuestro tiempo, como disponemos de nuestra capacidad
y a quiénes le dedicamos esa energía. Igualmente, también admitir
que nuestra capacidad para sentirnos felices con nuestra aptitud ante la vida
depende sólo y exclusivamente de nosotros. Actuar de forma responsable lleva
consigo: decidir
y asumir los valores conforme a los cuales deseamos sentirnos satisfechos de
nuestra labor en la vida.
Los valores religiosos y morales, inspiran nuestra vida, influyen decisivamente en nuestra forma de comportarnos y nuestra integridad personal, también
cuando lo que pensamos, lo que decimos y, sobre todo, lo que hacemos, resultan
coherentes con esos valores.
Por
el contrario, nunca debemos hacernos responsables de los acontecimientos que
suceden en el entorno y se escapan a nuestro control, ya que quedaríamos a
expensas de comportamientos de terceros. Sucesos que, en la
mayoría de los casos, poco o nada tienen que ver con nuestras acciones directas.
Existen
hechos externos que escapan de nuestro control, sobre los que difícilmente
podemos actuar o influir. En estos casos, no es aconsejable,
responsabilizarnos de ellos hasta el punto de provocarnos culpa o frustración
que acaben repercutiendo en la valoración que tenemos, perjudicando
seriamente nuestro bienestar. Por contra, estaríamos, lesionando nuestra responsabilidad
si no fuéramos garantes de aquellos asuntos que sí están bajo nuestra
vigilancia y dependen de nuestra voluntad.
Sin
embargo, existen otros hechos sobre los que pudiendo influir y no dependen exclusivamente de nosotros, si bien nuestras decisiones
y actitudes puedan mediar a corto o medio plazo. Como es conocer para actuar, que
el CAMBIO CLIMÁTICO no es un fenómeno sólo ambiental sino de profundas consecuencias
económicas y sociales sobre los países más pobres y peor preparados. En este
ámbito, nuestra responsabilidad tiene más que ver con la forma en que nosotros
interpretamos lo que suceden en entorno más cercano, haciendo pedagogía de
cómo se tienen que afrontar nuestras aptitudes para minimizar el gran problema
que supone la destrucción de nuestro Planeta, para las generaciones jóvenes.
Esta interpretación será más optimista y constructiva en la medida que nuestra
forma de pensar, hablar y actuar sea coherente con nuestro comportamiento.
El
resultado será que, casi sin darnos cuenta, iremos configurando nuestra propia
realidad, nuestro “círculo de influencia” se hará cada vez más grande y, en ese
lento, pero maravilloso proceso, iremos comprobando como las personas que nos
rodean también inician su propio proceso de cambio de aptitud para respetar
nuestro medio natural, porque “yo también quiero”, dirán algunos, y éstos a su
vez, en una espiral sin fin, con su comportamiento, su actitud y su ejemplo,
influirán sobre otros a tomarse en serio este enorme problema.
Nadie,
absolutamente nadie, puede privarnos de la libertad interior para
interpretar y pensar como queramos. Todo es cuestión de tomar conciencia,
ejercer plena responsabilidad sobre este hecho y, lo más importante,
querer cambiar y comprometerse con ese cambio.
lunes, 18 de febrero de 2019
Las ideologías.
Una forma de sostener un ideario que esclaviza a los militantes.
Los partidos políticos se han convertido
en una entidad de beneficios privados focalizados en sus dirigentes, alejándose
cada vez más de lo que deberia de ser, una entidad de intereses públicos para
sus miembros de base.
Nadie,
que yo sepa, ha hecho un sondeo para saber lo que los jóvenes piensan de la
política. Podría haber sorpresas porque en una gran mayoría, se sienten
apolíticos ya que no confían en los partidos. Los consideran anticuados, lo que
no significa que aborrezcan la democracia. Mal distinguen ya entre izquierdas y
derechas. Son pragmáticos y no ven excesiva diferencia entre
progresistas y conservadores. Para ellos son todos iguales, o casi. Y, sobre
todo, no les tienen miedo.
Las
ideologías de hoy son una forma de sostener un supuesto ideario, algo que dé
soporte a una pertenencia que esclaviza a los militantes: el militante, el que
“es” de un partido como quien profesa una religión, es incapaz de todo punto de
cuestionarse una decisión determinada de su partido, de su líder, y llega a
alambicar de modos completamente risibles sus “razonamientos” para evitarlo.
Pensar que alguien pueda, efectivamente, vivir al margen de ese sistema es algo
imposible: si se opone a mí, si cuestiona mis planteamientos, es que “es del
otro partido”.
Cada
vez resulta más difícil “abanderar” a los jóvenes porque para ellos la
política clásica hace tiempo que ha dejado de interesarles. Oscilan entre la
indiferencia y el rechazo al sistema. A los jóvenes les gusta cambiar las
cosas, son dinámicos, mientras que a la política la ven estática. No en vano,
los creadores de internet cambian continuamente de aplicaciones. Se
entusiasmaron con Twitter, después con Facebook, ahora con WhatsApp,
mañana se cansarán e inventarán otro modo de comunicarse. Ya lo están haciendo.
Ellos se conectan mejor con la antigua filosofía de los sabios griegos que
decían “todo se mueve, nada está parado”. La inmovilidad no está en los intereses
del joven, que acepta cada vez menos a los líderes, a los capos, a los jefes.
Desde
luego que el ansia por etiquetar cualquier opinión o razonamiento político como
de “izquierdas” o “derechas, desvía la atención de los problemas y en vez de
discutir el beneficio social y económico del tema en cuestión la discusión
deriva a calificar y juzgar moralmente a la persona por “alinearse” con una
determinada ideología. A partir de ahí hay que combatir al del bando enemigo
como sea, da igual a qué coste. siendo tan simple esa forma sectaria de pensar
sobre las cosas si los políticos verdaderamente se la creen o se suscriben a
ella porque la consideran una herramienta eficaz para manipular la opinión
pública, asumiendo probablemente que la mayoría de la población tiene graves
problemas para pensar de una manera objetiva y abierta y se le da mejor el
alinearse a capa y espada con uno de los bandos.
Confío
en la sensatez de la “masa” y que con la difusión adecuada estos cambios en la
forma de debatir las cosas pueden llegar a calar en la población en general que
por desgracia creo que sigue aún demasiado en el juego de los bandos. A ver si
hay suerte, esto cambia con el tiempo y obliga a medio plazo a los políticos a
que se dejen de memeces y trabajen en las cosas como debe ser.
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