“Con otra mentalidad”


ES IMPOSIBLE VIVIR, EN ESTOS MOMENTOS, SIN UTOPÍA
Necesito comenzar este trabajo con una frase emblemática de Leonardo Boff, que admiro, la expresión viene a decir: una sociedad no vive sin utopías, sin un sueño de dignidad, de respeto a la vida y de convivencia pacífica entre las personas y pueblos. Si no tenemos utopías, nos inmovilizamos y perdemos el sentido del bien vivir en común.
Si lo que pienso y expreso seguidamente corresponde con una mentalidad de izquierdas, no duden en considéreme más rojo que nadie.
Ahora que se van a cambiar los gobiernos, se deberia aprovechar para poner en marcha una profunda transformación en el concepto del poder, que el poder sea un instrumento para servir a la sociedad en su conjunto, no para servirse unos pocos a costa de muchos. Que el poder corrompe y el absoluto corrompe absolutamente…, que cuando no estemos aquí, nuestro dinero no nos servirá para nada.
La sociedad española, en su conjunto, deberia establecer como paradigma un nuevo modelo de vida que instituya cauces de participación ciudadana en el control democrático de los bienes comunes, propiciando una verdadera renovación ética, moral de usos y costumbres y el inconformismo como seña y norma de vida. De esta manera se instauraría como una necesidad la Crítica Constructiva permanente, la renovación constante para no permitir cabida a los parásitos sociales, que apetecen de lo común para instituir su negocio.  Al mismo tiempo la sociedad potenciaría el interés cultural, la transparencia y el conocimiento como la única forma de obtener niveles de mayor libertad.
También se hace necesaria una Mejor justicia para el pueblo, que permita la igualdad de oportunidades y una permanente puesta a disposición de la voluntad popular en cuanto a dimisiones de cargos cuestionados. Estos son planteamientos generales que precisan múltiples matices para ser aceptados por una inmensa parte de la sociedad recelosa con los cambios de cualquier tipo. Estoy convencido que hay que liberarse de todos aquellos hombres y mujeres que asfixian y aprisionan toda esperanza de vivir en una auténtica democracia. Pero las decisiones tomadas deben partir de la voluntad del pueblo consensuando todo en base a mayorías.
Que la corrupción empiece a desaparecer y que deje de ser el eje sobre el que se fundamentan las fortunas. Es necesario establecer otra mentalidad, ya no sólo en la clase política, sino también en la empresarial y en la social. Se trata de hacer mejores personas, ya no porque así se prepare el terreno, sino para que la gente tenga ilusión y ganas por ser mejores.
También hay que poner freno a la vorágine capitalista. Con unos controles y unas normas que prodiguen que el reparto de la riqueza sea justo y equitativo y que las oportunidades estén en igualdad de condiciones. Y que las prestaciones sociales como derechos inalienables, que no les corresponde a las grandes corporaciones empresariales su gestión, sino que es patrimonio de todos, absolutamente todos. Hay que desterrar definitivamente los enchufismos y paternalismos, terminar con los privilegios de quienes pretenden perpetuarse en el poder en base a abusos. Hay que acabar con los feudos, con las baronías locales y el caciquismo. Exigir que las grandes fortunas declaren sus bienes y devuelvan lo evadido ilegalmente. Suprimir los accesos a paraísos fiscales y recuperar la soberanía nacional frente a otros países para posicionarnos donde nos corresponde por justicia social, que en buena lógica no es en el lugar que ahora mismo está debido a la pérdida de independencia protagonizada por estos que ahora gobiernan al haber claudicado a mercados e intereses foráneos.
Inspeccionar la deuda y eliminar la parte ilegítima que a los españoles no nos corresponde pagar. Haciendo partícipe de esa parte ilegal a quienes la protagonizaron o promovieron ya que, en muchas ocasiones, se hizo por el beneficio de unos pocos o por intereses espurios de unos cuantos. Nacionalizar aquellas empresas de sectores estratégicos como la energía, la telefonía… que malversan y además no prestan el servicio al ciudadano tal como se habían comprometido cuando se privatizaron y se dejaron en manos privadas. Exigir responsabilidades por la gestión pésima llevada a cabo en los últimos años.
El derecho a percibir una renta básica con controles y filtros para evitar la picaresca tan voluminosa que existe en este país y recuperación de las prestaciones sociales por desempleo, así como la persecución del fraude a las instituciones públicas.
En definitiva, construir Democracia, llevar a los españoles a creer que un sistema de convivencia participativa y colaboradora en mejor que una sociedad en exceso competitiva. Y podría seguir así indefinidamente, lo que quiere decir que en este país hay muchas cosas por arreglar, lo que significa que los que hasta ahora nos han gobernado, no han hecho otra cosa que no sea prostituir la convivencia, enfangar el ambiente y destruir todo atisbo de posibilidad de vivir en paz y armonía.
Desterrar la mentira como modo de gobierno para evidenciar a todas aquellas personas de la política que basaron sus éxitos en promesas falsas y en ganarse las voluntades de todos a base de patrañas y embustes.

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