
LA PRÁCTICA DE COMPRAR VOTOS. Ya sea con promesas falsas o favores personales, crea una dinámica perversa donde los políticos y políticas corruptas aseguran su permanencia en el poder, perpetuando un sistema basado en intereses privados y no en el bien común. Estos mecanismos, como la compra de votos o la manipulación de los plenos municipales, socavan cualquier intento genuino de una gobernanza transparente y democrática. La impunidad, es decir, la creencia de que sus "enjuagues" (tratos corruptos) no serán descubiertos o castigados, refuerza este ciclo de abuso. Los ciudadanos que dependen de estos favores o que votan "agradecidos" porque reciben alguna recompensa inmediata, se ven atrapados en un sistema que favorece la corrupción y les niega la posibilidad de un cambio real. Por otro lado, la desviación de recursos públicos hacia bolsillos privados frena el desarrollo de servicios fundamentales como la educación, la salud y la infraestructura, los cu...