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Entre novedad y monotonía

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ORTODOXO FRENTE A  HETERODOXO   En estos momentos históricos sigue habiendo dos tipos de españoles, los que están hartos y quieren cambiar y los que desean que todo permanezca más o menos igual. Pero en realidad en momentos especiales como estamos viviendo ahora, con una clase política dirigente descompuesta con la corrupción y unos electores turbados ante un contexto demasiado duro. Hay que elegir un cambio importante. Pero los cambios importantes solamente son posibles con una revolución y eso precisamente no queremos. Hay que elegir entre la novedad y la monotonía. Los españoles, y el hombre en general, tendemos a ir a cualquier lugar siempre por el mismo camino, por las mismas calles, por los mismos atajos, con el mismo medio de locomoción. Somos víctimas de la rutina. Nos asusta el riesgo, la innovación, huimos del nomadismo y nos conformamos con algún viaje esporádico y vuelta a casa. Preferimos vivir en lo conocido, aunque nos fatigue. Por eso el PP es mayoritario y

IMPORTANTE RETROCESO.

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HEMOS PASADO DE LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA A LA SOSPECHA DE CULPABILIDAD   Vivimos en la cultura de la duda, de la perplejidad. Y eso sin contar las “irregularidades legales”, los abusos conocidos, las prebendas permitidas, las rentas políticas vitalicias, los cargos y sueldos digitales y a capricho. Con todo ello se podría llenar todo un tratado, elaborar una tesis voluminosa. Se podría decir que el que no está imputado no es nadie, al igual que el que no sale en televisión. La imputación como prestigio social y de riqueza. El engaño como uso y costumbre. El que no está imputado es porque es pobre o es simplemente o es un intelectual que va por otra vía de imputación.  Cada vez que mienten los políticos y su entorno, sube el nivel de indignación, pero ese subidón es temporal. Inmediatamente vuelve a un estado “normal”, si por normal entendemos un estado permanente de indignación y cabreo, asumido, como algo natural e inherente. O sea, la indignación no es el producto

Hemos picado de nuevo

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SI YO FUERA   P. IGLESIAS NO SÉ QUÉ HARÍA Tenía una mosca detrás de la oreja y no ha sido capaz de matarla, pero sabe que está ahí. También tiene un miedo atroz a los infiltrados, a los desestabilizadores y a los topos. No podrá deshacerse de ellos porque pululan a millones.  España es así, un país de pillos, de piratas y de oportunistas. Allá donde ven asomar a algo parecido a jauja o maná, allí se van raudos a codazo limpio entre ellos, a zancadillas para ver si llega uno antes que otro. Allá donde ven asomar oportunidad, allá donde ven que parece cortoplacismo, el inmediato, el ya, allí están los españolitos de a pie cabalgando encima de la montura del oportunismo. Aprovechando cualquier atisbo de poder, cualquier asomo de ganar para acercarse sin cautela alguna, al galope y   empujones. Se le iban a colar infiltrados, topos, zorros y comadrejas. Los oportunistas aspirantes a sillón de concejalías, de alcaldías o de diputados o senadores. Se les iban a colar los asp

Menuda bufonada.

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NUEVAS MEDICIONES DE MEZQUINDAD El nivel de mezquindad que estamos alcanzando, tiene nuevas mediciones. Se precisan sistemas de cotejo mucho más precisos para poder descubrir el nivel en el que estamos. ¿Cómo podemos tragar con el paripé que se montaron   con Rato en el PP? Teatro infumable, escenario inmundo, pasarela escatológica, escaparate fantasmagórico…. “Pido que se me retire, temporalmente, la militancia”. Menuda bufonada. Si fueran serios, coherentes y tuvieran el suficiente sentido de la decencia, la responsabilidad y la educación exigibles, Rato, y algunos más, estarían fuera del partido. Es más, estarían sometidos a una investigación parlamentaria en igualdad de condiciones decisorias con el fin de evitar predominancias partidistas y partidarias, con el fin de alcanzar el máximo nivel de imparcialidad y con objeto de poner al listón de la democracia en donde corresponde. De esa comisión de investigación saldrían las decisiones que se deberían tomar con gentuz